Solo un beso

96 17 0
                                    

El sonido de Merlina entrando al agua hizo que todo el cuerpo de Enid se tensara, volteo levemente y vio a la pelinegra sumergirse lentamente en el agua – su cara enrojeció irremediablemente cuando volvió a observar a Merlina complemente expuesta – trato de disimular su nerviosismo observando hacia el lado contrario, y tratando de cubrirse contra la pared de la gran tina.

Merlina la observo desde el otro extremo de la tina, ambas se habían visto y nada había quedado a la imaginación, suspiro por lo bajo pensando en que hacer mientras trataba de dejar de pensar en el cuerpo de Enid –sin duda era linda- pero aquello solo hizo que una emoción extraña surgiera dentro de ella.

Ambos cuerpos desnudos bajo el agua se sentían desprotegidos y vulnerables ante la presencia de la otra; sin duda su madre había cruzado una raya, aunque estaba aliviada de que Enid no parecía saber los planes de su madre.

-Yo mirare si tu miras-

Las palabras, rebotaron en las paredes del cuarto del baño hasta llegar a los oídos de Enid, ella volteo para mirar de frente el origen de aquellas palabras, la cabeza de Merlina era lo único que sobresalía del agua y la confusión de las palabras que acababa de escuchar, la hizo perder la vergüenza, al menos por un segundo.

- ¿Cómo dices? –

Merlina se acercó a Enid hasta quedar a escasos centímetros suyos – el agua turbia, aun escondía sus figuras – Enid abandono el cobijo de la pared y recargo la espalda para poder ver a Merlina de frente.

- ¿Sabes que nos casaremos en 3 días no? – pregunto Merlina mientras miraba hacia enfrente.

-Sí, mi padre me informo antes de venir; disculpa que no te comentara nada antes- Ambas con la mirada clavada en la puerta del cuarto, hablaban con resignación del tema, pero a la vez comprendían que ninguna estaba cien por ciento convencida del compromiso que sus padres habían planeado.

-Y sabes lo que pasara en la noche de bodas... ¿No es cierto? – Enid giro la cabeza hacia Merlina, su vergüenza era evidente.

Enid solo pudo asentir sin pronunciar palabra. Aquello siempre le había parecido una verdad inevitablemente incomoda, sabía que el día que se casara el matrimonio debía ser consumado, mas nunca entendió por qué debía hacerlo frente a la corte real.

-Esto pasara queramos o no, podríamos intentar hacerlo más fácil, al menos, antes de que sea tiempo– Merlina se puso de pie y por primera vez en su vida se mostró vulnerable a otra persona, quizás así, podría confiar en su futura esposa, sus vidas habían quedado atadas después de todo y eso no cambiaría tan fácilmente.

Enid la miro y casi desvía la mirada, sin embargo, cuando vio el brazo de Merlina sobre su estómago a punto de cubrir su pecho y su sexo, entendió lo difícil que era para Merlina, al menos podría intentar llevar una relación mejor con su futura esposa.

-Sí; tienes razón- Enid le dedico una sonrisa a Merlina, la cual fue correspondida con una sonrisa tímida de parte de la pelinegra, al tiempo que la rubia se ponía de pie, ambas se tensaron un poco.

Ambas estaban de frente, completamente expuestas la una a la otra, se miraron fijamente a los ojos y lentamente comenzaron a recorrer el cuerpo de la otra con la mirada. Ambos cuerpos estaban cubiertos por una delgada capa de agua que poco a poco fue desapareciendo en el aire, al igual que la vergüenza que pareció evaporarse en cuanto ambas estuvieron una frente a la otra.

Enid recorrió la piel blanca de Merlina con su mirada, sus hombros delicados, su figura -aunque pequeña y delgada- estaba tonificada, su baja estatura le pareció un detalle adorable considerando lo fuerte que se expresaba su cuerpo.

Wenclair || La Leyenda del Caballero Negro y la Princesa de MontsoriuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora