Yo te esperaré.

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•○•No me gustó el principio skjdks perdón por eso U o U siento que quedó tan ñe que me da flojerita cambiarlo. Pues estoy disfrutando el paro de profesores mientras me como un Cheetos, nos leémos!♡•○•

-¿Vas a detenerte ahora?

El sólo miraba el arma en su mano, como las gotas de sudor causadas por el nerviosismo hacían que en cualquier momento se le cayera de las manos, ocasionando lo peor.

-No deberías hablarme así, estoy a punto de matarte. ¿Acaso no tienes miedo?

Una risa seca soltó el muchacho, el moreno no podía concebir por qué no acababa con él de una vez. Esto no era un juego.

-Pues parece que más miedo tienes tú.

Apuntó nuevamente a su frente y jaló el gatillo cuando cerró sus ojos. No escuchó ni una palabra del muchacho. Lanzó el arma lejos y se sentó al lado del cuerpo del chico, secó sus manos sobre sus pantalones y comenzó a llorar. ¿La razón? Ni idea... Pero dolía demasiado. El matar a un ser humano, siempre traía consigo miles de sentimientos y controversias. No podía responder el cómo sus compañeros podían matar fácil y rápido.

Debe ser porque soy un novato en esto...

Aún así, sus compañeros eran más jóvenes que él, haciendo de esto algo insólito de solo saberlo. Podría decirse que el chico más sádico era uno con una apariencia adorable. Rubio, bastante flaco y de actitud tierna a la hora de atraer a sus víctimas.

A su propia muerte.

M, cómo lo llamaban, era el segundo al mando del grupo.

Daba mucho miedo... En serio.

Se puso rápidamente de pie al escuchar su risa y el dueño de esta entrar a la oscura habitación, viendo como casi se cae al pisar un pequeño charco de sangre. Lo miró a los ojos y con una adorable sonrisa, tapó sus labios y soltó una risita.

-Ups, perdón, mi amor.

Tragué saliva del nerviosismo que me causaba, hice mis manos unos puños ya que no dejaban de temblar y le regalé una muy falsa sonrisa a mi jefe. Trataba a todos como novios, la verdad. Nos besaba en los labios, se hacía el tierno con todos y sí, tenía sexo con todos también. Menos conmigo, dice que no estoy listo ni lleno de odio aún. Esa frase logró helarme la sangre... Yo no quiero llenarme de odio, ni nada de eso... Ni acostarme con un hombre.

M, me abrazó por la cintura y me miró desde abajo, besó mi barbilla y mi cuello antes de volver a sonreírme angelicalmente... Lo que lo hacía aún más aterrador...

-Bien hecho, bebé. Sé que pronto añadirás más muertes a tu vida. Relajate...

Se acercó levemente a mi oído para susurrar lo último y con sus dientes mordisqueó mi oreja. Se alejó no sin antes dejar un rastro de besos húmedos y lametazos. Ah, y dejarme a punto de explotar. Estaba a punto de golpearlo. A punto de estrangularlo, si no fuera por los otros dos compañeros quienes nos miraban indiferentes.

-¡Muy bien! ¡Vamos a jugar!

A jugar... Sí el concepto de jugar que tenía M era asesinar y después traer sus cabezas para usarlas de pelota, estaba muy mal...

Super mal. El tipo estaba desquiciado.

Salió por la puerta dando saltitos infantiles y tomando las manos de los otros matones. Ellos lo seguían a todas partes... Por lo que no podía aliarme con ellos para escapar de esta secta de mierda... Me senté en el frío suelo y abracé mis piernas, queriendo desaparecer. Temiendo el no despertar en la mañana...

Cortitos pero bonitos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora