Capítulo 17; Niveles.

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Las caricias y besos de este sujeto le daban asco; como lo hacían las de Max, pero no podía hacer nada para evitarlo; aunque lo deseara desde el fondo de su ser, él estaba atrapado ahí, Max nunca lo dejaría libre, ya había intentado huir en otras ocasiones y todas habían fallado, y también había habido victimas en el proceso.

Después que ese hombre lo había preparado lo suficiente; éste prosiguió a enterrarse en él y sin dejarlo a acostumbrarse mucho, prosiguió con las embestidas fuertes y certeras, Carlos Ortiga no era feo; tenía un buen físico y un buen rostro, pero su belleza solo podía compararse con su maldad, una maldad que aún no conocía el pobre de Alex.

Al menos las relaciones con él no habían sido tan salvajes y brutales como lo son con Max, aunque este último año él ya no era tan bestial como lo fue en un principio, aun así; seguían siendo dolorosas porque Max no le daba tregua.

Las horas fueron pasando entre cambios de posición y gemidos durante toda la noche, hasta que al fin había terminado, cuando la mañana llegó, Alex estaba durmiendo en brazos de Carlos pues en esta última sesión; el menor había caído desmayado por el cansancio.

Max entró unas más tarde y encontró a ambos abrazados, esto lo lleno de celos por un momento, porque el pensó que encontraría al menor en el suelo; llorando y abrazado a sus rodillas, para luego al verlo a él corriera a pedir su ayuda y a rogarle que no lo volviera a permitir.

Pero como que sus planes no salieron como espero, al parecer Ortiga mantuvo oculto su lado más oscuro.

Alex se despertó cuando en su inconciencia sintió la presencia peligrosa de Max.

Al- Max, ya llegaste.

M- Si, aunque veo que te lo pasaste muy bien. _decía Max entre los dientes_

Al- Solo hice lo que me ordenaste porque si no te obedecía me castigarías torturándome o quien sabe con qué, ¿acaso me equivoco?

M- Como sea, ahora sal de este cuarto y vete a bañar, no quiero que quede rastro alguno, espero entiendas a lo que me refiero.

Al- Si... Max.

Mientras Alex se iba a su habitación a bañarse y limpiarse bien; Max se quedó en el cuarto en donde estaba Carlos.

Max- Veo que lo disfrutaste más de lo que imagine.

Ortiga- ¿Qué? ¿Acaso no fuiste tú quién me lo ofreció en un principio? Por qué ahora que ya vez que lo use bastante y en verdad lo disfrute pones esa expresión de disgusto y enojo, pero sobre todo celos.

Si tus celos iban a dominarte entonces no me lo hubieses prestado desde el inicio.

Max, en comparación conmigo eres solo un chiquillo sin experiencia y aunque accediste al mundo en que nosotros nos movemos no significa que estes al mismo nivel que yo, no olvides que aun en nuestro mundo existen niveles y clases. Y tú estás eres inferior a mí.

Max salió de ahí rechinando los dientes de la furia y la impotencia, porque las palabras dichas por Carlos Ortiga eran ciertas, aunque le pesaran.

Entre en el mundo de las drogas por un golpe de suerte, pero; aunque he estado subiendo como para llegar a ser uno de los sub lideres del territorio, ese bastardo está a varios niveles encima mío.

Él es el jefe de zona y si lo acepte es porque quiero subir de nivel, pero este bastardo está dando a demostrar demasiado nuestros niveles y eso me repunta en el hígado.

Me pone furioso y lo peor es que no puedo desquitarme con él porque en fuerza es mejor que yo.

Max subió a la habitación en donde se encontraba Alex y al entrar vio que el menor aún seguía en la ducha bañándose y el decidió descargar su furia con el pobre muchacho.

Al- Max, espera, no por favor.

Max entro y le pego una tremenda cachetada al menor mandándolo contra el suelo y rompiéndole los labios por la fuerza con la que lo abofeteo.

¿Por qué me pegas, qué hice mal? ¿acaso no hice lo que me pediste?

M- Cállate, si lo hiciste, pero no tenías que disfrutarlo ¿acaso resulta que ese imbécil es mejor que yo?

Al- Max no te entiendo, pero por favor no me pegues.

M- Ven aquí, te demostrare que yo soy el mejor y que en tu cuerpo solo hay un solo amo y ese soy yo.

Al- Espera, no Max, por favor no.

Mi Única Esperanza 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora