Gabriel había regresado a las 4:25 a.m, a nadie de allí le importaba si llegabas a altas horas de la madrugada. Lo que les importaba era saber que hiciste en ese lapso de tiempo que no regresabas. Así que retuvieron a Gabriel en un pequeño interrogatorio cuando apenas llegó.
—¿Donde estabas?— Preguntó un soldado de Tálon.
—Solo salí a caminar un poco.— contestó Reyes, odiaba estos "confesionarios" si se les puede decir. Ni que el fuera a traicionar a su jefe y a sus colegas.
—¿En serio? ¿Solo a caminar?
—Si, no veo el problema, John.
—El problema es que no me estás diciendo la verdad, Reyes. No querrás que le diga al jefe que me estás mintiendo, ¿o si?— Antes de que Gabriel pudiera decir algo, lo interrumpió su colega.
—O peor aún, no querrás que le diga que lo estás traicionado.
—¿Por qué estás tan obsesionado con esta mierda?— Miró a John con una mirada demandante y se cruzó de brazos.
—¿Es que no lo entiendes, Gabriel? Soy casi la mano derecha de Doomfist. Tengo que hacer las cosas bien. Y no me estás dejando.
—¿Sabes que Doomfist y Moira solo te usan, verdad?
—A ti también Gabriel, pero si queremos ser alguien y ganarnos la vida. Hay que hacerlo de la mejor posibilidad que tengamos. ¿No?
—Bien esta bien, fuí a un puto bar porque estaba aburrido. ¿Ahora puedo irme?
—¿Tanto te costaba decir eso? No me digas que estabas con alguien.— John río por lo bajo para no hacer tanto ruido.
—No, hoy no..— Gabriel se fue directo a su habitación después de esa innecesaria conversación con su compañero de trabajo. Por fin a dormir, después de una noche sin Jack...Los rayos de sol se filtraban por la ventana de la habitación de Gabriel, haciendo que este se despierte. Detestaba que la luz le de en toda la cara, lo irritaba. Se levantó para cerrar la persiana y librarse de los rayos molestos. Luego, se sentó en la cama y miró con detenimiento el suelo que lo sostenía. Hubo un llamado en unos parlantes que había en todas las habitaciones, comunicando que todos tenían que levantarse, ponerse sus trajes y acudir a la sala principal del tercer piso.
A lo que Gabriel se levanto y se arregló con sus prendas negras de siempre. Se hizo a si mismo una espesa sombra negra que salió por debajo de la puerta esquivando cada mueble, directo al ascensor. Al llegar se reconvirtió en el mismo, cobrando una postura dominante y entrando por el ascensor. Se encontró con Sombra y Widowmaker, Amélie se arreglaba el cabello como siempre, con su peinado alto y largo, mientras que sombra revisaba su celular con una expresión de aburrimiento. Reaper se acomodó en medio de ellas, no era un espacio ni tan pequeño ni tan grande, y un silencio incómodo abarcaba el lugar mientras subían al tercer piso.
—No puedo creer que se te haya escapado ese soldado, Gabriel.— dijo Amélie, terminando de atar su largo cabello.
Reyes volteó la mirada hacía ella con una cara de pocos amigos.
—¿Vas a seguir con eso?
—Por supuesto, a mi no se me habría escapado.— contestó Widow amargamente.
—Se supone que los tres debíamos vigilarlos, yo no soy el único responsable aquí— reclamó reaper, cruzandose de brazos. Mientras que Sombra se echo a reir. —¿Y de que te ríes tu? Esto también es tu culpa—. Reaper no paraba de ver los números que subían a la par del ascensor, ¿Por qué tardaba tanto de pasar de dos a tres? Luego de ese rápido pensamiento, la puerta ante ellos se abrió, revelando a tres personas en una pantalla dentro de la sala, los jefes. Gabriel pasa junto con las dos mujeres detrás de el, se paran frente a la gran pantalla y Amélie nota a una persona de sobra en la sala, Moira estaba ahi, la francesa le puso una mala cara, no se llevaban muy bien. —Reaper— dijo una voz, la voz de Doomfist.
—¿Si?— contestó Gabriel, sorprendido por el tono de su jefe.
—Nos enteramos que dejaste escapar al soldado que era nuestro boleto a grandes armas en escala.— dijo una voz femenina, lo que le siguió una sonrisa pícara de Moira, que estaba en una silla, sentada frente a los tres muchachos.
—Si..no entiendo como escapó...
—¿No estabas alerta? ¿No lo vigilabas? Cómo demonios escapó si según tu, estaba atado.
—No lo sé, señora..
—¿No sabes? Ugh, ahora mismo van a ir a la tercera base en Gibraltar a robar ya saben que, y de paso, Reaper ¿Por qué no traes al soldado de vuelta aquí, quieres?—.
Los tres afirmaron en voz alta, esperando la orden de retirada.
—Larguense— dijo una voz enojada y agresiva de un hombre, que no era Doomfist.
Los tres se retiraron de regreso al ascensor, las puertas se cerraron. Pero otra voz se oyó.
—Vigila a Reaper, Moira.— detalló la voz ahora sí de Doomfist.
—por supuesto..— contestó Moira con una sonrisa.
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La Noche Es Nuestra
RomanceUn soldado que extraña la diversión de salir de noche y un asesino que vive en la oscuridad se encuentran, ¿realmente son tan parecidos? ¿Qué pasaría si se encuentran fuera de su vida profesional? Historia romántica de Reaper y Soldier 76 por A. P...