Anónima 1: Bajo el anonimato.

5. "El examen de biología".

Punto de vista de Nicholas

El examen me fue muy bien, fui uno de los primeros en terminar, pero decidí controlar mis respuestas antes de entregarlo. Vi a varias personas mordiéndose las uñas o arreglando su pelo constantemente, lo cual quiere decir que estaban nerviosos.

Yo no estuve para nada así. Estudié con antelación y organicé mi tiempo para estudiar bien. Eso también significaba no distraerse, que es lo que creo que a todos les cuesta.

Yo simplemente desconecté todos los aparatos electrónicos e hice varias pausas para retener la información y descansar.

×××

No entiendo por qué hay personas que se ríen y molestan a otras. Me refiero a que si algo me pasa a mí, automáticamente alguien se acerca y hace lo que mencioné o dice algo sobre lo ocurrido.

Es extraño porque si a esas personas les pasa algo o hacen lo que sea, digno de burlarse, sus amigos y los que están cerca no dicen nada, o en todo caso solo se ríen un poco. Pero «nooo», si yo me sonrojo aunque sea solo un poco, alguien tiene que venir, reírse y contarle a todo el mundo lo que pasó.

Pero ni siquiera me comprendo a mi mismo: me sonrojo por una nota, ¡una nota!

Decía esto:

"No lo puedo creer, guardaste mi nota en un sobre que estaba en la puerta de tu casillero. En el sobre pude ver que decía «Notas de Anónima».

Atentamente,
Anónima."

Vaya, increíble, ¿cómo pude sonrojarme por algo así?

Es lindo recibir notas de una chica, pero no es algo que celebraré, estoy feliz y ya.

Pensando todo esto, me estaba alejando de mi casillero, llegando así hasta el patio de la institución. Doy una vuelta por ahí y al pasar por el bebedero, bebo un poco de agua (hoy olvidé mi termo en casa).

Me dirijo a la biblioteca con mi mochila -y las tareas que hacer dentro- para adelatar algunos trabajos.

-Hola, Mirtha -saludo a la bibliotecaria.

Ella es pelirroja, tiene ojos verdes y estatura mediana a baja. Es una persona muy agradable, todos en el colegio la quieren mucho porque siempre que necesitas ayuda, ella está ahí.

-¿Cómo estás, cariño? -ella llama a todo el mundo así.

-Bien, ¿y tú?

-De maravilla -hace una pausa-. Dime, cariño, ¿buscas algo en especial?

-No, no. Solo vine a hacer un trabajo.

-De acuerdo. Si neceitas algo, avísame, ¿sí?

-Claro que sí.

Me dispongo a hacer lo que tengo que entregar en unos días. Termino una de mis tareas pendientes y me dirijo a una de las computadoras para investigar algo de un trabajo.

La biblioteca está casi vacía: está un chico escuchando música en una de las computadoras cercanas a la puerta y estoy yo, averiguando cosas (en la computadora también) en una de las esquinas.

Después de un rato, el chico que estaba escuchando música se levanta y se va. Solo quedamos yo y Mirtha.

De repente, entra una chica corriendo y se acerca a Mirtha.

-Mi-Mirtha-tha -tartamuedea y solloza, se nota que está llorando.

-¿Qué te sucede, cariño? -le pregunta ella.