CAPÍTULO III

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Apenas salió el camión del pueblo una gran cantidad de mensajes llegaron a su celular, en ese par de días Christian no había tenido un espacio en la mente para pensar seriamente en sus amigos y en cómo tomarían ellos la nueva noticia, Christian siempre había tenido el apoyo incondicional de sus amigos en los buenos y peores momentos y aunque el tiempo pasa rápido un año lejos de ellos no era algo fácil de asimilar.
Al día siguiente de su regreso, en cuanto se puso de pie y se recuperó del cansancio del viaje Christian llamó a sus tres mejores amigos y quedaron para verse más tarde, se reunieron en una plaza comercial, Paula, Patricio y Damián. "Diantres un año en un lugar incivilizado y en medio de la selva", las risas no se hicieron esperar al escuchar a Patricio, "Pato no exageres, solo es un pueblito algo lejos de aquí", "Como sea es un año sin ver a Chris y será difícil", Damián que había escuchado en silencio por fin decidió opinar para calmar los ánimos, "Podríamos ir de visita en las vacaciones", "Se los agradecería mucho chicos, en serio", "¿Entonces es una decisión definitiva Christian?", Christian asintió afirmativamente ante el desaliento de sus amigos, "¿Que pasará con la universidad?", "Quedará pospuesta", "Genial entonces nosotros también vamos a posponerla", Christian sonrió y rápidamente se expuso en contra de esa loca idea de Patricio, "¿Cuándo se van?", "El próximo sábado", "Bien tenemos casi una semana para despedirnos, propongo cine el miércoles", "Y yo noche de bar el viernes", "Pizza y videojuegos el Jueves", Christian los invito a comer a su casa para el día siguiente y con eso su semana ya estaba ocupada.
La comida fue un éxito, Christian le ayudó a su madre a prepararla y al terminar de comer salieron a andar en bicicleta por un rato, aunque aún no sabía con seguridad lo que pasaría Christian les platico de María Milagros y de lo mucho que le había gustado e impresionado, entonces como era obvio sus amigos le preguntaron por Ximena, "Supongo que como ella yo también debo seguir con mi vida", pero eso no aclaraba si aún sentía algo por ella, habían pasado casi seis meses desde su ruptura que a Christian le había afectado terriblemente, después de casi dos años de relación un día de pronto Ximena decidió terminar después de engañarla con su vecino, le había llorado un mes entero y aunque ahora parecía estar superándolo sus amigos pensaban que aún no era tiempo suficiente. En un abrir y cerrar de ojos llegó el viernes y los chicos tuvieron que disfrutar su último día juntos, desde muy temprano decidieron ir a nadar y finalmente por la noche salieron a un bar, la idea de Patricio era embriagarse y embriagar a Christian pero no todos estaban muy de acuerdo con él, "vamos lo peor que puede pasar es que mañana no te levantes para tomar el autobús", "no, lo peor es que mamá va a levantarme aún en estado de ebriedad y a obligarme a subir a ese autobús", "Valdría la pena, después de esta va a pasar un año para la siguiente parranda juntos", la noche parecía tranquila y después de un par de tragos los cuatro estaban más animados, las bromas y risas no paraban y nadie noto que eran observados desde una esquina del bar hasta que de pronto fueron interrumpidos, Christian sintió como si una cubeta con agua fría le cayera encima, "Hola Chris, espero no molestar o incomodar pero no pude evitar acercarme a saludarlos", con el corazón aturdido y latiendo frenéticamente Christian contesto cortante pero cordialmente, "Hace un par de meses ya desde la última vez que te vi y me da gusto que estés bien", después de agradecerle Christian la vio fijamente a los ojos y Ximena evitó su mirada rápidamente, en ese momento el nerviosísimo y el loco latir del corazón desaparecieron y Christian le sonrió sinceramente, "Los dejo seguir divirtiéndose y cuídate mucho, espero poder saludarte en otra ocasión pronto", "Claro, igual tu cuídate", cuando Ximena ya se había alejado lo suficiente Christian suspiro con alivio entre abrazos y palabras alentadoras de sus amigos para continuar así su alegre y sanadora convivencia.
El autobús salía a las 10:30 horas y aunque la convivencia se había extendido hasta entrada la madrugada no habían molestias de resaca por lo que Christian y su mamá llegaron puntuales, sus amigos fueron a la terminal y entre lágrimas, abrazos y promesas se dieron un último adiós, cuando el autobús arrancó pudo verlos a través del cristal agitando los brazos y gritando palabras que no pudo o quizá no quiso escuchar, al dar la vuelta finalmente los perdió de vista y suspirando recargo la cabeza en el asiento, cerró los ojos y trato de imaginar que todo resultaría bien, o mejor aún, maravillosamente.

Huir o morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora