10. Pinceles: Part 2

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Con un timing espectacular, Shadoune y Spreen regresaron justo a tiempo. Y aprovechándose de que la pintura en sus prendas seguía fresca, Missa y Quackity corrieron a recibirlos con un abrazo. Missa se colgó de Shadoune, envolviendo sus brazos llenos de pintura en el cuello expuesto del menor. Quackity hizo lo mismo, pero con su dedo índice aprovechó para pintar una carita feliz en la mejilla del híbrido oso. Confundidos con lo que estaba pasando, sin palabras, manos ocupadas sosteniendo a los dos, lentamente llegaron al centro de la sala.

Ahí una escena hermosa, pero desordenada los recibió. Un lindo mural pintaba la pared donde usualmente reposaba el sofá, rápidamente se podía distinguir quién hizo qué, pero eso no le quitaba lo bello que se veía.

Pero el entorno era otra cosa, pintura derramada por todo el piso, botes vacíos, pinceles limpios, un bote con agua gris, y tela manchada de mil colores decoraban el corto espacio frente la pared. Sentía que se quedaron una eternidad procesando lo que estaban viendo.

"¿Les gusta?" - Susurró Missa, un toque de timidez coloreaba sus palabras.

"Tardamos todo el día pintando, sorpresa" - Agregó Quackity, voz igual de callada y nerviosa.

"Oh Missa, Quackity, es hermoso, precioso, lindo, no hay palabras que puedan describir lo bonito que se ve" - Contestó Shadoune, su voz llena de asombro y admiración por la obra.

"Está re bueno el dibujo, me gusta" - Añadió con una sonrisa Spreen.

"Estoy de acuerdo, y yo digo que cómo agradecimiento al gran esfuerzo que hicieron, nos ayuden a limpiar este desorden" - De la nada agregó Rubius, poniendo un brazo en el hombro de cada uno, les pego un leve susto.

Al verlo quedaron estupefactos, era fácil ignorar la pintura que tenían Missa y Quackity, ¿pero Rubius? Parecía que se había revolcado en la pintura.

"Rubius, te quiero pero suéltame que me estás manchando la ropa" - Contestó Spreen con un tono quejumbroso.

"Aw, si fuera tu mirara bien a quien estoy cargando" - Al mismo tiempo que lo abrazo por la espalda, transfiriendo la pintura, Quackity se separó con una risa maniática, revelandole a Spreen cuánta pintura tenía de verdad, y que arruinada quedó su ropa.

"Vale vale, les ayudaré a limpiar" - Con una risa en sus palabras, mientras a Spreen se le reiniciaba el sistema, soltó a Missa para ponerse manos a la obra. No le importaba la pintura que ahora llenaba sus prendas.

Regresando al presente, Spreen se acercó al desorden, pero al ver al menor por completo se congeló. Se mordió la lengua, y respiró profundo lentamente. Tenía sentido que nadie se diera cuenta, pero él lo notó, sabía sus alas de memoria.

Sin ninguna palabra, completamente estoico, agarró la mano del menor y lo jaló hasta el sofá, donde lo forzó a sentarse. Quackity lo veía con la boca medio abierta, no entendía el comportamiento del híbrido oso.

Preocupados los demás se pararon detrás de Spreen, quién se hincó frente al menor.

"Quackity, sabiendo que ibas a pintar, ¿porque tus alas están libres?" - Con una mirada firme y voz que contenía enojo, lo hizo estremecerse levemente.

"Yo.... tu dijiste... es que.... e-estoy adentro" - Tarareo el menor, su voz perdía fuerza con cada palabra y su mirada se enfocaba en el sofá.

"Quackity, qué carajos estabas pensando" - Su enojo fácilmente le hacía ignorar los nervios del híbrido pato.

"...estoy adentro-" - Débilmente intentó contestar, pero era obvio que Spreen no estaba preguntando.

"No seas un pelotudo, la concha de mi madre, en que mundo fue esto una buena idea" - Absurdas, se le hacían absolutamente absurdas las decisiones del menor. Pensaría que él, más que todos, estuviera al pendiente de sus alas. Pero otra vez demostraba que ese no era el caso.

El Consentido - Team Vacío LegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora