Doble filo parte tres

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Cero uno venía todas las mañanas a entrenarlo hasta que aprendió a dominar el ki, no era tan bueno como Cero uno, pero era bastante hábil para ser alguien que llevaba un mes de entrenamiento. Durante la noche Cero uno lo llevo a un castillo, en donde se encontró con otras personas enmascaradas según su guardián se le otorgaría una máscara si él la ganaba, pero para eso tiene que ganar su número.

Su pelea fue contra dieciséis, al parecer dieciséis fue el protegido de cero cuatro cuando entró a la organización, ambos entraron a una arena de combate que tenía barrotes y púas en los bordes, dos entraban y solo uno salía, el otro moriría, Cero uno le dijo que allí no podía ayudarlo y que solo dependía de su habilidad.

Cuando sonó la campana dieciséis se lanzó a atacarlo, Vegetto esquivo el golpe por poco lanzándole un ataque de ki que envió rodando a Dieciséis, se levantó rápidamente mientras Vegetto lanzaba dos esferas de ki que volaron a su alrededor preparando su espada de ki, se lanzó a atacar a dieciséis, quien esquivo la primera esfera pero la segunda logro propinarle un golpe, retrocedió, solo para que Vegetto lograra cortar su hombro y parte de su pecho con su espada, dieciséis le mando un ataque de ki que le golpeo apenas su costado solo para lanzarse otra vez a atacarlo.

Eran los primeros minutos y Vegetto se encontraba dominando a su contrincante hasta que termino asesinándolo, respiro con agitación sintiendo la adrenalina correr por sus venas, no era la primera vez que asesinaba a alguien, como oficial de policía a veces tuvo que dispararles a criminales a matar. Pero sin dudas era la primera vez que se sintió tan cercano a ello, al atravesarlo con su espada de ki.

—Bienvenido al grupo, dieciséis. —Expreso un hombre que se encontraba sentado en una especie de trono de piedra —ahora eres uno de nosotros.

Vegetto camino hacia donde estaba número Cero quien le explico que él debía de hacer un juramento, de ahora en adelante sería uno más de las sombras, dieciséis no existe para él mundo, pero él sí, se le llamara cuando se le necesite y cumplirá todas sus misiones a cabalidad, aun si tenga que asesinar niños.

Se le entrego un libro con todas las normas del ellos y se le coloco un tatuaje con la marca de su organización, de alguna manera se sintió como estar traicionando a los suyos.

—Has sobrevivido, bien hecho. —le palmeo Cero uno. —vamos a tomar una cerveza.

—No lo creo, no me siento. . .

—No se hará más fácil princesita, y él no regresará, era su vida o la tuya, preferiblemente la tuya.

Frunció el ceño pensando en que de alguna manera cero uno tiene razón, aunque eso no lo hacía más fácil, lo que se sorprendió es que Cero uno le ofreció beber a él, pero no se tomó ni una gota de licor algo sobre; soy el conductor designado. Lo dejo tomar tranquilamente y después lo llevo a la casa, le dejo agua y una aspirina en la mesa de noche.

Ahora que pertenecía a la organización y tenía su propia mascara la mayoría se relajo enfrente de él, quitándose las suyas en momentos en donde se encontraban descansado, excepto cero uno, era el único que no quería mostrarle su cara.

Esa noche habían realizado una misión fue pequeña y no tuvo que involucrar cosas realmente malas, después catorce de quien se había hecho "amigo" estuvo conversando con él mientras bebían.

—¿Cero uno tiene un hijo? —comentó, pues él le había preguntado catorce respondió que sí, se volvió un revuelo cuando se enteraron de ello muchos quisieron aprovechar la debilidad de cero uno, aunque fue más inteligente manteniéndose oculto hasta que logro dar a luz en algún lugar. — ¿Es un omega?

—Sí, cero uno es omega. Aunque realmente no sabemos quién es el padre, algunos dicen que es cero, otro que es cero siete, cero dos, nadie sabe y cero uno mantiene muy bien cuidado a su cachorro, descuartizaría vivo a quien tratara de tocarlo, realmente no es alguien con quien te quieras meter. —respondió con el rubor por el alcohol pintando sus mejillas. —la única razón por la que no se han metido contigo es porque eres el protegido de cero uno.

Entendía que Cero uno era importante en la organización siendo el segundo más fuerte, aunque por lo que ha escuchado le tiene cariño a Cero y por lo tanto no ha querido que nadie lo lastime, ha visto pelear a Cero y a Cero uno, está seguro de que él ganaría. Ha querido comunicarse con los suyos, pero todavía es demasiado peligroso, aun esta en la mira de todos y no le permiten salir mucho, la granja en donde duerme, o los lugares que frecuenta donde siempre hay n miembro de la organización cerca.

Honestamente no sabe en lo que se ha metido, y esta hundido hasta el cuello.

Esa noche era una misión tranquila, la mayoría lo era ellos tenían la suficiente fuerza como para que no causaran mayor dificultad, el poder usar el ki era una habilidad bastante útil a su parecer, se preguntó; ¿Por qué en la policía no habían implementado un método como ese? Haría las cosas más fáciles.

Todos estaban de regreso cuando sintió un empujón que lo hizo caer al suelo iba a replicar cuando observo una espada de ki atravesar el hombro de cero uno, el causante cero cuatro. No se suponía que cero cuatro estuviera en la misión, hubo una lucha entre ambos y cero uno gano, pero cero cuatro usos varias veces el punto que había debilitado en cero uno abriendo la herida en más de una ocasión.

Regresaron a la organización con cero uno, herido y eso le hizo sentir terrible, sabe que es el protegido de cero uno, pero en ningún momento pensó que se pondría al filo de una espada por él. Estuvo en la enfermería hasta que cero uno salió.

—¿Qué ocurre princesita? ¿no sabes cómo regresar a casa?

—lo siento.

—¿uh?

—Te hirieron por mi culpa, lo siento.

—Descuida e recibido peores heridas que esa. —menciono —Así que tranquilo, venga te llevo a casa. —expreso teniéndole la mano. —

—¡pero fue mi culpa! ¡Estaba distraído con la guardia baja! ¡Y si cero cuatro te hubiera matado!

—entonces tú también estarías muerto porque él no iba a por mí, si no a por ti, no se iba a detener hasta acabar contigo. —contestó —Vamos princesita, levanta los ánimos ¿quieres? Estoy vivo es lo que importa.

—no soportaría el haber dejado a un cachorro sin su madre.

—ha, ya sabes que tengo un hijo. —Cero uno suspiro —Sinceramente nadie de aquí sabe mantener la boca cerrada mucho tiempo, mi cachorro está bien, no debes preocuparte por él y yo también.

Él aun no dejaba de sentirse mal por ello, Cero uno le dijo que se calmara y que todo estaría bien, lo que se entero después fue que nadie hace eso por sus protegidos, no se sacrifican o se meten en una pelean por ellos, al momento de enseñarles y tomar su número automáticamente pueden valerse por si mismos, pero Cero uno aun lo protege ¿por qué? No puede comprender su actuar.

Drabbles VegegogeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora