III

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Había pasado una semana desde que sus amigos arreglaron el dormitorio de su hija. Una semana en la que no pudo dormir bien y no debido a los videojuegos, sino a los llantos de su hija que lo despertaba por la madrugada y está noche no era la excepción.

Karl miró las manecillas del reloj en su cocina y estás indicaban las 2:30 de la madrugada. Apagó la estufa para servir la leche en el biberón, debía agradecer le a la esposa de Chris que le recomendó un banco de leche materna. Eso lo ayudó mucho, ya que no le gustaba darle fórmula desde muy temprana edad.

El llanto repentino de su hija lo asustó derramando leche caliente sobre su mano.

Quería gritar, maldecir y llorar.

-Mierda- murmuró.

Karl miró a su hija en el porta bebés que lloraba o más bien gritaba sin parar. No sabía cómo calmarla, no sabía porque lloraba, tal vez estaba sucia. Sintió su mano arder, recordándole porque Charlotte estaba así.

"Cierto, tiene hambre" se acercó al fregadero para calmar un poco el dolor con agua. Se miró en el reflejo de la ventana, sorprendiéndose al ver su aspecto, sus ojeras se volvían más oscuras, su cabello estaba despeinado y sin lavar, solo había llegado a verse así una vez, cuando sus "fans" le tiraban odio porque solo se pintó las uñas. Esa vez duró una semana sin comer bien, ahora la situación era completamente diferente. 

"Soy un desastre" pensó.

La bebé lloraba con más intensidad suplicando por la atención de su 'progenitor'.
Karl agitó el biberón y se puso unas gotas en la mano no quemada, para cerciorarse de que la leche no estuviera caliente, afortunadamente está ya estaba tibia.

Quitó los broches de seguridad del portabebé y tomó a su hija quien ahora lloraba menos. Se sentó en el suelo, acomodó a Charlotte y comenzó a darle su biberón.

El castaño suspiró de alivio al obtener silencio nuevamente. Miró a su hija que devoraba el contenido del recipiente.

-Realmente tenías mucha hambre- le habló obteniendo la atención completa de la pequeña.
-No mereces esto. No mereces que alguien como yo olvide aveces que tienes hambre- sintió sus lágrimas caer. Estaba emocionalmente destrozado.

-Mereces algo mejor Lottie, yo lo intento pero siento que no es suficiente. Tal vez algún día entienda como ser un buen padre y para ese entonces ya te habras ido a la universidad- la bebé miraba curiosa a su papá.

Cuando la leche se acabó, el castaño comenzó a darle palmaditas en la espalda para que pueda eructar.
-Lo siento, debo dejar de pensar en ello y esforzarme en darte lo mejor- Karl sonrió decidido. Pero el momento se "arruinó" cuando la bebé eructo soltando algo de leche.

El castaño miró su hombro sucio, la bebé sonrió traviesa y aplaudió. Karl amaba ver esa sonrisa.

-Me esforzaré para que seas muy feliz mi niña vomitona- le dió unos besos en la mejilla haciendo reír a su bebé.

Apesar del desastre en esa noche. Karl apreciaba cada momento al lado de su hija, es algo que no cambiaría por nada del mundo.

¿Estaba cansado física y emocionalmente?
Si, lo estaba.
¿Sus fans lo recibieron bien cuándo anunció sobre ser padre?
Solo habían pocas personas que lo entendían y lo apoyaban, mientras que la mayoría lo odiaba por abandonar a una mujer embarazada, siendo que eso nunca pasó.

La gente hoy en día se inventa lo que quiere oír. Fue lo que Jimmy le dijo al enterarse de los rumores que crearon.

Era cierto, pero eso poco le importaba ahora. Tenía otras cosas por las cuales preocuparse, que por un montón de personas que no tienen vida propia.

Mí Bendición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora