Capítulo 12:

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CAPÍTULO 12:

Un latido y todo dentro de su cuerpo se congeló ante el sonido agudo de dolor que escuchó en la lejanía. ¿Quién había sido herido?

No tuvo espacio para pensar cuando sintió la fuerte mano de Chanyeol agarrando su codo con fuerza y haciéndolo correr en dirección contraria al caos, los gritos y disparos tenían su mente corriendo con fuerza y a velocidad, hace segundos estaba con el príncipe Seonghwa degustando mariscos y hablando del amor; ahora estaba huyendo por su seguridad.

—¿Van a algún lado? —una suave voz femenina les interrumpió el paso. Tenía un arma grande en su mano apuntando directamente a Baekhyun.

Con un gruñido, Chanyeol puso a Baekhyun detrás de sí y apuntó a la mujer. Era la misma que los había atendido al llegar. Nayeon.

—Nayeon —el suave susurro de Baekhyun erizó la piel de Chanyeol. Podía sentir el miedo en su cuerpo.

—Voy a matarte —aseguró Chanyeol quitando el seguro del arma.

Una sonrisa pintó los labios de Nayeon quién solo meneó la cabeza y miró a los ojos de Baekhyun, expresando en su mirada que si ella moría todos morirían ahí.

—Príncipe —dijo—. No importa si muero en este momento. Yo soy solo un peón para toda la destrucción que va a caer sobre tus hombros. Todos sabemos que usted... —las palabras quedaron en el vacío cuando un disparo atravesó su frente.

Baekhyun soltó un jadeo ante el sonido y la vista, y miró a Chanyeol. Pero tampoco había disparado.

—Su alteza —llamó Wooyoung—. Nos vamos.

Una creciente mancha de sangre estaba en su pantalón y cojeaba al caminar, pero no dudo en dejar otro tiro en el cuerpo de Nayeon por si algo; no iba a arriesgarse con nada. El palacio del reino del norte Evermore había quedado en absoluto silencio mientras caminaban en dirección a la salida más cercana.

Baekhyun giró su rostro y observó el cuerpo tendido del príncipe Seonghwa a la lejanía. Tomó una fuerte respiración.

—¿Está...? —no se atrevió a terminar la pregunta.

—Sí —Wooyoung respondió—. Muerto.

El silencio abrumador consumió el resto del camino; Chanyeol se sentía dentro de una caja de acero. Se había preparado muchas veces para el escenario de un ataque a su príncipe y futuro rey, se había entrenado desde niño incansablemente para cuidar la seguridad de la familia real y mantener la mente fría y serena aunque el mundo se estuviera cayendo a su alrededor.

Pero Baekhyun se había convertido en su mundo. Y no podía perderlo. No cuando ni siquiera lo tenía.

Le lanzó una mirada, estaba abrazado a sí mismo y encogido en su cuerpo, parecía moverse de manera automática y con pasos sincronizados con la nada; estaba apagado.

Había revisado cuidadosamente todas las personas dentro del palacio de Evermore, había custodiado por sí mismo toda la información y se había dedicado por completo a revisar cada espacio donde su príncipe pondría un pie. Y de la nada, todo había fallado.

—Por aquí, su alteza —Yixing se acercó corriendo a Baekhyun. Ya los autos estaban abiertos y disponibles para que subieran.

—Yixing —Baekhyun suspiró—. Nos vamos los cuatro en el mismo auto. Por favor conduce. Wooyoung está herido.

—Estoy bien —murmuró en respuesta y se subió al asiento delantero—. Descanse, su alteza. Lo llevaremos a casa sano y salvo; nuestra vida siempre estará ligada a usted.

Un sentimiento doloroso atravesó el cuerpo de Baekhyun y sin importarle ser el príncipe heredero, se dejó caer de rodillas al suelo, sus manos agarrando con fuerza su pecho con la intención de controlar el dolor agotador que lo estaba consumiendo.

Lloró con gritos desgarrados por todo; por haber perdido a sus padres desde que nació, por no haber sido amado y valorado, por la muerte de quienes nunca lo amaron pero aún así él guardaba en un rincón de su corazón la idea tonta de una familia feliz. Lloró por no poder vivir. Por no ser perfecto.

Dejó salir todo el dolor de sus años de vida, lloró por haber perdido a un amigo, por haber sido atacado y por tener a sus chicos con él, por saber que al menos contaba con su equipo y que el cariño era mutuo.

—Cielo —escuchó el susurro de Chanyeol—. Debemos irnos.

Intentó levantarse, aferrándose a la mano que Chanyeol le tendía, pero entonces comenzó a sentir un terrible calor consumir su cuerpo de adentro hacía afuera. Soltó un jadeo.

—Llévame a casa, por favor —rogó en brazos de Chanyeol, sus piernas débiles y quemando.

—Siempre te llevaré a casa —Chanyeol dejó un beso en la frente de Baekhyun—. Nuestra casa.

Nadie alcanzó a hacer ningún otro movimiento porque el cuerpo de Baekhyun se quedó sin fuerzas, cayendo en la inconsciencia para segundos después prenderse en un fuego azul brillante.

El príncipe Baekhyun estaba siendo consumido por un brillante fuego.

Monarquía; chanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora