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Shoto despertó antes de que su alarma sonara, por instinto más que por otro motivo.

Su cuerpo se sentía pesado y dolía por todas partes, era como si le hubieran dado una paliza.

Oh, bueno, si. Su padre le dió una paliza la noche anterior por razones que no le fueron explicadas.

Tratando de quejarse lo menos posible mientras se levantaba de la cómoda cama, sus huesos crujieron después de estar tanto tiempo en una posición algo extraña.

Se sentía aún un poco mareado y tenía una sed de infierno, su garganta estaba en carne viva; gritando por algo de líquido.

Una tos rasposa por parte de shoto fue lo primero que saludo la habitación, seguida de un gemido de frustración, tomo la botella de agua que se encontraba en su mochila escolar para tomar un gran trago de esta, aprovechando a tomar sus supresores de una vez, casi termino con el contenido de la botella cuando acabo. La dejo a un lado luego de sentir como su garganta volvía a ser funcional y ya no dolia cómo el demonio.

Shoto esperaba que su padre no siguiera tan enojado como la noche anterior.

No quería otra paliza.

Aunque suponiendo que lo que había escuchado no había sido producto de su mente ante tantos golpes, su padre aún quería que fuera el número uno.

Todo ese show de cambio, de ser mejor padre y esa mierda, fue una mentira. Endeavor solo quería limpiar su nombre a costa de lo que fuera, y solo shoto sabía –y sus amigos claro esta–

Para todos los demás, Endeavor fue un padre que cometió errores, cambio y ahora trata mejor a su familia, incluso si tuvo que matar a su primer hijo por todo el daño que había hecho.

Todo falso.

Endeavor no era más que un hombre ambicioso, a quien no le importaba sobre quien tuviera que pasar para poder cumplir sus objetivos, incluso si a quien tuviera que pisar fuera a su propia familia.

Su madre había escapado en cuanto pudo y solo le dió su dirección a sus hijos, shoto no la visita mucho, sobre todo porque no tiene tiempo, entre la escuela, sus tareas del hogar y sus clases extracurriculares, apenas puede respirar, pero fuyumi se encarga de pasarle sus mensajes a su madre y viceversa.

Ok, shoto no tenía tiempo de pesar en esas cosas ahora, debía concentrarse en llegar al baño para poder ducharse y prepararse para la escuela.

Ignorando el dolor que atravesaba todo su cuerpo, se dirigió al baño que se encontraba en su habitación.

Cosa que hubiera hecho la noche anterior para curarse, si no fuera porque su maldito padre había decidió que no podía tener un botiquín en su baño personal.

No recuerda cuál fue el motivo por el cuál decidió eso, pero de todas formas la mayoría de las cosas que endeavor decia –Todas– eran completamente irracionales a su parecer.

El agua se sintió como alcohol en algunas de sus heridas, posiblemente porque no iban a curar de la noche a la mañana, sus golpes se sintieron aliviados ante la calidez del agua, pero en cambio en los cortes era una historia distinta.

La ducha se sintió larga y corta al mismo tiempo, se puso rápidamente su uniforme y salió de su habitación en camino al baño principal para poder vendar sus heridas de nuevo.

Miro rápidamente a su alrededor para saber si estaba en peligro debido a un endeavor enojado de nuevo, pero no hubo nada.

Entro al baño luego de corroborar que su padre no estuviera adentro y saco el botiquín de nuevo, cuando se miro al rostro vio que la hinchazón había bajado un poco, pero se notaba sobre todo en sus labios que había sido lastimado y sus amigos seguramente no le creerian que fue por alguna de sus clases.

Incluso si no fueras tú •Bakutodo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora