Capítulo 7

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— Vaya Ibrahim, se ve que Estambul te sienta bien

— ¿Tu crees Ibo? —dijo el visir recostado en la silla—

— Si, te ves bien —le miro—

Ibrahim sonrió, el estaba sencillo, con un bañador negro con líneas blancas, y un buen definido abdomen

Suleyman estaba caminado por la arena, tenía una buena figura el sultán.

Luego él, fue hacia el mar donde se dispuso nadar, él sultán nadaba increíblemente bien.

— Ibra, ¿donde conociste a Suleyman?

— Pues, desde que me tuve que despedir de Parga, porque me tomaron los otomano, conoci a Suleyman cuando el era un príncipe, allí toque el violín para él y como le gustó, bueno me pidió que fuera su amigo y esclavo, luego pasaron los años y luego bueno hasta que me pidió ser su novio y le acepte claro.

— Que lindo

— Si, papá le agrado demasiado y pregunto si Suleyman era de alguna galaxia extraña porque era perfecto y tan bien para mí.

— Vaya, mí padre ya tiene a su favorito

— Creo que si

— ¿A ti te agrada Suleyman hermano? —pregunto Ibrahim mientras miraba a Ibo—

— Si, es una buena persona y muy agradable, el te merece y merece el cielo sin dudas

Ibrahim sonrió aunque no estaba seguro de porque le pedía la aprobación a su hermano, todo esto era falso, en más de unas cuentas semanas les estaria contando a su familia por la ruptura. Pero por alguna razón, sintió un poco de orgullo de que su hermano aprobara la relación con su novio, en ese momento llamo la atención de Suleyman.

El sonrió y el paşa hizo lo mismo, levantando los dedos en un pequeño saludo, el asintió con la cabeza hacia el agua, pero el negó con la cabeza.

— ¡Anda Ibrahim ve al agua! —dijo su padre gritando mientras le sonría a su hijo—

— ¡Ay si!, ¡Ven Ibrahim! —grito Suleyman bromeando—

¡No! —grito él— Padre sigue pescando y tu Suleyman, sigue con tu nado. No quiero mojarme.

El cambio fue instantáneo. La sonrisa de Ibrahim se convirtió en una línea dura cuando la sonrisa de Suleyman creció. Él comenzó a caminar hacia él y él se puso de pie, retrocediendo unos pasos mientras Ibo y Yanos se reían.— Suleyman Sultan, no te atrevas.

—¿Qué no me atreva a qué?—Sus ojos brillaron e Ibrahim sintió un nudo de mariposas en el estómago mientras se acercaba.

— Hablo en serio, no lo hagas. Clavó los pies en la arena, pero fue inútil. Su oración terminó en un pequeño chillido cuando Suleyman le agarró, tirándolo sobre su hombro. Él sólo fue levemente consciente de que su estómago desnudo estaba presionado contra el hombro de Suleyman y su brazo estaba sujetando con fuerza la piel expuesta de su espalda. El agua helada captó la mayor parte de su atención. ¡Sül no!

Y ambos se metieron al agua, Ibrahim quiso negar pero cuando ya lo iba a hacer, era tarde.

Eres un idiota.—farfullo escupiendo agua salada.—

Suleyman soltó una risa, mientras sus manos iban a la cintura de Ibrahim. El no creía que lo hubiera escuchado antes. Trató de mirarlo, reprimiendo su sonrisa, esperando que al menos sus ojos parecieran amenazantes debajo de sus lentes.

—Me odias —refunfuñó, lanzando una mirada a su hermano, que también se reía.— Ibrahim noto a su padre que se estaba acercando a ellos.

Todo lo contrario, Ibrahim. —le guiñó un ojo. Dejó otro beso en la parte superior de su cabello. —Sabes que te ves un poco lindo cuando finges estar enojado conmigo.—

—Soy lindo todo el tiempo. —replicó el, ganándose otra risa baja de él. Su padre estaba ahora junto al agua, su padre estaba completamente concentrado en ellos. Ibrahim giró levemente la cabeza.—Sul, date prisa y bésame. Papá está mirando.

—¿Qué?

—Ahora.—Ibrahim estaba preparado para eso. Él pensó que sí. Un beso era un beso. Nada lo preparó para lo que Suleyman tenía que ofrecer.

Su boca se estrelló contra el, labios cálidos y suaves que se amoldaron a los de el como una pieza de rompecabezas. Le disparó algo a través de él; una descarga de electricidad que fue desde su columna hasta los dedos de los pies en el agua helada. Sus brazos se movieron impulsivamente hacia su cuello, mientras sus manos agarraron su cintura y la acercaban un poquito más.

Y luego se acabó. Suleyman se apartó primero, Ibrahim recordó de repente que su familia estaba a solo tres metros de distancia. Con la esperanza de que su rostro no se viera tan sonrojado como se sentía, tomó la mano de este, y comenzaron a moverse hacia la playa.— ¿Vamos a caminar?

Suleyman asintió y lo siguió. Ibrahim se sorprendió de que su padre no lo regañara por la demostración pública de afecto, pero tener a Suleyman a su lado parecía funcionar. En su mayor parte, parecía perderse la mayoría de los comentarios habituales de su padre.

𝗨𝗡𝗔 𝗦𝗘𝗠𝗔𝗡𝗔 | Ibrahim & Süleyman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora