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Shoto sintió como toda la sangre abandonaba su cuerpo al escuchar la voz de quién menos quería encontrarse en un principio.

—Estoy enfermo —Trato de hacer que su voz sonará más grabé de lo normal.

—¿Resfriado? —Shoto asintió rápidamente ante la pregunta.

Aizawa lo miro durante unos segundos, con esa mirada que demostraba que sabía que algo andaba mal, pero no iba a decir nada.

El beta pelinegro simplemente asintió una vez aceptando sus mentiras y entro al salón de clases. Shoto sintió que un peso era removido de sus hombros en cuanto el hombre salió de su vista.

Decidió esperar unos segundos antes de entrar, no quería que el hombre estuviera esperándolo para decirle que había cachado su mentira y que debía de contarle todo.

Shoto sabía que daba igual si entraba ahora o dentro de dos horas, si el hombre quería hablar lo iba a obligar de todas formas, pero le daba cierta tranquilidad el esperar un poco.

Abrió la puerta luego de esperar esos tan preciados segundos de calma y cuando entro vio que ya habían un par de personas ahí, sobre todo quienes siempre llegaban temprano, cómo iida o yaoyorozu, se tranquilizó al saber que no iba a ser interrogado.

Aizawa podía ser bastante insistente en saber los problemas de la clase –sobre todo para ayudar– pero nunca expondría a nadie frente a los demás con tal de saberlo.

Shoto estaba muy feliz por el adulto, Eri había logrado dominar bastante bien su peculiaridad, logrando devolverle la pierna y el ojo faltante al héroe clandestino, la verdad nadie estaba esperando que realmente funcionará ya que las peculiaridades suelen tener muchas restricciones, pero afortunadamente funcionó.

Con ese pensamiento miro hacia el profesor quien ya se encontraba durmiendo en ese saco amarillo.

Shoto pensaba que ese saco era más fuerte que todos ellos, seguía intacto desde que lo vieron por primera vez –seguramente comprá uno igual cada vez que se le arruina, pero era gracioso pensar en que nunca se gastaba–

Se encamino a su asiento, dejándose caer suavemente en el para no lastimar todos sus golpes al hacerlo de la manera normal.

Soltó un suspiro de alivio en cuanto su cuerpo sintió el descanso atravesarlo al poder al fin dejar de caminar

Ahora solo había que esperar a que sus demás compañeros llegarán y rezar por qué la clase de héroe no fuera tan dura, quería poder ocultar un poco más sus golpes si no era mucho pedir.

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La parte de los cambiadores fue la más fácil, basto con decir que se cambiaría después de todos ya que no quería contagiarlos al estar en un lugar tan cerrado junto a ellos.

Nadie cuestionó, incluso si se ganó una mirada extrañada de izuku y Hitoshi, nadie abrió la boca, pudo cmbiarse con total libertad, sin miedo a que sus golpes fueran descubiertos.

La parte difícil fue el entrenamiento, como era típico debían pelear, pero está vez sería como un battel Royale, todos contra todos, y a los últimos dos en pie, se les asignarían dos compañeros al azar para que armarán una estrategia para ganar al otro equipo.

Todo bien, pero la mayoría de ellos iban a por lo más fuertes primero y en grupo, tratando de sacarlos de batalla rápidamente, incluso si todosse llevaban bien como para considerarse amigos, la competitividad siempre estaba presente.

Por lo que ahora, Izuku, bakugo, kirishima, kaminari, yaoyorozu, uraraka, mina y Hitoshi, eran acorralados por sus demás compañeros.

En otra ocasión shoto se hubiera sentido alagado de que lo concideraran uno de lo más fuertes o difíciles de vences, pero en este momento solo quería que dejarán de patearlo justo en los lugares donde su padre había golpeado la noche anterior.

Incluso si no fueras tú •Bakutodo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora