Lera, la vigilante de una gran roca.

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A Lera nunca se le había dado bien hacer amigos, y los pocos que había tenido no habían ido desapareciendo con el tiempo. Siempre había soñado con ayudar a los demás y caer bien a la gente, tener amigos, montones, eso y dejar de estar sola fueron los principales motivos para unirse a la brigada Arca. Pero la realidad era que, por mucho que hubiera idealizado su ingreso a la brigada Arca, aquello estaba muy lejos de lo que había imaginado. Por algún motivo, no había hecho buenas migas con sus compañeros de trabajo y su primera misión no había consistido en ayudar a nadie, solo en abatir a varios Pokémon indefensos hasta dejarlos para el arrastre y transportarlos a las cavernas del castigo, donde pasarían los próximos años comiendo hongos en una oscuridad casi absoluta.

Llegaron de noche, los cuatro Pokémon (eevee, grookey, scorbunny y el slurpuff) habían sido empujados al interior de la cueva, la cual sería tapada en unos momentos por una enorme roca para que nadie pudiera salir. El scorbunny y el grookey se abrazaron entre llantos, mientras que la eevee parecía tener una expresión de rabia. El Slurpuff parecía extrañamente tranquilo. Los multiples Arcanine que estiraban de la cuerda que mantenía levantada la roca, la soltaron y la gigantesca roca cayó tapando la entrada a la cueva. Solo había un pequeño agujero en la parte superior por la que entraría el aire.

Lera: Líder, ¿que es lo que han hecho esos pokemon?

Sebastian: Eso es irrelevante.

Lera: Está bien...

Sebastian: Lera, a partir de ahora te quedarás vigilando esta prisión junto a Derias y Sarya.

Lera: Señor, esa roca es imposible que se mueva...

Sebastian: Eso es irrelevante.

Lera: Pero, señor... *desvió la mirada hacia Max y se dio cuenta de que este la observaba atentamente, parecía preocupado* Señor, yo quisiera...

El líder le miró con mirada inquisitiva.

Sebastian: Un Arcanine de la brigada obedece, da igual que lo que quieras... Derias, Sarya y tú vigilaréis esto durante las noches.

Lera: Sí, señor... *agachó la cabeza y suspiró decepcionada una vez más*

Aquellos Arcanine llamados Derias y Zaryas chismorreaban algo a hurtadillas. Max le seguía mirando con expresión de preocupación.

Sebastian indicó a todos que abandonaran el lugar, salvo a los que encomendó la tediosa tarea de vigilar el lugar.

Antes de irse, Max se detuvo unos instantes...

Max: Ten cuidado con ellos, no son de fiar.

Lera: ¿Quienes?

Max: *señala a Derias y Zaryas* Ellos.

Lera: Que se atrevan a meterse conmigo...

Max: Sí, oye, solo ten cuidado... Trataré de sacarte de aquí en cuanto pueda. *dijo alejándose*

Lera: ¡Espera, Max! ¿Por qué me ayudas? Te traté fatal el otro día...

Max: Este lugar está corrupto hasta la médula, Lera, no le deseo esto a nadie, ni siquiera a tí.

Lera: Vaya, ni siquiera a mí.... gracias *dijo sarcástica* ¿Pero a que te refieres?

Max: Me tengo que ir, hablamos en otro momento.

Todos se fueron, quedando sola con aquellos dos que la observaban. Al ver sus rostros sintió un escalofrío. No podía creer que sintiera miedo de dos payasos.

Lera: Vosotros, ¿qué miráis, payasos?

Ambos Arcanine apartaron la mirada de ella y siguieron con lo suyo, Lera se rió nerviosa y se dijo que todo saldría bien, con ella nadie podía, así que se echó sobre la hierba cerca de la roca, trató de olvidar lo decepcionante que era aquel trabajo, definitivamente, no, no era lo que había esperado. Antes de darse cuenta, se durmió.

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