"Small Bites" BTS

»Detrás del Sol« 2da

Días después.

Joon y yo nos encontrábamos en el aeropuerto junto a Isa, María y Mark, quienes habían venido a despedirnos. Joon no había dejado de llorar desde que se había despertado porque extrañaría mucho a todos, pero también decía estar feliz porque viajaría en un gran pájaro de metal, como le había enseñado a llamarlo Mark.

Todos estábamos muy sensibles por la despedida, pero como la gran familia que eran nos apoyaban porque sabían que era el momento, y lo mejor para el pequeño Joon.

Luego de despedirnos de todos con grandes y fuertes abrazos, me dirigí con Joon hacia el avión, ya que nos tocaba abordar porque faltaban solo minutos para que nuestro vuelo saliera. Rumbo a este me embargo la misma tristeza que cuando abandone Corea hace tres años, pero esta vez con la esperanza de visitar pronto.

El viaje fue largo y cansado, por suerte Joon se mantuvo casi todo este dormido, ya que se había despertado muy temprano debido a la emoción.

Cuando salimos del aeropuerto rente un uber que me llevara hasta el departamento de Nam, donde esperaba siguiera residiendo. Joon volvió a quedarse dormido en el transcurso del viaje, y al llegar el conductor fue muy amable de ayudarme con las maletas.

Había decidido visitar primero a Nam por miedo a no saber que decirle a Hoseok, después de todo Nam era como un hermano mayor que siempre sabía que decir en el momento indicado. Así que aquí estaba, llamando a su puerta, con Joon en brazos y las maletas a un lado, esperando a que mi amigo abriera la puerta, y rezando también porque me recibiera de una buena manera después de la escapada que me había dado.

—¿Quién...? —no terminó de hablar al verme.

—Hola... —susurré bajando mi cabeza.

—¿Mimi? ¿Eres tú? —preguntó entre sorprendido y confundido.

—Sí, Namu —volví a susurrar sintiéndome avergonzada.

—Volviste... —esta vez susurró él, medio ido — adelante, pasa.

—Gracias —acomodé un poco a Joon —, podrías ayudarme con las maletas.

—Sí, no te preocupes —se hizo a un lado para que yo pasara y luego tomó mis maletas.

Con un poco de vergüenza me dirigí hacia su salón, donde tome asiento en uno de los sofás, para poder acomodar a Joon que aún se encontraba dormido.

—¿El niño? —preguntó bajo señalándolo.

—Nunca llegue a hacerme la interrupción —le dije con la voz temblorosa.

—¡¿Cómo?! —casi que gritó, pero enseguida hizo silencio —. Pero nos dijiste que sí.

—Técnicamente no lo hice —hablé luego de un momento —, más bien hice silencio.

—¿Pero por qué?

—Iba a decirles de la nueva decisión que había tomado, pero cuando llegue a la casa me vinieron con la noticia de que se alistarían a la semana siguiente —hablé de prisa, reviviendo todas las emociones.

—Aun así debiste decirnos —aclaró —, a todos, sobre todo a Hoseok.

—Lo sé, pero tienes que entender que yo me asusté después de todo iba a quedarme sola por dos años.

—Al menos no te hubieras ido —dijo un poco más calmado —. ¿A dónde fuiste?

—Chile —susurré —, con mi amiga y su familia. Allí cuidaron de nosotros.

—Podríamos haberlo hecho también —se defendió.

—¿Cómo? —pregunté —. Una vez cada varios meses que le dieran descanso de dos días. No podía aguantar así, Nam.