Monarquía; chanbaek

Capítulo 3;

CAPÍTULO 3:

Park Chanyeol había comenzado su entrenamiento para la guardia real a los diez años, sus padres habían muerto y era su única opción si no quería terminar teniendo una vida llena de lamentos. Le gustaba ser parte de la guardia real la mayoría de veces, sin embargo, cuando supo de los cambios realizados en el palacio después de la muerte del rey y la reina Byun, casi se ahoga comiendo el almuerzo.

El príncipe había solicitado un cambio total en todos los empleados del palacio que estuvieran a su alcance, eso incluía la guardia real. Y su anterior jefe, el señor Jung, no dudó en posicionarlo como el nuevo jefe de seguridad real y así mismo, lo asignó como escolta principal del príncipe heredero.

Aunque solo tenía 26 años, había sido asignado por su destreza y habilidad para servir al príncipe Baekhyun y ser al tiempo el jefe de la guardia real.

El príncipe había sido claro con sus indicaciones:

Una nueva mano derecha.

Un nuevo escuadrón de escoltas.

Un nuevo jefe de la guardia real.

Y prohibió terminantemente tener escoltas personalizados, sin embargo, el consejo no aprobó su último requerimiento y le asignaron 3 escoltas, dos de resguardo y uno principal.

Chanyeol aceptó gustoso esa responsabilidad, ahora que la noche había acabado y había conocido su destino junto al príncipe Byun, no estaba seguro de querer seguir, no cuando todo se sentía tan intenso para él; cuando solo podía pensar, respirar y querer al príncipe para él, hacerlo suyo y marcarlo para que todos supieran que estaban destinados. Pero esa fantasía era tan prohibida que saludaría la cárcel en segundos.

—Destinados —susurró para sí mismo mientras se dejaba caer en la cama con un suspiro.

No lo podía creer. Jamás se interesó en eso, siempre fue algo secundario en su vida, su único propósito había sido ser el mejor y el más fuerte. Y lo había conseguido. En la academia nadie lo había entrenado para manejar una situación de ese calibre. Prefería estar en la mitad de un atentado sin protección que en la terrible situación de ser el destinado del príncipe heredero al trono de Folklore, por si no había quedado claro la magnitud de su problema.

Ahora, sin embargo, su mente no dejaba de imaginar mil maneras de entrar a la habitación de su omega y marcarlo. Sabía que no estaba enamorado, que solo estaba cegado por el reconocimiento de sus almas. Pero dudaba que enamorarse de su destinado fuera difícil, no cuando tenía una sonrisa tan bonita y unos ojos brillantes como un derroche de oro líquido.

Soltó un quejido de angustia.

Estaba destinado al príncipe heredero... a lo imposible.

Y aunque su lobo ya había dejado ir esa necesidad intensa que solo pasa durante el reconocimiento de las almas, no podía ignorar que su destinado estaba un piso más arriba que él. Solo le tomaría subir las escaleras laterales para llegar. Solo unos cuantos pasos y cinco minutos si se daba prisa y estaría en la misma habitación que Baekhyun.

Tembló ante el recuerdo de ese dulce olor. Caramelo y fresas.

Un toque en la puerta le hizo alzar la mirada.

—Pase.

Yunho entró con una sonrisa apenada a su habitación. Era la nueva mano derecha del príncipe Baekhyun, y se había esforzado horrores para hacer la mejor fiesta de bienvenida y que el príncipe se sintiera a gusto. Yunho vivió toda su vida en el palacio, así que él había sido un testigo oculto de todo lo que vivió el pequeño príncipe, y supuso que sería difícil volver.

—Eres bueno arruinando fiestas, uh —se burló divertido mientras tomaba asiento en un lado de la cama.

Yunho era un lindo omega de 23 años, no estaba marcado y tampoco parecía interesado en algo más que en servir al príncipe. Era alto, delicado y de sentimientos nobles, era de los amigos más cercanos que Chanyeol tenía en su vida.

Chanyeol alzó una pequeña sonrisa.

—No puedo creerlo aún.

—El príncipe es un excelente partido —se encogió de hombros Yunho.

Chanyeol bufó.

—Es un heredero —dijo como si no fuera obvio—. Es absurdamente prohibido para una persona de mi clase.

—¿Quieres que cambie tu asignación? Mingi puede tomar tu lugar como escolta principal del príncipe.

—No.

La sola idea de que otro alfa tomara su lugar para proteger al príncipe casi le hizo desmayarse. Nadie iba a tomar su lugar. Nunca.

Yunho alzó una ceja ante la respuesta tajante.

—Probablemente sea la única manera que tenga de estar cerca de él —se encogió de hombros—, y nadie puede velar por su seguridad más que yo. Soy su alfa.

Ciertamente Yunho ya había pensado en eso, en la gran ventaja que era tener en el cuerpo de seguridad al destinado del príncipe, ya que por sentido innato protegería a Baekhyun más que a nada, sería lo primero que haría sin dudarlo y eso era un punto a favor de ellos, tomando nota de todos los grandes contras que había en la situación, pero al menos había algo bueno que mencionar.

—El príncipe parece ser alguien con quién nos vamos a divertir mucho —dijo Yunho con una sonrisa.

Chanyeol alzó la mirada.

—¿A qué te refieres?

—Solo digo que —lo pensó un momento—. No es la clase de príncipes que hemos conocido antes.

—Eso puedes apostarlo —Chanyeol chasqueó la lengua—. Me dijo que sería su esposo.

—Vaya.

—Sí —suspiró—. El príncipe no se anda por las ramas.

Baekhyun les daría unos meses muy interesantes, al parecer.

—¿Irás a cenar?

—No tengo apetito, realmente.

—Eso —señaló Yunho—. O no quieres encontrarte al príncipe.

Chanyeol se encogió de hombros.

—Me costó toda mi fuerza de voluntad salir de su habitación —murmuró y cerró los ojos—. No creo poder ser tan caballeroso si lo vuelvo a ver esta noche.

Yunho no dijo nada más y Chanyeol lo agradeció. No quería pensar en nada esa noche, solo fantasear con la idea de que él podría mantener el control de la situación y así el reino no exhibiría su cabeza después de decapitarlo.

Era la primera de muchas largas noches, se dijo. Como alfa y lobo, tenía un agudo sentido de la audición y del olfato, y todo en lo que sus sentidos podían enfocarse aunque se esforzara por evitarlo era en el omega que estaba en el piso siguiente.

Escuchó la puerta cerrarse y se mantuvo en silencio peleando con sus pensamientos. Serían unos primeros días difíciles.