DINA LA TRAIDORA

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De todas las muchachas de su edad, Dina era la más bella, tocaba muy bien el piano y el violín, tenía muchos amigos que la querían y la admiraban. Cuando cumplió los dieciocho años se hizo más popular, tocando en una orquesta popular de la región. Dina había pasado gran parte de su juventud estudiando las artes, literatura y poesía, era una muchacha muy flamante, amaba los caballos, las mariposas y los colibríes. Una tarde ella había recibido una invitación para asistir a una ceremonia en un distrito que quedaba a tres horas de la ciudad, ella sin dudarlo acepto la invitación, se apresuró para ir a la radio municipal donde trabajaba su novio, un periodista de ojos negros preciosos llamado Amilcar.

Dina se arrellanó en un sillón de la radio, mientras atisbaba a su prometido; en una mesita cerca de ella sacó algunas hojas en las cuales estaban escritas algunas poesías y otras que estaban incompletas. Amilcar puso un tema radial titulado "Tu recuerdo" del grupo Aroma del Cusco.

—¿Te gusta? —Preguntó Amilcar, acariciando los brazos de su prometida.

—Nunca me dijiste que escribías poesía y componías música —ella contenta tomó su cartera y envolvió las hojas con una tela. —Quiero que estén conmigo.

—Era un secreto, planeaba decírtelo en uno de estos días.

—¿Estos días? —Mi madre dice que un esposo no debe ocultar nada a su esposa.

—Aún no nos hemos casado Dina.

—Pero lo haremos, ¿Verdad?

—Si me prometes que no serás una esposa amargada digo que sí, pero si estás enojona pediré el divorcio dos días después. —Observó como la sonrisa de Dina se desvió y empezaron a reír y a batallar entre sí con una guerra de cosquillas.

Quedaron tendidos en el piso, riendo a carcajadas, mientras las músicas seguían tocando. Amilcar se levantó y se sentó atrayendo la cabeza de Dina a sus piernas.

—Tus ojos son los más bellos, ¿Te lo han dicho?

—Siempre me lo dices Amilcar, pero, también a ti te lo dicen, eres el mejor periodista y el más guapo, todas mueren por estar contigo.

—¿Lo dices por celos?, ¿O es por molestar? —Amilcar sonrió irónicamente. En un momento hubo un silencio, Dina quiso decir algo, pero su prometido se lo impidió. —Estoy aprendiendo a componer música, después de la boda quiero dedicarme a la música.

—Aún faltan dos años, respondió Dina. —tengo una invitación para tocar en un distrito, está a tres horas de la ciudad, además quiero quedarme allí por un mes, tengo conocidos.

—¿Y me lo dices así?

—Ahh, ¿Cómo?

—¡No te importa mis sentimientos!, ¿Me dejarás? —No digas nada, sabes que quiero que tengas tu espacio, pero eso no significa que no te quiera —¡Usted señorita, prométeme que pensara en mí!

—Prometido, gran caballero. Nuevamente, los jovencitos empezaron a reír a carcajadas.

Al medio día Dina tomo un autobús para hacer el viaje al cual fue invitada, su prometido la acompañó y le entregó algunas casacas, ya que la jovencita odiaba abrigarse y solía enfermarse muy a menudo, antes de marcharse le pidió que comiese bien, que se cepillaba los dientes y se abrigase siempre. Dina estaba avergonzada por aquellas palabras de su prometido, pues parecía que los regaños de su papá no eran normales de su futuro esposo, en medio de sus pensamientos fue despertada por el chofer, quien le pidió que tomase su asiento.

A medio camino el chofer frenó y despertó a los pasajeros, quienes no entendían lo ocurrido, y cuchicheaban entre sí:

—¿Qué ocurre? —Preguntó Dina.

AMORES IMPOSIBLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora