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Lucía gimió cuando sintió que la mano de la mayor viajó a su pecho, y notó que ésta rió. Se separó del beso, relamió sus labios, y sonrió, aumentando el agarre en el pecho de la otra.

—¿Te sientes bien? —la menor asintió al mismo tiempo que volvía acercarse a la mayor y volver a besarla.

Sus labios se movían de forma brusca y bruta, pero cuando Amelia acunaba su rostro y comenzaba a guiarla, la menor seguía los pasos y hacía todo más placentero para las dos, pero más para ella.

Porque cuando ahora la traviesa mano de la pelimorada bajó a su pantalón y palpó un bulto, volvió a reír más fuerte.

—¿Con unos besos ya estás dura? —el tierno sonrojo en la castaña que vio su miembro y frunció el ceño, hizo un puchero, y se quejó levemente. Y Amelia amaba esa virgen, porque por esas pequeñas acciones, le hacían saber que era su primera vez en casi todo que tenga que ver algo sexual.

Así que volvió a acariciar el bulto, vio fijamente a Lucía, y sonrió.

—¿Puedo hacerte sentir bien?

—¿Cómo lo harás? —Amelia comenzó a bajar el pantalón de su menor y sonrió ante esa gran polla que rebotó hasta chocar con su vientre.

Su garganta se secó, sus labios igual, y tragó saliva para poder ocultar su deseo extremo de volver a chuparla y de sentirla en cualquier hoyo de su cuerpo.

La pelimorada admiró la polla de la menor por unos segundos y después con su índice tocó la punta, haciendo brotar líquido pre-seminal de ella.

Ahora la polla estaba brillando, y Amelia tuvo que llevar su mano a su boca para no lanzarse y chuparla.

Sólo tuvo la boca abierta mientras su mano comenzaba a acariciar la punta, con su palma comenzó a hacer círculos y escuchó que la castaña comenzó a gemir, a apoyarse en sus manos y alzar más las caderas, lo que le vino perfecto a Amelia porque tuvo una vista más perfecta de la polla de su menor.

De esa maravillosa polla.

Envolvió el eje en su mano y comenzó a subir y a bajar sólo en la punta, haciendo a la castaña gemir de nuevo, tragar saliva y suspirar mientras comenzaba a hacer un vaivén, logrando una estocada, haciendo a Amelia abrir los ojos mientras llevaba la otra mano, haciendo que la menor volviera a repetir la acción.

Con eso se refería a follar sus manos.

La respiración de la mayor comenzó a volverse irregular a medida que veía más líquido salir de la punta de la polla de la menor, su garganta comenzó a arder y su boca, aunque estaba seca, había comenzado a gotear.

La quería en su boca, quería chuparlo.

Pero sería en otra ocasión porque Lucía estaba demasiado entretenida completando estocadas entre sus manos, gimiendo y subiendo su camisa hasta su abdomen, haciendo que Amelia tuviera una mejor vista de su cuerpo.

El sudor que había comenzado a caer y cubrir su cuerpo, que estaba comenzando a decorar su rostro de una forma suave.

Las gotas caían por su mandíbula y comenzaban a gotear hasta su cuello, decoraba sus clavículas y dejaba a Amelia maravillada por la escena, porque nunca pensó que el sudor podría hacer a alguien sexy, más sexy de lo que era.

Una Lucía tímida que la mayoría de las veces se las pensaba tres veces y calculaba todo, es la misma persona que sujetó su nuca mientras seguía haciendo estocadas entre sus manos, gemía alto y suspiraba.

Dejando a una húmeda Amelia que lo único que pensaba era que le estaba gustando demasiado esta faceta erótica de Lucía.

Esta faceta donde por fin se soltaba y se mostraba como era, porque para la mayor, soltarse de manera sexual era soltarse tal y como es, mostrar su verdadera naturaleza.

Cuando notó que el miembro de la menor comenzó a palpitar, llevó sus labios a la punta para recibir el líquido caliente que comenzó a soltar y que con gusto recibiría en su boca.

Así que se separó, limpió sus labios, y volteó a ver a Lucía con su cabello desordenado y su rostro lleno de placer.

Fue al baño, se lavó los dientes, y volvió con una Lucía que ya estaba jugando con sus dedos mientras se tapaba con su cobija.

Volteó a ver a Amelia.

—Me-me gustó mucho, gracias por ayudarme —Amelia se sentó a su lado y la besó, siendo correspondida al instante.

Pero la menor se separó sorpresivamente al sentir la lengua de la mayor meterse en su boca, y volvió su Lucía tímida.

La castaña tomó el control y vio a la mayor, esperando por ella, que tomó el mando y comenzó a jugar con ella en su nuevo mundo.

Y puede que Lucía se dio cuenta que Amelia realmente sabía jugar, y muy bien.

No dijo nada mientras la veía jugar, pero supo que le mintió.

Pero sonrió.

Le mintió para sentarse en su regazo, y puede que eso la puso feliz porque eso significaba una cosa, no le desagradaba tanto.

Su confianza aumentó un quince ese día por lo que acababa de pasar y lo que acababa de pensar.

Comenzó a mover su cabeza de forma alegre mientras jugaba con la otra, que la volteó a ver, la vio bailar, y ella comenzó a hacerlo.

Amelia comenzó a mover su cabeza al mismo tiempo que Lucía, al mismo lado y ambas comenzaron a reír mientras se veían.

La mayor se acercó, acunó su rostro y lo acarició.

—Gracias por dejarme quedar.

—Amy, nada me haría más feliz que estés aquí, gracias a ti por aceptarme como soy —la tierna Amelia había vuelto, que sonrió.

—No cambiaría nada de ti, Lu... ¿te puedo hacer una pregunta? —la castaña la miró fija, dándole a entender que puede hablar—. ¿Tú cambiarías algo de mi?

Lucía la vio fija, relamió sus labios y frunció su ceño.

—No, honestamente nada, ehm, algunas veces no comprendo porqué de un momento a otro eres tierna y luego... quieres tener sexo conmigo, pero debo admitir que no cambiaría nada, me gustas tal como eres.

Lo dijo. La castaña sintió que algo en su pecho se apretó al mismo tiempo que no recibía respuesta de la mayor, así que sonrió.

—Pe-

—Tú a mi también me gustas tal como eres, Lu, no cambiaría nada de ti, me gusta que te guste el anime, me gusta que armes tus figuritas, que juegues videojuegos, no me molesta ni asquea nada de ti, ¿está bien?

Sus dos manos apretando sus mejillas obligándola a verla, y Lucía asintió, sonriendo.

Entonces, su confianza con la mayor sube un cuarenta, poniéndola más feliz, y celebrando que la pelimorada no captó que de verdad le gustaba.

Ptm ya falta poco para perder otra vez mi estabilidad emocional😿😿

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Ptm ya falta poco para perder otra vez mi estabilidad emocional😿😿

Maldito Disney😿

Ice Cream | Lumity betaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora