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Amelia subió sus piernas en la silla, entrelazándolas, y bostezó, viendo a una Lucia casi dormida en su silla, masticando de forma automática. Hasta su tía la vio, preocupada.

—¿Todo bien? Lucia parece cansada...

—No es nada, es sólo que ahora dormí más horas de las que acostumbro, supongo que ahí hay una consecuencia —rió nerviosa, moviendo su rodilla.

Amelia sólo alzó su ceja, aguantando una risa.

Nadie sabía que habían follado toda la noche.

Cómo Lucia había besado cada centímetro de su cuerpo, cuando pegó su frente en su pecho y le dijo que la ama por decimoquinta vez, cómo cada pulgada de ella había complacido por completo a Amelia, y cómo ella hizo lo mismo. Básicamente la ordeño, y no podría estar más orgullosa de ello.

¿Era feliz? Mucho, el amor y respeto que le hicieron creer que no merecía y que nunca iba a tener lo estaba teniendo, multiplicado por números grandes que la hacen sentir chica, y sabía, que no era todo el amor que podía recibir, podía recibir más por esa chica que tenía sentada a su sobrina en su rodilla, jugando con ella.

Sí, Amelia se apoyó en su mano, sonriendo. Cosa que hizo que la castaña apenas la viera, sonrió grande. Sintió cómo se sonrojó al instante. Sólo se estiró, se quejó un poco, y apenas terminó, escuchó un grito.

—¡Hora de abrir los regalos!

Y sonrió al saber que su novia perfecta había llevado regalos a toda su familia. Suspiró, levantándose, encaminando a una adormilada Lucia que la abrazó por detrás, besando su cuello, y luego apoyándose en él, casi durmiendo.

Hasta escuchó leves ronquidos, haciendo a Amelia carcajear, abrazando esos brazos que la rodeaban. Se dejó querer por todo ese tiempo, y volteó a ver a la chica.

—Tengo tu otro regalo en casa, pero sigue incompleto, ¿podrías esperar unos días? —dijo mientras le cedía una caja.

—Claro, sí... ¿Son los boletos para la nueva película de SpiderMan? —sonrió, abriendo la caja, pero lo que recibió fue una figura de DeadPool, y sólo ahogó una risa—. ¿Es la que rompimos cuando... —un asentir de la otra y abrió su boca—. ¡Es la versión limitada que sus ojos brillan en la oscuridad! ¡¿Cómo?!

—Edric me la pudo conseguir, la consiguió barato pero ya sabes, lo caro-

—Es pagarle a él —dijeron al mismo tiempo, riendo, viéndose—. Es el mejor regalo, yo tenía la versión simple pero conseguiste la limitada... Dios, te amo mucho —su nariz que se volvió rojiza y comenzó a lagrimear hizo que Amelia soltará un agudo "aww" y apretó sus mejillas, haciendo un puchero.

—Mi amorcito, me alegro tanto que te haya gustado.

La castaña asintió, haciendo un puchero, que fue besado por la mayor, riendo. La otra apuntó una caja grande, y fue por ella corriendo, volviendo de la misma forma con la otra, sonriendo.

—El regalo puede que no sea mucho pero pensé mucho en ti al hacerlo.

Y si ese regalo no era mucho, los otros regalos eran nada.

Amelia sonó su nariz al ver la caja llena de dulces sabor a banana, peluches y dos tazas, haciéndola abrazar a la otra, riendo.

—Será mejor que escondas los dulces en casa porque soy capaz de comerlos todos en un día y entrar en un coma diabético —la otra asintió.

—Lo tuve en mente, la caja es sólo para que lo veas, lo demás estará escondido en casa.

—¿Y ustedes ya viven juntas? —preguntó una tía, haciendo a Amelia asentir alegre.

Ice Cream | Lumity betaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora