Profesor II

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No quería moverme de mi posición, todo esto podría tratarse de mi paranoica mente jugandome una mala pasada. ¿Cierto?
No creí que realmente un estudiante con una sonrisita traviesa, me causara tanto nerviosismo. Santa mierda, se acercaba cada vez más, y mi maldito escritorio me tapaba el paso para seguir retrocediendo.

-¡H-Hey, hey! ¡Detente ahí, Gaule!

Se detuvo, al igual que mi corazón que no paraba de latir como loco. Pero en su rostro permanecía su traviesa sonrisa, y para hacer más absurda la situación, puso sus manos tras su espalda mientras me seguía sonriendo.

-Realmente de cerca... Eres aún más guapo, Jaime.

¡¿Qué mierda se creía este weon?! ¡Y más encima se muerde el labio! Mi cara estaba roja, Gaule se acercó aún mas a mi. Llegando a rozar nuestras narices. No iba a dejar que un mocoso como este me intimidara.

-Mira Gaule, soy tu profesor y pienso que merezco el mínimo de respeto de tu parte. ¿Cómo se te ocurre escribir una... Asquerosidad así en una prueba?
Se notaba que quería lanzarse sobre mí o algo así. Además no paraba de mirar mis labios. Debo controlar la situación... Sí... Y controlarme a mí mismo.

-Oh, bueno. Es que no tenía goma para borrar eso, te pido una disculpa por... Eso. Pero dime...

Con su mano comenzó a frotar mi entrepierna a la vez que besaba mi cuello y se acercaba a mi oído.

-¿Es esto una asquerosidad? No lo creo... Porque veo que te está gustando.

Sentía mucha rabia, tanto que lo dejé boca arriba sobre el escritorio de madera, tomé su brazo dejandolo detras de su espalda, y le dije en el oído.

-Deja de hacer estas asquerosidades o le diré todo al director.

Justo cuando Gaule frotaba su trasero contra mi evidente erección, me dí cuenta del error que cometí.

-Parece que a tu amigo si le gustó lo que hice... Ngh...

No sé por qué no me moví ni un centrímetro de esa posición. El tenerlo sometido me hacía sentir poderoso, al igual que al dar mis clases. Sonreí de lado, jugaría un rato con él. Solo para torturarlo y para dejarle en claro que jamás haría asquerosidades de este tipo.

-Y a ti... ¿Te gusta esto?

Comencé a moverme lentamente contra su trasero, Gaule soltaba unos gemidos que hacían que me calentara aún más. ¿En serio estoy...

-S-Sí... Justo... Ahí, oh... Mh, Jaime.

Mi parte racional no pudo detenerme cuando lo voltee hacia mí y me lancé a besarlo con desesperación, la mía igualaba la suya. Desabroché su pantalón y procedí a masturbarlo de una vez. Besaba su cuello, y con la otra mano pellizcaba uno de sus pezones. Me encantaba el como gemía, sentía qué se aferraba con mucha fuerza a mi camisa, estaba a punto de... Justo cuando llegó al orgasmo, callé su gemido con un beso apasionado. Lo miré mientras seguía acariciando su miembro, mordí mi labio. Su rostro estaba sudado y sonrojado... Mierda...

-J-Jaime, hazlo ya...

Seguía moviendo mi mano en su miembro, veía como su cuerpo tenía leves espasmos, y lamí uno de mis dedos antes de preguntarle.

-¿Hacer... Qué?

Frunció el ceño de una manera adorable, volví a besarlo. Es que solamente no me podía detener. Hasta que escuché como unas voces muy conocidas para mí se aproximaban a la puerta. Con rápidez hice que Gaule se escondiera debajo de mi escritorio, me senté y rápidamente acomodé mis ropas. Entraron mis colegas hablando animadamente mientras yo fingía leer unas pruebas.

Cortitos pero bonitos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora