Miedos tatuados en la piel // Miriam²

13. Nueva alumna

Dio un trago a su botella de agua y suspiró. Estaba agotada y todavía le quedaba la última clase del día, en la que para su suerte no tendría que lidiar con las travesuras de sus pequeños ni con las hormonas revolucionadas de los adolescentes. Y de pronto el cansancio se esfumó de un plumazo, al recordar que en aquella clase tendría una nueva alumna; una alumna que estaba deseosa de recibir de una vez por todas, y a la que le había costado demasiado convencer.

No había sido tarea fácil, pero finalmente Miriam había accedido a apuntarse a una de sus clases. Iría aquél día, a modo de prueba, y si se encontraba a gusto, terminaría yendo un par de veces por semana. Y aquello a la rubia no podía hacerle más feliz, pues eso le aseguraba tener a Mirian rondando por allí aunque su sobrina no pudiera ir a bailar.

Se secó la frente con ayuda de una toalla, y al darse la vuelta, allí estaba ella, con su ropa de deporte y la melena recogida en una coleta alta, que ayudaba a remarcar esa mandíbula que a Mimi le perdía. Sonrió inconscientemente al ver como la gallega estaba concentrada en su teléfono y no se había percatado de su presencia todavía.

-Hola, guapa. - habló la granadina en voz suave, tratando de no alterar demasiado la paz de la gallega, que se asustó ligeramente pero que no tardó en sonreír con ganas a la rubia - La más puntual de todas.

-Es mi primer día , tendré que ganarme a la profesora. - comentó con gracia la menor, mientras caminaba hacia la rubia.

-Ah... Claro, tu debes de ser la nueva. - habló Mimi haciéndose la tonta, siguiendo el juego de la gallega - Mimi, encantada. -dijo tendiéndole la mano a modo de saludo. Mirim rió y aceptó aquél saludo.

-Eres idiota. - dijo, soltando una carcajada y pegándose a Mimi para abrazarla a modo de saludo - ¿Qué tal? - preguntó , pues hacía ya algunos días que no se veían aunque sí habían intercambiado algún que otro mensaje tras el incidente de Sara.

-Bien, cansada, pero bien. - contestó la rubia, para seguidamente dejar un beso sobre la frente de la gallega - ¿Tu? ¿Y la enana?

- Bien, bien las dos. - contestó, con un tono que a la granadina no se le izo convincente, pero después de aquella intensa charla que habían tenido no quería presionarla, no después de que se hubiera abierto con ella de esa manera - Te manda saludos. - añadió con una sonrisa, recordando lo pesada que se había puesto su sobrina aquella tarde - ¿Te parece que hablemos después? - propuso, al ver que algunas de sus compañeras estaban llegando.

Mimi asintió y sonrió, volviendo a su puesto de trabajo. Volvió a conectar los altavoces, poniendo algo de música, que les serviría para ir calentando cuando todas sus alumnas llegaran. Cerró los ojos y suspiró mientras las chicas se iban preparando; estaba agitada, era jueves y la semana empezaba a pesar.

La clase pasó con normalidad, como todas, excepto por el hecho de que cada vez que miraba a través de ese gran espejo Miriam la estaba mirando con una sonrisa tímida en sus labios.

-¡Hemos acabado por hoy, nos vemos el lunes! - anunció parando la música, una vez hubo pasado la hora y media de clase. Bebió agua de nuevo y comenzó a recoger todas sus cosas mientras sus alumnas abandonaban la sala, todas menos una.

Miriam esperó pacientemente a que la rubia terminara de recoger la sala. Cuando terminó, caminó hacia la puerta e hizo una seña para que la gallega la siguiera. Así que eso hizo; espero a que la Mimi cerrara la puerta y la siguió en silencio hasta lo que parecían unos vestuarios.

-Hoy tienes pase VIP. - habló la granadina con una sonrisa, tirando de la mano de Miriam hacia dentro de los vestuarios - El vestuario de la jefa. - sonrió, pegándola más a ella. Posó sambas manos en su cintura y la atrajo, juntando sus caderas, y cuando vio que la gallega sonreía de forma tímida, besó su sonrisa con cariño y cerró los ojos a la par que la abrazaba cuando separaron sus labios - ¿Me vas a contar qué tal? La verdad. - añadió. Pues ya le había contestado antes, pero sabía que no había sido del todo sincera con ella. La gallega suspiró.