Capítulo 19

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—¡Me han llamado!¡Me han llamado —grito, corriendo escaleras abajo —. ¡Me han elegido! —Vuelvo a gritar entrando al salón.

Lidia me abraza chillando en mi oído. No me importa ya que yo chillo más fuerte en el suyo.

—No te olvides de incluirme en los agradecimientos ahora que vas a ser una autora publicada —responde sin dejar de abrazarme.

—No vayas tan rápido. —Tengo que reunirme con la editorial en Madrid para una entrevista primero.

—Lo vas a bordar. Les ha gustado tu libro, lo demás son formalismos. Vas a ser una autora publicada.

No me lo puedo creer. Voy a ser una autora publicada. Esta mañana recibí una llamada de un número desconocido y, por suerte, respondí. Me han contactado de una de las editoriales a las que mandé mi manuscrito. Lo quieren, me quieren a mí. Todavía no me hago a la idea. Es verdad lo que le he dicho a Lidia, en principio me han contactado para ir a Madrid a la sede de la editorial a tener una entrevista, pero yo también creo que eso es un formalismo, nadie se tomaría tantas molestias si no quisieran publicar mi novela.

Tengo que llamar a mi familia para decírselo. Y a Kai tengo que contárselo a él, que desde que mandé los manuscritos me ha estado apoyando cada día, incluso se lo está intentando leer en español.

***

—Lo sabía. Sabía que iban a querer publicar tu libro. —Kai me estrecha entre sus brazos.

Me dejo estrujar. Entierro la cara en su pecho y cierro los ojos, disfrutando de su familiar aroma y del relajante palpitar de su corazón.

—Parece que todos lo sabíais menos yo.

—Confiamos en tí, más que tú misma a veces. —Su aliento alborota mi pelo —. ¿Cuándo sale en librerías?

Mi risa retumba contra sus costillas.

—Vas muy rápido tú. El lunes que viene tengo que ir a Madrid para una entrevista en la que me expondrán las condiciones y si acepto, supongo que empezaremos a tratar el tema de la publicación en sí. Estas cosas no son tan rápidas.

Rompe el abrazo para quedar cara a cara. Frente a mí para ser más exactos. Ya que su cara siempre está mucho más arriba que la mía.

—¿Puedo ir contigo?

—¿A la entrevista?

—Si.

—No creo —respondo dubitativa —. Es una entrevista de trabajo...

Las palmas de sus manos acunan mis mejillas.

—Cariño. —Me interrumpe —. A Madrid, no literalmente entrar contigo a la entrevista.

Cariño. El sonido de la palabra saliendo de sus labios hace que la familia que vive en mi estómago vuelva de las vacaciones y empiece a alborotar la casa de nuevo.

—¿Puedes?

—Si es un viaje rápido, ir y volver en el mismo día creo que sí. Tengo que pedirle permiso al jefe pero no creo que se niegue. Lo importante es ¿Quieres que vaya contigo?

—Me encantaría. —No sé ni por qué hace esa pregunta. Saber que lo tendré a mi lado el día, probablemente, más importante de mi vida hace que la perspectiva sea mucho menos aterradora.

***

Kai aprieta fuerte mi mano mientras bajamos las escaleras del avión.

A cada rato que el aeropuerto de Madrid se encontraba más cerca, más han empezado a temblar mis piernas. Lo que hace unos días era una noticia emocionante e increíble se va convirtiendo en una realidad aterradora a una velocidad de vértigo. Que no se me malinterprete. Publicar mi novela sigue siendo algo increíble. Pero enfrentarme a una entrevista y a todo lo que eso supone hace que mis nervios estén intentando acabar conmigo.

Dentro del aeropuerto alguien grita mi nombre. Mi nombre completo. Con dos apellidos incluidos.

Localizo a la persona de la que procede la voz. Suelto la mano de Kai y echo a correr hacia ella con los ojos llenos de lágrimas. Ella imita mi acción y nos fundimos en un profundo abrazo. Como en esas románticas escenas de las películas.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto a mi hermana mayor.

—No iba a perderme un día tan importante. —Seca algunas lágrimas que han resbalado por mis mejillas —. Además tenía que conocer a tu famoso amigo Kai. —Puedo oír la burla en la palabra amigo.

—Lo conocerías ya si hubieses venido a Londres alguna de las doscientas veces que te he invitado.

Angela se echa a reír.

—Veo que tu adorable carácter a vuelto a salir a la superficie.

Kai llega a nuestro lado en mitad del insulto que le estoy dedicando a mi hermana.

—¿Peleandote con tu hermana? —No puede saber que la estaba insultando, no habla nuestro idioma —. La estabas mirando con cara de enfado, es fácil darse cuenta.

—Hola Kai. —Mi hermana lo saluda en inglés y le da un abrazo —. Por fin te conozco.

—Angela, yo también estaba deseando conocerte en persona —responde él tras corresponder el abrazo.

Cada vez estoy más perdida. Por qué se saludan como si ya se conociesen.

—Cierra la boca enana que pareces tonta —mi hermana vuelve a cambiar al español. La fulmino con la mirada pero también la obedezco —. ¿Cómo crees que sabía dónde y a qué hora aterrizabais?

Ahora mismo tengo dos preocupaciones con respecto a estas personas. Una, ambos saben demasiado fácil lo que estoy pensando y es irritante. Dos, han estado hablando a mis espaldas, lo que conociendo a mi hermana mayor es muy preocupante. Hay muchas posibilidades de que Kai conozca detalles de mi vida que habría deseado que nunca conociera. Algunos de ellos con documentos gráficos incluidos, como aquella vez que me corté el flequillo por mí cuenta y acabé con trasquilones horribles. O cuando me quemé la punta de la nariz intentando oler un incienso que ella había colocado en su habitación.

También hay una cosa positiva, esta preocupación ha conseguido que mis nervios por la entrevista hayan pasado a un segundo plano.

***

¡He firmado un contrato! Ahora sí es totalmente real, una editorial va a publicar mi novela. En menos de un mes mi vida va a cambiar por completo. Estaré viviendo como escritora, yendo a reuniones con mi editora, Elena, a la que he podido conocer en la entrevista. Y viendo diseños para una portada, entrevistas, firmas de libros. Voy a tener la vida que soñé de niña.

Encuentro a mi hermana y a Kai charlando animadamente en la terraza de la cafetería en la que los dejé esperandome. Al verme llegar cortan la conversación y centran su atención en mí. Agito la carpeta que llevo en mis manos, dentro de la cual se encuentra mi copia del contrato. Ellos responden a mi entusiasmo de igual manera. Saboreo el momento, dos de las personas más importantes de mi vida están aquí a mi lado, contentas e ilusionadas por mis logros, como si fueran suyos también.

Comemos los tres juntos antes de que tengamos que emprender el viaje de vuelta, nosotros a Londres y Angela al pueblo, a casa. Durante la comida yo soy la que más habla, les cuento con detalles la entrevista y todo lo que supone la publicación del libro, cada mínimo detalle. Aunque hay algo que no digo, que me guardo para mí. Algo que sé que cuando salga de mi boca enturbiará la felicidad que reina ahora mismo, incluso la mía. Decirlo en voz alta lo hace más real y no quiero afrontarlo todavía. Necesito disfrutar de esta energía un poco más.

La Camiseta | Kai Havertz |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora