Primer día ( Parte 3)

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De repente los meseros movieron todo para poder darme una silla mientras se peleaban por atenderme. Era una extraña sensación sentirse tan deseado.

Todas se sentaban y comían de una manera muy estilizada, manteniendo el glamour y feminidad.

Frente a mi había un gran espejo, el cual yo no podía reconocerme. Era difícil saber cual era yo y eso me incomodaba.

Frente a mi podía ver un grupo de chicas hermosas que conversaban y se reían mientras yo mantenía movimientos femeninos. Talvez lo único que me permitía reconocerme era mi seriedad y confusión.

De repente la mirada de todas las chicas se enfocaba en mi.

Cuéntanos sobre ti - Daniela se expresó.

Por ejemplo yo tengo una familia y una esposa a la que amo mucho. Una de las chicas me conversaba con gestos muy femeninos.

Otra me contaba que estudiaba en las noches y que debía cuidar a su mamá.

Así poco a poco me iban contando sus historias hasta darme cuenta que todas aquellas glamurosas chicas compartían los mismos o peores problemas que yo, pero me resultaba muy difícil asimilar que todas ellas en su vida normal son chicos, así como yo.

Esos chicos que en ese momento actúan como si siempre hubieran sido chicas seguras que disfrutan su vida y presencia, pues superficialmente se las veía felices y sociables con las personas restaurante.

Para mi era difícil, es mas el dueño del restaurante preguntó porque estaba tan serio o seria. Mis compañeras entre risas gritaron en coro que era nueva y que pronto me adaptaría.

La comida fue la mas deliciosa que había probado antes de trabajar en ese lugar y la atención superó mis expectativas. Cuando llegó el momento de irnos yo saqué mi billetera del la chaqueta y antes de mostrar mi tarjeta Daniela bajó mi mano y me dijo que la empresa pagaba siempre.

Buen sueldo, buena comida, buen ambiente y un trabajo relativamente fácil. Era increíble pero el detalle de todo esto es que bueno ya saben, era una chica y no tenía idea de que hacer o que iba a pasar.

Cuando nos levantamos ya había pasado el tiempo suficiente para regresar a trabajar. Al regresar podía escuchar un concierto de tacones golpeando el fino porcelanato del edificio mientras las miradas continuaban. Daniela me agarraba bien el brazo para demostrar lo unidas e imponentes que éramos.

- Debes ir a tu oficina. - Daniela presionaba el botón del piso donde estaba mi jefe

- Recuerda, mientras mas tiempo estés con el mas complicado será el trabajo.

Al llegar, Miguel me esperaba con una sonrisa mirándome de pies a cabeza mientras yo le devolvía la sonrisa mientras torpemente tropezaba con mi silla de trabajo.

Inmediatamente Miguel se acercó hacia mi y me preguntó si estaba bien. En ese momento sentí un alto nivel de vergüenza mientras al mismo tiempo tenía un sentimiento de protección al estar a su lado. Nadie se había preocupado de esa manera, normalmente se hubieran reído pero el mantenía el profesionalismo y preocupación hacia mi.

Miguel, acomodó la silla para mi y me invitó a sentarme mientras me explicaba en lo que consistiría mi trabajo en las ultimas horas del día. Mientras el estaba cerca de mi podía oler su perfume y su voz cada ves sonaba mas agradable.

Mientras hacía mí trabajo, pude notar como mi cuerpo iba cambiando mientras mi traje iba encogiéndose.

Estaba muy nervioso en ese momento porque no sabía hasta que punto iba a llegar todo ésto. Sin darme cuenta estaban con las piernas cruzadas dejando ver gran parte de mis piernas.

Mis labios se habían hinchado sutilmente y mis pechos podían sentir una pequeña brisa, algo que llamó mi atención pues ahora tenia un pequeño escote que tapaba la visita de una parte de mi cuerpo.

Miguel- llamé la atención de mi jefe.

En ese momento me asusté al escuchar que mi voz había cambiado con un tono seductor.

Continúe hablando para preguntar sobre sus citas pero mi voz no cambiaba, es mas podría decirse que tenía un tono coqueto.

De repente el teléfono sonó y era la primera vez que iba a hablar con una persona ajena a las oficinas.

Hola - Contesté el teléfono.

Era un hombre que agendaba una cita . En ese momento puede controlar mi voz y me expresé con mas tranquilidad y profesionalismo.

Después de esa llamada, existieron mas hasta acabar mi jornada de trabajo.

- Ya te puedes ir - Miguel se expresó.

Con solo escuchar su voz mi corazón latía con fuerza y por una extraña razón Miguel tenía una presencia que llamaba mi atención, a tal punto que no podía dejar de verlo y eso me asustaba.

Yo inmediatamente me levanté sintiendo como mi falda estaba al borde de la indecencia y mi escote era mucho mas prominente.

Mis caderas se adaptaban a una estilizada silueta femenina mientras mi cabello era largo y sedoso. Para rematar mis tacones habían crecido hasta los 12cm y mis movimientos llamaban la atención de cualquier hombre o mujer.

Una vez me levanté me dirigí hacia el ascensor mientras Miguel miraba a una hermosa mujer caminando como si estuviera en una pasarela de alto nivel, pues al parecer no se escapaba ningún detalle de glamur y profesionalismo.

La vergüenza me comía y nuevamente pude ver a aquella mujer que se adueñaba de mi mientras yo solo quería escapar de aquel lugar. Esa mujer que estaba frente a mi era un sueño, a tal punto que sería un insulto que esté trabajando como secretaria pudiendo ser una modelo de nivel mundial.

O bueno es lo que yo veía, En ese momento yo no podía reconocer a esa mujer pero mi lógica no podía negarme que era yo. Era estúpido pensar lo contrario pero mi mente y mis emociones no la reconocían como parte de mi.

Mientras mi boca sonreía tontamente al escuchar la voz de Miguel despidiéndose de mi mientras me acomodaba el cabello. Una sensación que ya conocía se apoderaba de mi, una sensación que se mezclaba con terror y angustia, pues aquella sensación era amor. Cuando el ascensor llegó al piso de las secretarias Daniela me miró con una sonrisa burlona, pues aún tenia aquella estúpida sonrisa.

- Buena novatada - Daniela dejó salir una pequeña carcajada.

Daniela también había cambiado desde la ultima vez que nos vimos pero se veía mucho mas "presentable" que yo y eso demostraba que debía aprender bastante.

- Vamos, te llevo a casa

- En mañana regresarás a la normalidad - Daniela se expresó con seriedad.

En ese momento me puse frío.

- ¡Pero tengo una esposa! - Me expresé asustado

- ¡Que le voy a decir!

Daniela dejó salir una carcajada mientras me miraba con cara de ternura.

- Si te vieras como te pusiste también te daría ternura. - Daniela se expresó en tono burlón

- Eso era antes pero gracias a unos convenios e inversiones pudimos obtener el cuarto de depuración.

- Una vez entres, regresarás a la normalidad. 

El traje de la secretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora