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capitulo cinco (Sid y Meg pt.2)
MICHELLE Y YO LLEGAMOS CON CHRIS Y SID AL TEATRO DONDE SE SUPONE Tony se iba a presentar. Al llegar no pude evitar reír al ver a Sid con una camisa amarilla demasiado infantil. Los cuatro caminamos hasta unos asientos vacíos y casi de inmediato el consiento empezó. Salieron muchas chicas pero no veíamos a Tony por ningún lado.
- ¿Seguros que estamos en el consiento correcto?
- Si...mira ahí está - Chelle señaló emocionada hacia donde empezó a aparecer Tony
Solté una risita al verlo tan elegante, creo que jamás lo había visto peinado. Estaba cantando junto a Abigail y un presentimiento de que algo iba a salir mal esta noche me lleno y vaya que tenía razón de repente, Tony beso a Abigail frente a todos.
Me sentía mal, en especial al ver cua to afecto ese beso a Michelle. Me levanté sigilosamente y salí al pasillo a encender un cigarrillo.
Solté el humo mientras soltaba lágrimas. Estaba anestesiada del dolor, mi corazón no podía romperse más. Me sentía ridícula al pensar que Tony me elegiría alguna vez en mi vida pero no podía dejarlo ir, el me amaría, algún día lo haría.
La puerta se abrió y Chelle salió del lugar
- ¡Chelle! ¡Chelle espera! - Sid salió detrás de ella
Apague el cigarro y me dirigí a los vestidores.
- ¿Que demonios sucede contigo Anthony? - pregunté molesta y quitando los rastros de mis lágrimas
- Una simple interpretación linda. Ahora ven, te gi ganas de hacerlo
Jalo mi brazo y comenzó a besar mi cuello
- Tone basta - intenté alejarme pero vaya que el era fuerte
- Sabes que no puedes negarte, me amas lo suficiente para no dejarme así - bajo su cabeza hasta mis pechos y se quedó ahí - Recuerdo como gimes cada ves que te hago mia, cómo me pides que jamás deje de hacértelo y que nunca te deje. Vaya, necesito escuchar ese dulce sonido de nuevo
Su mano bajaba en dirección a mi trasero y mi corazón latía demasiado rápido, no sabía en qué momento pero empecé a llorar
- Vamos Meg - metió su mano dentro de mi falda y empezó a tocar con total libertad.
- Tone - lo aleje de mi y acune su cara en mis manos - ¿Algún día me amarás lo suficiente para no eguir dañandome?
El sonrió y acaricio mi mejilla - Yo ya te amo
Sonreí de felicidad, el me amaba, al fin me amaba.
