Podría haber mentido.

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Tapé mis ojos, aquellos que sin duda alguna no podían soportar ver algo así.

Un gesto sumamente infantil que desde niño acostumbraba hacer, era tan efectivo.

Era.

Por mi apariencia... Muchos creerían que, realmente soy el tipo más rudo de todos... No es así.

Y sí, estoy triste. Y sí, es por amor.
Aunque le ponga tapujos a todo mi ser, mi corazón sigue atento a todo.

La botella de ron no quiere acabarse, como mi maldito amor por ti. Aunque ya no lo hay, sólo te odio.

Y recuerdo... Y recuerdo. Cada momento, cada segundo. Cortan mi alma en dos, tus malditos recuerdos.

No dejaba que nadie tocara mi cabello. O si quiera me tocara.
Mierda, sólo eras tu.
Ahora estoy cayendo, cayendo al vacío. Y en realidad no me importa.

-¿Estás bien?

Un preocupado moreno fué lo primero que vislumbró al abrir sus pesados párpados, de inmediato le dió la espalda.

Escuchó un suspiro cansado de su parte, como un padre tratando con el "hijo problema de la familia".

-Si no quieres verme, está bien. Pero al menos come algo...

No se movió de su posición, se quedó aún más de piedra al sentir como pasaba sus manos por su ancha espalda, eran tímidas caricias entrecortadas por el nerviosismo.

No...

Bruscamente se movió para quitar su mano. Sentía que cada vez se iba convirtiendo más en alguien sin corazón. Aunque no necesitaba su estúpido y pisoteado corazón. Pisoteado por el mismo sujeto que lo acababa de tocar.

-Edgar, por favor... Yo--

Abrí mis ojos de golpe y me senté en la cama que hizo un ruido extraño. La verdad era que esa cama era muy pequeña e incómoda, puse un brazo sobre una de mis rodillas flectadas y lo mire entre la selva de rizos que tapaban mi visión. Aún así, podía verlo perfectamente. Hice un gesto de silencio, y le sonreí de lado. Estaba furioso... No quería que pusiera malditas excusas y que lo dejara aún más por el suelo. Era tan obvio lo que sentía por él... Que llegó al extremo de decírselo.

No le había hablado desde que lo encontró, en un grave estado... Decía que mi voz era muy grave y profunda, y que le daba miedo. No le hablé más desde entonces, por lo que... Tuve que demostrarle todo mi... Aprecio, en acciones. Sí, de todo tipo. Sí, lo hicimos. Muchas veces. Lo besaba, millones de veces. Me abrazaba, me besaba... Me besaba... Me...

¿Entonces por qué? ¿Qué más quería de mí?

No me dió tiempo de reaccionar, pero ya estaba llorando cuando lo descubrí, golpée con ímpetu la pared de su habitación, un nuevo agujero que reparar. Me sangraban los nudillos, pero no sentía dolor. Supongo que el dolor emocional es más fuerte...
Lo miré de reojo, se estaba acercando. Tenía las mejillas empapadas de lágrimas, me puse frente a él, y... Quizás esto ha sido lo más difícil que hice en toda mi asquerosa vida. Lo miré directo a los ojos, haciendo una fuerza sobrehumana para no tenerlo en mis brazos, negué con mi cabeza. Abrió mucho los ojos y sus lágrimas incrementaron. Tapé mis ojos, esperando desaparecer. ¿Por qué no lo hacía, por qué seguía oyendo sus sollozos? Nicolás...

-... Dije eso, porque tenía miedo de perderte. Quiero tenerte conmigo para siempre, pero los demás me lo impedirían, Edgar. No quiero esto para ti...

Volví a negar con la cabeza, no quería seguir viendo sus lágrimas. Volví a tapar mis ojos, volví a lo mismo...

-No me odies, por favor... Si quieres--

Tapó su boca con su antebrazo, soltando un extraño grito ahogado, creo que era... Un gran sollozo.

-Si quieres irte, estás en todo tu derecho, Edgar... Pero, perdóname. No me odies y te juro que seré el más feliz de la tierra... Por favor.

Miraba sus labios, miraba mi pecho y su constante palpitar. Dejandome llevar siempre por acciones e instintos, acaricié su mano, y mi ceño seguía fruncido. Mi mano subió hasta su barbilla y literalmente me lo comí de un solo beso apasionado. Sus manos yacían en mi pecho y cuando volvía a llorar, volvía a besarlo. En un momento en que sentía que iba a perder la cordura, lo aparté de mi cuerpo, cayendo de espaldas a la cama, viendóse tan frágil e indefenso. Mi mandíbula se tensó, y otras cosas también. Volví a negar con la cabeza en su dirección, pero antes de poder hacer algo, Nicolás ya se encontraba sobre mi, atrapando mi cuerpo con el suyo, con sus brazos y piernas a mi alrededor.

-Te amo.

Todo el aire se iba de mis pulmones, realmente sentía muchas cosas en ese momento... Cosas que no debería sentir en este lindo momento, cosas que... Él no se merece. Puedo sentirlo en su voz... ¿Por qué miente? ¿Por qué yo no puedo hacerlo?

-Podría haber mentido cuando dije que te amaba.

Solté de repente, dejandolo realmente sorprendido, con una expresión de dolor en su rostro y nuevas lágrimas en él. Solté un sonoro gruñido, ya que se estaba moviendo sobre mi y era bastante... Estimulante. Lo besé con total libertad y con evidente necesidad, pero antes de que me vuelva loco...

-Pero de verdad lo hago.

De alguna manera, ese beso fué agridulce... Soy tan tonto.

Tiene que haber algo, en mi manera de sentir... Que el no quiere sentir.
-I Could Have Lied, Red Hot Chili Peppers.

Cortitos pero bonitos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora