Capítulo 12

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Esta historia contiene escenas de sexo explícitas. Está calificada para +18

Se quedó dormida en casa de Frank. Pero durante la madrugada algo la despertó. Abrió los ojos y se incorporó. No oía nada, tal vez fue un sueño porque no escuchaba otra cosa que la respiración tranquila de Frank. Tenía frío, tal vez fue eso lo que la desveló. Tiró suavemente de la manta para taparse, a la vez que intentó no despertar a Frank, pero fue inútil. Le había despierto y la estaba mirando.

-Tengo frío

-Ven aquí -. Frank la abrazó y la besó. Su boca era cálida y dulce. Mónica estaba sorprendida de que un hombre tan mujeriego pudiera besar con tanta dulzura y a la vez de un modo tan apasionado y provocativo.

-¿Vas entrando en calor?

No respondió enseguida porque disfrutaba de la delicia de su beso y su proximidad.

-Creo que funciona, pero a lo mejor deberías seguir intentándolo.

Aquel lento y continuo ardor aumentaba más y más. Le colocó una pierna por encima de las suyas para atraerla más hacia sí. Seguía besándola profunda pero lentamente, en una exploración que los tenía a ambos en vilo.

Sus besos no eran espontáneos, eran deliberados, controlados.

Le acariciaba el muslo, las nalgas, subió por la espalda tratando aún de darle calor.

-Ya has entrado en calor - le dijo sin apartar los labios de los suyos -. ¿Quieres que pare?

En lugar de responderle, Mónica se le puso encima, a horcajadas. Estaba completamente desnuda y lo que notó fue un bulto duro sobre el que no pudo evitar restregarse. Con las manos en el cuello de Frank siguió besándolo, con frenesí, con ardiente pasión.

Gimió y él apretó suavemente sus pechos. Notó un hormigueo y los pezones se le endurecieron.

-¿Sabes qué va a pasar si no paras?

-Enséñamelo -. Le respondió en un susurro, provocándolo.

Con un gemido, la puso boca arriba y se situó entre sus piernas. Entonces notó la presión de su sexo empujando para entrar. Alzó las rodillas y juntó los tobillos sobre su espalda, tratando de tenerlo todavía más cerca.

-¡Enséñamelo!

La penetró. Fue como si la hubiera roto en mil pedazos y en cambio estuviera entera. Entonces Frank inició un movimiento de vaivén. Nunca había sentido nada tan explosivo. Una oleada de cálido placer le recorrió el cuerpo, desbordante, palpitante. Gritó cuando alcanzó el orgasmo. Se movió con él sin permitir que se apartara hasta que sintió que su cuerpo se tensaba y con un gruñido se vació completamente en su interior, llenándola por completo.

Se tumbó a su lado con el cuerpo sudoroso intentando recuperar el aliento. Una sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Mónica. Habían hecho el amor. Nada que ver con la tarde anterior. Sentía como poco a poco el semen salía lenta y cálidamente de su vagina y resbalaba entre sus muslos. Sentía el olor a sexo que la embriagaba. Estaba completamente satisfecha y se sentía llena. Le amaba, pero también amaba a John. ¿Era eso posible, estar enamorada de dos hombres a la vez?.

A la mañana siguiente se ducharon juntos, y Frank preparó un delicioso desayuno que subió a la azotea privada de su casa. Ahí desnudos disfrutaron del café y unas tostadas. Frank recogió los platos y tazas mirando los pechos tan hermosos de Mónica. Inmediatamente se sintió excitado y su verga fue creciendo a la altura justa de su boca. Ella lo miró lujuriosamente y se relamió los labios. Frank dejó los platos sobre la mesa y dejó que las manos de Mónica se apoderaran de su duro miembro.

Lo engulló en su húmeda y cálida boca succionando como queriendo exprimirlo. Chupó y lamió con verdadera avidez. Frank gemía de placer mientras entraba y salía de su boca.

-Espera, espera... o harás que me corra ahora mismo.

La cogió de la mano y la condujo hacia la cama. Ahí se tumbó e hizo que ella se tumbara sobre él para que su sexo fuera directamente sobre la cara de Frank que abrió la boca gustoso embriagado por ese sabor a salitre llenándola de saliva. Mientras ella subía y bajaba la cabeza sobre su polla intentando que entrara hasta la garganta. Bajaba más y lamía su culo, lamiendo en círculos lo que hacía gemir a Frank ruidosamente. Frank hacía lo mismo con el suyo. La abertura de su ano fue relajándose y Frank introducía su lengua en esa abertura haciéndola jadear. Mónica escupió en sus dedos e introdujo un dedo en el ano de Frank mientras chupaba su verga que se endureció de una manera insospechada. Mónica se movía en círculos sobre la boca de Frank, estaba próxima al orgasmo, iba a correrse. Frank movía sus caderas acompasadamente intentando clavarse más hondo en la boca de Mónica. El placer le llenaba las entrañas mientras la lengua de Frank entraba y salía de su sexo. Tenía la cara completamente empapada de sus jugos. Ella estalló en un intenso orgasmo que Frank succcionó hambriento lo que provocó que se corriera él también en la boca de Mónica mientras ella metía y sacaba un par de dedos del culo de Frank.

-Joder,... nunca pensé que me gustara el sexo anal -. Dijo Frank

-Mmmm,.... es delicioso. Ya lo ves.

-Me has enseñado algo nuevo.

-Bueno yo también he aprendido cosas nuevas contigo. Por ejemplo que soy multiorgásmica.

Mónica se había liberado sexualmente después de años en un matrimonio reprimido e insatisfactorio en el lecho conyugal. Le hubiera gustado tener ahora a John para que la siguiera follando.

Se estaba volviendo adicta al sexo, pero, ¿de verdad había algo mejor que el buen sexo?


Si les está gustando la historia no duden en regalarme una estrellita.

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⏰ Última actualización: Apr 08 ⏰

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