Epílogo

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El reloj indicaba las 1:30 de la tarde y ella aún no llegaba.

Dejó de ver el reloj y cruzó los brazos sobre la ventana de la sala para mirar carros, personas, perros.

Pero no la veía a ella.

Infló las mejillas y se dejó caer sobre sus brazos, esperar a que ella llegué le parecía eterno.

Por otro lado un castaño terminaba de ordenar la cocina mientras veía con una amplia sonrisa a su pequeña hija esperar el momento indicado para salir corriendo a la calle.

De repente unos brazos envolvieron su cuerpo y unos suaves labios depositaban pequeños besos en su cuello dándole cosquillas.

Karl se giró para atrapar el rostro de su esposo para corresponderle el beso, al separarse, Jimmy le sonreía tan enamorado como si fuera la primera vez.
Este miró a la sala encontrándose con su hija que estaba pegada a la ventana esperando el autobús.

-¿Crees que se ponga triste cuando ella se vaya?- preguntó Jimmy sin dejar de ver a la pequeña.

-Probablemente llore por una semana y después reemplace ese sufrimiento por videojuegos- se encogió de hombros el castaño, a lo que Jimmy negó rotundamente.

-No dejaremos que se encierre en su cuarto a jugar videojuegos-

-¿Y por qué no?-

-Tiene diez años, a esa edad debe estar jugando con los demás niños del barrio-

-No tiene nada de malo que juegue un rato aunque sea conmigo- Jimmy negó nuevamente causando que Karl se cruce de brazos.

-La llevaré a jugar basket o a patinar. Pero no quiero que se la pase encerrada todo el día, contra apenas y logro sacarte a ti-

-¿No te gusta estar dentro de casa todo el día, pero si dentro de mi?- Karl se sonrojó fuertemente al darse cuenta de lo que había dicho.

-¿Qué?-

-¿Qué?-

Ambos se miraron por unos minutos y después Jimmy soltó una risa para después atrapar el cuerpo de su esposo y darle un beso en su frente.

-Es que eres cálido- respondió a su pregunta causando que el rostro de Karl intensifique su color.

La pequeña niña ajena a lo que estaba pasando a sus espaldas, se emocionó al ver el típico autobús escolar, por lo que se puso de pie y miró a sus padres con gran emoción.

-¡Ya llegó! ¡Ya llegó!- ambos padres solo pudieron ver cómo la azabache abría la puerta y salía corriendo con sus pies descalzos y sus brazos extendidos mientras gritaba.
-¡Charlotte!-

Por otro lado, la adolescente de 18 años sonrió ampliamente al ver a su pequeña hermanita correr hacia ella como de costumbre. Por lo que decidió correr para recibir a su hermana y al estar cerca quiso cargarla pero la gravedad las traicionó provocando que cayeran al pasto.

Tanto Karl como Jimmy miraban la escena con una sonrisa en sus rostros.

Charlotte trató de levantarse, pero obviamente su hermana no la dejaría ni siquiera intentarlo. Por lo que nuevamente cayó al suelo.

-¡Hanna!- pronunció entre risas.

-¿Por qué tardaste tanto?- preguntó la azabache.

-Trafico- respondió simplemente.

-Mentira, tu estabas con Osvaldo- la castaña se sonrojó ligeramente y ambas se sentaron en el pasto.

-Lo admito, estaba con él- Charlotte miró el pasto, ignorando la emoción en el rostro de su hermanita.

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