Don Julián como cada mañana recorría sus cafetales, bajó de su caballo para revisar unas matas de cerca, toda esa cosecha ya la tenía comprometida por unas deudas, aunque mantenía sus esperanzas con Guillermo la impaciencia comenzaba a dominarlo, sumido en sus pensamientos no advirtió la presencia del hombre hasta que tocó su hombro, don Julián se dio la vuelta rápidamente y sacó su pistola, chepe se puso de rodillas y levantó las manos, “soy yo patroncito”, “¿Cómo te atreves a aparecerte maldito infeliz, después de lo que hiciste?”, "solo hice lo que me pidió el patrón”, “yo no te mande a violar a mi hija desgraciado”, “no patrón, yo no toque a la niña, no soy tan menso para meterme con lo de usted”, “la encontraron con la ropa rasgada e inconsciente”, “tuve que pegarle pa´ que se calmara y le rompí la ropa para despistar, pero le juro que no la toque”, “más te vale que digas la verdad o te juro que te mato infeliz, ¿Qué demonios quieres?”, “lo que acordamos patrón, yo hice lo que me mando y quiero mi paga”, “no pienso darte ni un centavo y déjame en paz, si no quieres terminar igual que esa desgraciada escuincla”, chepe apenas termino de escuchar y se lanzó sobre don Julián, él no lo esperaba y fue fácilmente desarmado y dominado, “¿qué estás haciendo borracho infeliz?”, “no se espante patrón, yo nada más quiero mi dinero y usted quedo muy formal de pagarme, no le conviene que todo el pueblo se entere de lo que hacía su hija con la fuereña y de lo que usted me mando a hacerles”, ¿Cómo te atreves a amenazarme desgraciado?, nadie va a creer en la palabra de un vago borracho”, “tal vez no todos patrón, mejor deme mi dinero y no me vuelve a ver en el pueblo”, “espérame dentro de dos días al caer la noche en el río, junto al árbol de Guanacaste”, chepe soltó a don Julián y se puso de pie, le ofreció ayuda para levantarse, pero fue rechazado y se marchó enseguida llevándose el revólver, don Julián muy enojado subió a su caballo y regresó a su rancho. Dos días después chepe llegó puntual a la cita y no tuvo que esperar mucho, una bala entró por su espalda atravesándole el corazón, don Julián escondido entre el monte y armado con una escopeta había preferido quitarle la vida antes que pagarle, lo encontraron a la mañana siguiente, tirado boca abajo sobre un charco de sangre, la noticia corrió por el pueblo y nadie lloró la muerte, sino más bien se respiró un aire de alivio general.
Pasaron dos días más antes de que Christian pudiera regresar a casa, dos días en el que la niña, que dijo llamarse Jacinta, le contó que su abuela la había encontrado inconsciente en el río cayendo la noche cuando terminaba de lavar, con mucho esfuerzo logró sacarla y se la llevó a la cueva donde vivían, le curó la herida y le dio remedios para resucitarla, le oraron a todos sus ancestros y santos hasta que fueron escuchadas al quinto día cuando Christian había despertado la primera vez, la anciana decía que un espíritu muy fuerte cuidaba de Christian y le había ayudado a regresar a la vida, Christian pensó con seguridad que se trataba de su padre. Jacinta también le contó que siempre había vivido con su abuela y que no conocía a sus padres, su abuela únicamente le contó que había logrado salvarle de un hombre muy malo, pero su mamá y su hermanito no habían tenido la misma suerte, Christian recordó de pronto el rostro aterrorizado de la anciana al escuchar el nombre de chepe, recordó también la historia que le conto Azucena y entonces todo cobró sentido, de verdad chepe era el diablo y la anciana escondía y cuidaba de él a su propia hija. Jacinta nunca había ido a la escuela, su abuela hablaba poco español, aunque no le gustaba, y le había enseñado a ella, pero a sus 12 años no había visto, ni conocido nada fuera de aquella cueva, en Christian nació mucha empatía hacia ellas y se prometió que cuando regresara a casa haría todo por ayudarlas y cuidarlas como lo habían hecho con ella. Al décimo día Christian se preparó para marcharse de aquella cueva, no sin antes prometerle a Jacinta que se volverían a ver, ambas sonrieron con un poco de nostalgia, al dar la vuelta y emprender camino Christian dejó escapar un suspiro, había dejado en ese lugar algo más que pesadillas y desvaríos.
A su llegada al rancho de sus tíos todo fue risas y alegría, la abrazaron y consintieron todo el tiempo, ella les contó todo lo sucedido la noche de su desaparición, pero tras la muerte de chepe parecía que ya no había nada que temer, aunque estaba feliz de haber regresado aún se sentía adolorida y cansada, por lo que decidió acostarse temprano, el interés más grande de Christian ahora era avisar y ver a María Milagros, de eso se encargó Azucena al día siguiente.

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Huir o morir
AventuraChristian y Maria Milagros están enamoradas, pero el padre de la segunda jamás aceptará esa relación, cuando ya no pueden amarse a escondidas en el pueblo la única opción es huir, pero sí sus planes son descubiertos el final más posible es la muerte...