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Su llegada a casa fue tortuosamente rápida, fue como si cerrará sus ojos y ya se encontrarán en el lugar.

Sus pasos se detuvieron frente a la puerta del lugar, suspirando un poco mientras relajaba sus músculos y bajaba su mirada para tocar la puerta suavemente.

Se sumiso, se tranquilo, no desobedezcas.  Su mente repetía cada palabra en su cabeza como un mantra, tratando de actuar de esa forma al menos en su casa, incluso si muchas veces fallaba, estaba dispuesto a intentarlo cada vez.

Alguien abrió la puerta y su hermana estuvo a su vista, o bueno, los pies de esta ya que aún se encontraba mirando al suelo.

—Oh, Hola shou, deja tus zapatos a un lado y puedes entrar —Aviso la chica señalando el pequeño compartimiento en el estante con el nombre de Shoto en este.

Quitó sus zapatos luego de soltar un suave agradecimiento, se puso sus zapatillas de casa y dejo sus zapatos en su respectivo lugar, soltando una sonrisa involuntaria al notar la manera en la que su nombre estaba escrito.

Cuando eran más pequeños fue tarea de touya ordenar los pequeños estantes y poner el nombre de cada integrante de la familia, el del propio touya tenía un pequeño fuego dibujado al lado, el de fuyumi y su madre un hielo, el de natsuo unos copos de nieve, el de endeavor tenis un fuego junto con un número uno al lado y finalmente el de shoto mostraba un hielo y un fuego, hasta aquí todo normal pero lo que causaba nostalgia y algo de tristeza en shoto fue el hecho de que al lado de su nombre y respectivos dibujos, se encontraba una carita enojada dibujada.

Incluso si Touya lo odiaba, no dejaba de ser un niño y tenía rasgos infantiles en su actuar.

Suspiro tocando suavemente la carita que estaba comenzando a desaparecer por el paso del tiempo.

Shoto estaba tan concentrado apreciando uno de los últimos recuerdos de su hermano mayor, que no se dió cuenta cuando endeavor se acerco a él y no le gusto para nada lo que vio.

—¡Shoto! ¡¿Que haces perdiendo el tiempo? Es tarde, casi es hora de qué prepares la cena y debes ir a tus clases! —Shouto soltó un suspiro involuntario, que afortunadamente el adulto no escucho.

Tan concentrado en su diatriba, shoto miro por última vez su estantería y haciendo una pequeña reverencia seguido de un "lo siento señor" se dirigió a la cocina para preparar la cena.

Estaba agradecido de todas las veces que se escapo de su encierro cuando era pequeño, logrando observar como su madre y touya cocinaban, mucha gente aprendía solo al mirar, afortunadamente shoto era una de esas personas con respecto a la cocina.

No sabía que ser tan imprudente y rebelde le serviría después, shoto admiraba cómo su madre y touya podían transformar cosas que parecían incomibles en deliciosos alimentos.

Shoto había sido criado para ser un alfa, ya que su padre creía firmemente que lo sería, pero Shoto de todas formas quería aprender, quería ser quien le cocinara al Omega que tendría, quería ser quien atendiera a su Omega cómo se merece.

Quería ser el alfa que su padre no habia sido.

Pero el destino decidió darle una patada y darle vuelta al asunto, fue como si lo castigará por querer ser bueno, quería saber cocinar, limpiar, coser y cosas de omegas para ser útil para su pareja y termino siendo un Omega.

Y lo odiaba, no el hecho de ser Omega, eso no le importaba. Odiaba el hecho de todo lo que acarreaba el serlo.

Uno pensaría que después de todos los años de evolución la discriminación pararía, pero fue cada vez peor, determinando tu estatus no solo por tu quirk si no por ti género secundario.

Shoto estaba harto de todo eso y la pobre zanahoria que estaba cortando pago el precio.

—¡Shoto, concéntrate maldita sea! —El grito de su padre lo trajo de vuelta a la tierra.

Tenía que concentrase en cocinar y no en odiar su vida o la odiaria más después del castigo que su padre le daría si no estaba todo listo o si algo estaba mal.

Shoto se apresuró a terminar la cena lo antes posible, sin olvidar hacer que fuera comible y disfrutable.

No quería golpes esta noche.

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Sus clases estaban siendo duras, no tanto como el entrenamiento de aizawa-sensei, pero de todas formas en los entrenamientos de héroe no se sentía tan casado como lo estaba en estos momentos.

El aire no llegaba a sus pulmones, su cabeza dolía y daba vueltas, lo poco que se le había permitido comer -para mantener su figura- estaba amenazando con salir de su sistema en cualquier momento, sin contar el hecho de que su Omega chillaba por atención, su celo no era pronto por lo que no tenía sentido y de todas formas tomaba supresores para contrarrestarlo.

Era como si se estuviera enfermando, pero no sabía porqué, quizá fue porque siempre termina mojado l derretir su hielo y muchas veces olvida secarse a si mismo después de eso.

Pero los síntomas que tenía no eran de un resfriado y de todas formas no podía explicar el extraño deseo de su Omega de ser mimado.

Shoto se jactaba de saber separar mucho su yo de su lobo, intentaba ignorarlo la mayoría del tiempo, sabía que se estaba haciendo mal, pero de todas formas su lobo nunca le había dado problemas, parecía no querer estar presente tanto como él.

Pero ahora estaba más presente que nunca.

Su maestra lo regaño variasveces por no estar concentrado, pero no podía concentrarse con su lobo llorando dentro de el, pidiendo algo que no estaba seguro que era, shoto se sentía extraño.

Tenía ganas de hacer un nido, cosa que nunca había hecho antes, sus instintos eran bastante pocos ya que siempre había tomado supresores y el mismo shoto rechazaba a su lobo un sin fin de veces.

Pero está vez el instinto parecía ganarle a la razón y shoto se estaba desesperando

Se paró un momento en medio de la pista, tratando de llenar sus pulmones de aire, nisiquiera se había dado cuenta de que estaba hiperventilando, los chillidos de su lobo llenaban su cerebro, cada vez era más fuertes y su dolor de cabeza iba en aumento. Cubrió sus oídos con sus manos con la esperanza de acallar el sonido, pero sabía que no podría incluso si se quedará sordo.

Cerró sus ojos un segundo para tratar de calmar sus náuseas y intentar ignorar el llanto de su Omega pero lo último que escucho fue un grito antes de caer de lleno al suelo inmóvil.

Shoto aún podía escuchar cosas a su alrededor, pero su cuerpo no se movía, se sentía agotado, desesperado, quería llorar, gritar y esconderse en un nido que no tenía.

Su lobo parecía estar reclamando todos esos años de encierro, parecía por fin que sus instintos lo habían dominado, sabía que rechazar a su lobo y ocultarlo con supresores sería dañino.

Pero no pensó que dolería tanto. No pensó que sus ganas de morir aumentarán ante tal dolor y desesperación.

No esperaba necesitar tanto un alfa en ese momento. No quería hacerlo.

Era humillante y shoto solo quería morir.

Incluso si no fueras tú •Bakutodo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora