Tras una larga noche mirando la grácil danza del fuego y escuchando el crepitar de las brasas mientras avivaba el fuego para no pasar el frío, los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar la Cueva de un tono ámbar precioso.
- ¿Roy? ¿Eres tú? - preguntó Adrián mientras se levantaba.
-Tenía pensado hacer la broma de la bella durmiente si se levantaba una chica, pero a ti te pega más.
Con una pequeña sonrisa fugaz que pasó por su cara, Adri se sentó a mi lado y se apoyó en mi brazo.
- ¿Ha pasado todo de verdad? - preguntó mirando atónito a la fogata
-sí, en la vida no solo te lo puedes pasar bien todo el rato.
-Entonces ¿Están todos muertos?
-Tarde o temprano iban a morir, no te voy a mentir.
Adri me dio un golpe, me giré a mirarlo y vi su cara de tristeza, no era el momento para una broma.
- ¿Cómo puedes hacer una broma así? Son tus compañeros de clase.
Levanté mi brazo y se lo puse sobre el hombro. Adri era uno de los chicos más monos de primero de bachillerato, su pelo de forma natural era de un tono castaño, pero antes del viaje se lo tiñó de blanco, no tenía una musculatura exagerada, pero tampoco carecía de ella, era lo que algunos llaman "definido", tenía una cara bastante bonita con una preciosa sonrisa y una nariz pequeñita, sus ojos verdes en ese momento brillaban con el reflejo del fuego y a la vez ese brillo se veía aumentado dado a que parecía estar a punto de llorar.
-Adri, escúchame, te voy a decir dos cosas, lo primero es que lo que acaba de pasar no es algo que estuviese en tus manos y tampoco es fácil de asimilar, pero es algo que vas a tener que hacer sí o sí, ahora mismo estamos juntos, piensa que podríamos haber muerto todos y que solo hubieses sobrevivido tú solo, ahí sí que estarías jodido. Y lo segundo es que no se me da bien animar a la gente, perdóname.
-Hermano, menos mal que estás bien, cuando no te vi en el avión me asusté, pensaba que te habías caído o algo.
-Tu di lo que quieras, pero ayer me levanté en la arena de la playa que hay debajo del acantilado.
Adrián sorprendido pudo su mano en mi pecho pensando que era una broma
- ¿Qué es esto en tu pecho? - Preguntó palpándome el pecho.
-Es una herida que me atraviesa el pecho hasta la cintura y duele mucho así que por favor no la toques. - dije quitando su mano de mi pecho.
- ¡Huy! Perdóname.
-No pasa nada, de igual modo me has recordado que me tengo que limpiar la herida.
Me puse en pié y me acerqué a una montaña de de botellas de alcohol que seguramente montaron Ana y antonio mientras yo recojía palos y hojas.
-Espera que te ayudo.
- ¿A qué? Si lo que tengo que hacer es quitarme los apósitos y echarme el alcohol.
-En algo tendré que poder ayudar ¿No?
-Tú lo que quieres es ver la herida ¿Verdad?
-Que bien me conoces cabrón.
Agarré la botella que usé el día anterior y unos apósitos nuevos para cambiar los que probablemente ya estaban sucios.
-Vamos afuera de la cueva, no quiero que se me escape un grito o algo por el dolor y despertar a los demás.
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Desterrados: La Leyenda De Roy
Lãng mạnLa legendaria historia de un ser capaz de transcender a los poderes conocidos en el universo, pero se ve superado por el amor que siente por sus compañeros, una historia llena de aventuras, diversión y tristeza, el primer tomo de una leyenda