Lucía no pudo ni hablar porque ya tenía una Amelia jalandola del brazo a un lugar que ella no tenía ni idea, pero no se quejaba.
Sonrió mientras se dejaba guiar, viendo a la pequeña pelimorada que jalaba su brazo.
Amelia sólo la había jalado y la estaba guiando a su departamento porque eso que había pasado en la llamada le había dejado con ganas de más.
Quería probar por completo a la menor; después de que le dijo esas palabras y colgó estaba lista, más que segura, que Lucía estaba segura de tener sexo con ella en ese jodido momento.
Y sus sospechas aumentaron más mientras sentía que Lucía caminaba a su par, sonriendo, y susurrando algunas palabras que Amelia no alcanzaba a distinguir.
La pervertida castaña iba diciendo algunas cosas para calmarse que eran; partes que necesitaba para armar su mecha de colección.
Pinzas, lentes, dinero, mecha, computador, dinero, más dinero, los mechas eran caros.
Arrugó su nariz cuando sintió que habían entrado a algún elevador, y volteó a ver a Amelia, que estaba frente a ella, viéndola ansiosa. Mordía sus labios, arqueaba sus cejas, y suspiró, hasta que notó cómo la mayor se estaba frotando contra su rodilla.
Pequeños gemidos salían de su boca, sus manos aferrándose a su nuca, Lucía sintió cómo el bulto que se empezaba a formar en sus pantalones ya dolía.
Sus manos se dirigieron a la cintura de la otra para verla fija, abrió sus ojos y relamió sus labios, lista para hablar.
—¿Tendremos sexo hoy?
—¿Por qué susurras? Sólo estamos nosotras dos —la menor sólo vio el elevador abandonado, y frunció su ceño.
—Ya llevamos mucho aquí, ¿no? Parece que estamos subiendo al piso 90 —sólo hizo que Amelia volteara a ver los números, y que luego riera algo nerviosa, riendo alto y separándose para volver a ella.
—Fue porque no presioné ningún botón, oh Dios, esto de estar caliente me pone algo estúpida —sintió cómo la menor se paró detrás de ella, la abrazó por la cintura, y sintió ese bulto duro en su trasero.
Se volvió a frotar.
—Creo que también me pasa a mi, quiero pensar en otra cosa pero el tenerte frotándote contra mi me hace volver a la tierra —besó su mejilla y Amelia ladeó su cabeza para hacer que sus labios se encuentren, sintió la pierna de la menor meterse entre sus piernas y sus manos en su cintura.
Iba a volver a frotarse hasta que las puertas se abrieron y tuvieron que separarse para poder parecer normales.
Lucía respiró con regularidad y se separó de ella, invitándola a pasar, y la pelimorada sólo pasó, sacando las llaves de su departamento para poder entrar lo más rápido posible.
Estaba sonriente hasta que notó que su celular comenzó a vibrar, y lo abrió viendo los mensajes, haciendo a la castaña pararse detrás de ella y verla con curiosidad.
No iba a ver los mensajes porque era algo de Amelia, así que sólo la vio a ella con un rostro neutro.
Tiró el celular por ahí, tomó la mano de la menor, y fue casi a tirarla a la cama. Después de hacerlo, ella misma se quitó la camisa, el pantalón, se despojó de todas sus ropas y se acostó al lado de Lucía, que apenas se estaba quitando la camisa.
Sus grandes manos que estaban temblando al desabrochar su bra y después bajar a su pantalón, Amelia se acercó y besó su espalda repetidas veces, frunciendo el ceño.
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Ice Cream | Lumity beta
RomancePorque Amelia todo los viernes come un helado de manera demasiado sugestiva. Porque Lucía no puede dejar de pensar que ese helado podría ser otra cosa en la boca de su amiga • Adaptación, historia original @MARKFROGS • Lucía G!P #1 Amity (26/3/23) ...