Después de la fiesta

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Omnisiente

Toby era de despertarse temprano. No importaba a qué hora se durmiera, siempre antes de las ocho estaba arriba.

 Pero ese sábado exageró. Eran las cuatro y media de la mañana cuando una pesadilla lo despertó y decidió no volver a dormir.

 No era de dormir mucho.

 Aunque esa noche le había costado pegar el ojo como usualmente le pasaba, esta vez tuvo una razón la cual le quitó el poco sueño que podría tener y a cambio le brindó una pesadilla.

 Las pesadillas eran recurrentes, nunca las recordaba, pero siempre despertaba con el corazón a mil y sudando, como un aviso de que había tenido un mal sueño. 

 Lo que sí recordaba, por desgracia, era lo que había hecho tan solo horas antes. 

 Recordaba como asumió que la chica que iba sola era una víctima fácil.

 Recordaba la cara horrorizada de la chica.

 También recordaba cómo lo perdonó tras haber creído su mentira.

 Era algo nuevo para él el sentirse mal por lo sucedido. Generalmente, mataba a las personas y luego se olvidaba rápidamente de ellas debido al desinterés que le generaban. Pero le era imposible olvidar lo último que había hecho.

 No quería ni imaginarse qué habría pasado de no haberse dado cuenta. El castaño tenía muchas dudas.

 ¿Cómo se habría sentido él si hubiera hecho algo?

 ¿Eso que no lo dejó dormir, era culpa?

 ¿Ella realmente lo había perdonado? 

 ¿Merecía él ser perdonado?

 ¿Merecía el perdón de Blue?

 Él estaba consciente de las atrocidades que había hecho desde que huyó de su casa, del monstruo en el que se había convertido. Pero con el pasar de los días y los encuentros con la joven, aunque le costó, terminó por aceptar que no quería que ella se enterara de su verdadero ser.

 En algún momento llegó a pensar que algo de normalidad a su vida no le vendría mal. Pensó que, entre todo el caos que lo rodeaba, poder distraerse con la castaña no sería del todo tan malo, así que cuando se sentía aturdido, salía en busca de la chica, fingiendo desinterés en sus encuentros que él se encargaba de hacerlos pasar por casualidades. 

 Esto no hacía más que tranquilizarlo, aunque por momentos Blue casi lo hacía salir de sus casillas, siempre terminaba sintiendo algo agradable tras verla. 

 Pero cuando sabía que no podía encontrar a la chica, no se quedaba de brazos cruzados, hacía lo de antes; salir a caminar por el bosque. Aunque se había vuelto algo complicado, no por la gente que iba a caminar, muchos no iban tan en lo profundo (solo una pequeña minoría se adentraban, como Blue). Era por los guardabosques quienes tenían que ir más allá del arroyo (era el límite permitido) y no acostumbraba a que estén merodeando por su–en ese entonces–nueva zona que aún tenían que conocer.

 Llegó un momento en el que se tuvo que acostumbrar, y logró memorizar los horarios de los guardabosques. Y por eso, la madrugada era la mejor hora para salir; no trabajaban cuando estaba oscuro, lo cual le hacía las cosas mucho más fáciles y se podía permitir cruzar el límite.

 Así que no se detuvo a pensarlo ni dos segundos cuando se despertó en la madrugada, solo se preparó y salió de la cabaña en la que se hospedaban.

 La tranquilidad a esa hora era cuanto menos tranquilizadora. Le gustaba caminar entre los árboles a sabiendas de que no tendría ningún encuentro comprometedor.

the new abnormal//ticci toby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora