CAPITULO XVI

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Nuevamente la noticia corrió rápido por el pueblo, la sobrina de don Lorenzo había aparecido, todos se enteraron por la mañana cuando la llevaron a la clínica para revisar su herida, el doctor les informo que a pesar de las condiciones la herida no estaba infectada, “de algún modo la sangre coágulo y eso evitó que perdieras demasiada y las hierbas que usó la anciana Remedios tuvieron un efecto antibiótico, pero para que la herida sane más rápido y por completo tengo que coserla”, hasta ese momento todos pensaban que lo que había hecho chepe fue por coraje porque decidieron no pagar más, pero ahora, con él muerto, no tenían que preocuparse más por el secreto o la seguridad de Christian.
Don Julián recibió la noticia como un balde de agua fría, el imbécil borracho de chepe no había podido terminar con la escuincla esa y ahora tenía que hacer las cosas por su cuenta para separarla definitivamente de María Milagros, su maldita hija que no hacía más que traerle disgustos y vergüenza. “¿Por qué saliste de tu cuarto?, ¿así nomás de pronto ya te sentiste mejor?”, “si papá, pensé que usted quería…”, “lo que quiero es que no pongas un pie fuera de la finca, a menos que sea para ver a Guillermo y pedirle una disculpa”, “papá los niños de la escuela..., “te olvidas también de esa estupidez de la escuela, tú naciste para tener un marido y darle hijos, no para andar enseñado a escuincles que no son tuyos, esa tontería de la escuela solo sirve para que aprendan mañas y sabe que más perversiones, jamás debí dejarte ir a ti, dizque a estudiar, no quiero verte fuera de la finca María, más vale que obedezcas”, “usted no me puede obligar…, “no me levantes la voz escuincla y fíjate como me contestas, si quieres que te encierre lo voy a hacer”. Aunque María Milagros hubiera querido decir algo, el dolor de su mejilla se lo impidió, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero evitó derramar una sola, su padre siempre había sido violento e irracional, pero la actitud que tenía ahora parecía tener un motivo oculto, tuvo un raro presentimiento y corrió a su cuarto, durante esa semana y media no había utilizado su diario, pero tampoco recordaba haberlo visto, desesperada revolvió su cuarto, pero no lo encontró y fue a buscar a su madre esperando que ella lo hubiera tomado para guardarlo mejor, pero su madre tampoco lo había visto y eso la hizo temblar como una hoja, sintió un hueco formándose en su estómago y el aire le faltó de pronto, su madre la detuvo para que no cayera al suelo, “él lo tiene mamá, mi papá ya lo sabe”
Por la tarde María Milagros intentaba inútilmente recobrar la calma, su madre le había pedido reconsiderar su situación, “por algo pasan las cosas mija, a lo mejor tu destino no es irte con esa muchacha, si tu papá ya sabe lo que pasó entre ustedes jamás va a dejar que la vuelvas a ver, preferiría verte muerta antes que causándole tal vergüenza”, “pues yo prefiero estar muerta antes que soportar la vida que él quiere imponerme, a mí también me causa vergüenza ser hija de él”, mientras pensaba en una forma para avisarle a Christian, una voz grave y firme a su espalda la sorprendió y asustó un poco, Guillermo se disculpó y enseguida preguntó si se encontraba mejor, ella contestó afirmativamente. “Su padre me comentó que quizá ese tipo le había hecho algo grave”, “se a lo que se refiere, pero no fue así, a mi padre le preocupa no poder venderme a un buen precio, más que mi salud”, Guillermo vio la impotencia y la furia en los ojos de María, no cabía duda que sentía un odio o rencor profundo contra su padre, muy parecido al que sentía él. “Usted es lo único que le queda para recuperar un poco de su grandeza, ¿por qué no se va de aquí María?”, “por tonta o por cobarde, no tengo los medios suficientes y no me atrevería a dejar a mi madre sola con él”, “si usted quiere yo podría…”, “le agradezco su preocupación Guillermo, pero no voy a casarme con usted queriendo a alguien más”, Guillermo se sintió un poco molesto y ofendido, pero trato de comprenderla. "Me ofende su pensamiento, no me refería a eso María, hablaba de ayudarla de otra forma que usted necesite", "discúlpeme Guillermo, el enojo con mi padre me hace hablar de más, pero ¿qué interés tendría usted en ayudarme?", "al principio pensé que usted era igual a su padre, pero con lo poco que la he conocido me he dado cuenta que usted es una buena mujer y no merece ser una víctima más de su padre", "¿una víctima más, a qué se refiere?", " a su madre, como usted lo acaba de insinuar", su respuesta aún dejó dudas en María, pero lo que más le importaba era que él quizá si estaba dispuesto a ayudarla, enseguida le contó que don Lorenzo y su familia ya estaban intentando ayudarla, pero por los acontecimientos habían detenido todo y ahora no podía ponerse en contacto con ellos porque su padre le impedía salir, escribió una carta y le pidió que la llevara al rancho de don Lorenzo, Guillermo aceptó y le prometió regresar cuando tuviera una respuesta.

“Querida Christian:
Desde tu desaparición no hubo un solo día que no rezara para que regresarás con bien, después de ver lo que te hizo chepe tenía mucho miedo de perderte para siempre, pero jamás perdí la esperanza, finalmente dios escuchó mis oraciones y por eso espero que te encuentres bien y recuperándote, creo que mi padre encontró mi diario y con seguridad ya sabe de nosotras, me ha prohibido salir de la finca y regresar a la escuela, te ruego tengas paciencia y no olvides que te extraño y te amo con el alma, Guillermo se ofreció a ayudarme desinteresadamente, creo que es un buen hombre, también sincero. Cuando leas esta carta por favor no te preocupes, pero evita salir del rancho y si es necesario no lo hagas sola, yo buscaré la forma para escapar y largarnos de aquí lo más pronto posible, pero espera a tener noticias mías, anhelo con todas mis fuerzas que llegue el día en que vuelva a verte, que pueda abrazarte, besarte y sentir tus caricias que curan todos mis males y preocupaciones, no te desesperes amor mío porque nada me va a impedir llegar a ti y no alejarme nunca más. Te amo inmensamente en esta vida y en las miles por venir.
Por siempre tuya: María Milagros.”

Christian lloró desconsolada al leer la carta de María Milagros, la impotencia dolía mucho más que la herida, pero tenía que hacer lo que su amada le pedía, debía ser fuerte y paciente, cuando logró recuperarse salió del cuarto y anunció a su familia que los planes para irse con María Milagros seguían en pie, al contarles el motivo todos fueron presa de un temor y preocupación mayor a cuando chepe los chantajeo, cualquiera que conociera a don Julián sabía lo orgulloso, machista e indolente que solía ser, no querían ni imaginar lo que sería capaz de hacer al ver en riesgo su honor y apellido, pero Christian estaba decidida y la apoyarían, además si en verdad don Julián ya sabía todo, dejar a María y a su madre con él, sería una condena para ellas.

Huir o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora