Miguel sabía que yo lo había visto el día de ayer y se notaba su incomodidad ante la situación pero yo le demostraba que estaba dispuesta a todo para estar con él. El amor de mi vida no se podía ir de mis manos y cómodo una chica enamorada lo hice sentir como el hombre que yo necesitaba.
Mientras tanto mi yo masculino luchaba con fuerzas para no caer en la tentación. Y así fue, esta vez había ganado la batalla pude irme a casa. Cuando me subí al auto pude notar que las medias del traje se habían quedado adentro. En ese momento pese a que trajo emociones y sensaciones extrañas en mí lo ignoré y continué a casa.
Cuando llegué a casa mi esposa estaba muy molesta pues mi celular se había apagado hace más de 24 horas y después de una discusión fuerte donde yo saqué en cara su traición, provocando que ella abandone la casa.
Estaba completamente solo en casa con un sentimiento de tristeza y dolor de mi cuerpo, pues nuevamente el dolor apareció.
En la noche mientras intentaba dormir, recuerdos de Miguel inundaban en mi mente. Todo era muy confuso y no sabía qué pensar ni qué sentir, pues mi memoria estaba llena de recuerdos que por alguna razón me hacían sonreír.
Era como si el switch del amor no se hubiera apagado bien. Sin darme cuenta me había dormido y tuve un sueño.
Por una extraña razón era Karla. No llevaba el traje pero sí llevaba un vestido veraniego, uno de esos vestidos floreados pero cómodos para un viaje de verano. A mi lado estaba Miguel y atrás de mí había una niña a la que le llamaba hija. Los tres estábamos en un país extranjero al que yo siempre quise ir pero no tuve la oportunidad.
En aquel sueño podía sentir la felicidad de una linda familia cumpliendo su sueño. Todo era luz y alegría mientras yo me sentía satisfecho por la vida que llevaba.
Era como si Carla era la respuesta a la vida que siempre hubiera querido pese a que el sueño no se podía explicar tan fácilmente pues todo era emociones y sentimientos.
En el mismo sueño llegamos a un hotel y la pequeña niña se fue a jugar mientras Miguel me sorprendía con un cuarto lleno de flores y rosas.
Cuando me di cuenta, llevaba un delicado conjunto de lencería para la ocasión, el mismo que poco a poco se iba convirtiendo en el traje de mi trabajo. Yo en ese momento me sentía como si estuviera en el cielo y agradecía que tenía la oportunidad de ser Karla.
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El traje de la secretaria
FantasíaEn desesperación por encontrar un nuevo trabajo Jorge se aventura en una extraña propuesta de una pequeña compañía de hermosas secretarias donde sería la asistente de un importante hombre de negocios. Un traje hechizado que algunos ya conocen se enc...