Normalidad

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Daniela me llevó al piso donde me vestí y me indicó el cuarto. El lugar estaba lleno de mis compañeras esperando su turno. Cuando llegó mi turno Daniela me dijo que por seguridad no podemos revelar nuestras identidades.

Cuando te entrevistaron llevaron a otras personas para distraer. Es decir yo no se quien eres porque ayer vi a unas 20 personas que fueron entrevistadas, de las cuales solo tu supiste de que se trataba, el resto era distracción.

- Ellos cuidan mucho de ti.

- Igual en la mañana, la chica que te atendió es la única que sabe quienes somos.

- La peluca y maquillaje que usamos al inicio oculta muy bien nuestro físico.

- Cuando entres al cuarto de depuración saldrás por la otra puerta. Una vez atravieses esa puerta habrá varias habitaciones. La tuya tendrá tu nombre.

-Cuando entres en tu habitación te podrás bañar y cambiar de ropa. una vez estés listo te dirán cuando puedes salir, pues cada uno sale con un intervalo de 5 minutos.

- SI deseas te puedes quedar allí hasta el otro día.

- Algunos lo hacen. En la habitación podrás indicar si te quedas o quieres que te llamen para poder salir.

Cuando entré a la habitación de depuración una gran cantidad de humo cegó la habitación y en cuestión de minutos y sin darme cuenta había regresado a la normalidad. Cuando el humo se disipó, estaba exactamente como comenzó todo.

De repente la puerta se abrió y me dirigí a mi habitación. el corredor no era muy grande pero tenía varias habitaciones y un ascensor, de las cuales una tenía una luz que indicaba mi nombre femenino, las demás habitaciones se mantenían apagadas.

Al entrar, la habitación era pequeña pero muy lujosa con una vista espectacular hacia la ciudad. No era igual a la vista de Miguel pero era privilegiada en proporción a todos los edificios de la ciudad. Cuando me miré al espejo pude reconocerme afín, de cierto modo sentí un gran alivio aunque mi rostro estaba maquillado.

Después de quitarme todo, en la mesa había desmaquillante y a un lado estaba mi ropa con todas mis pertenencias, incluyendo el celular. Mientras agarraba todo, encontré una nota que decía.

Muchas gracias por colaborar tan bien el primer día. Sabemos lo difícil que puede llegar a ser, así que hemos depositado un bono en tu cuenta. Tu buen comportamiento será recompensado y sabemos que lo vas a disfrutar.

Inmediatamente agarré mi celular y abrí mi cuenta. Mis ojos no podían creer lo que miraban, era una cantidad suficiente como para vivir sin trabajar algunos meses pero apenas era el primer día y sentía como si hubiera trabajado una semana.

Despues de bañarme y vestirme presioné el botón de aviso para salir el cual indicaba que debía estar listo porque una vez se abra la puerta tenía dos minutos para salir. Pasaron cinco minutos y la puerta se abrió.

En ese momento sentí que era libre pues era yo y podía caminar hacia el ascensor que me llevaría a mi libertad completa. Una vez abajo, el ascensor abrió las puertas y pude ver mi viejo auto estacionado. Al mirar la hora noté que eran las 5:30pm y el camino a casa duraba treinta minutos.

En el camino mi mente no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado. Destellos y destellos de recuerdos de mi siendo una chica y Miguel quien ahora lo miraba como una persona mas pero sentía que ahora tenía dos vidas.

Al llegar a casa mi esposa me esperaba feliz con los brazos abiertos, pues estaba muy emocionada por mi primer día de trabajo.

- Que hiciste.

- Donde es.

- Como te sentiste.

Yo en ese momento lo único que podía ver era su cuerpo femenino y de cierto modo ahora podía sentir como era ser ella.

En ese momento me sentía ajeno a mi vida, cómo si estuviera traicionado a todos incluyendome.

Le dije que fue un dia normal y que mi trabajo era, ser la mano derecha de mi jefe. También le dije que mi oficina estaba en el sector pero no le especifique cual era el edificio.

Intenté fingir felicidad pero en el fondo solo tenía incertidumbre y terror pues no sabía a donde iba a llegar todo ésto.

Lo único que me sacó la sonrisa que mi esposa esperaba fue cuando recordé el depósito que tuve el cuál no le conté nada para no levantar sospechas.

Después de comer la merienda me dirigí a la cama para intentar descansar después de un día tan agotador pero el hecho de saber que mañana era un nuevo dia de Karla, no quería dormir.

Sin darme cuenta ya era de madrugada y mi esposa me sacudía para levantarme y prepararme. Para ser Karla debía estar una hora antes para prepararme y en mi casa también debía hacerlo para no llamar la atención de mi esposa.

Ella se preocupaba que vaya elegante y bien presentable, algo que yo no quería pues era una perdida de tiempo.

Al llegar a las oficinas, la misma chica me recibió y me llevó a mi habitación donde me cambiaría y continuaría con mi trabajo.

El traje ahora era un poco diferente, pues tenía otro diseño y los tacones eran de otro color.

Aquél día fue igual que el anterior pero esta vez puede controlar la distancia con Miguel.

Los días pasaron y yo me iba acoplando intentando mantener las reglas para que nada se salga de control. Cuando hablaba con mi esposa me sentía diferente pues cada vez entendía mas lo que era ser ella y con Daniela aprendía lo que era tener una amiga.

Todos los días de la primera semana fueron muy parecidos pero nada cómodos para mi. Cada dia era una tortura de incertidumbre y miedos pero alfin pude adaptarme a mi rutina de trabajo.

Cómo secretaria era una máquina y Miguel agradecía mi buen trabajo. Podría decirse que me ocultaba en mi labor para no recordar que era una chica o peor aún generar un vínculo de confianza con Miguel.

Cualquier cosa que me incomodaba lo solucionaba con mas trabajo y concentración.

Cuando llegó la hora del almuerzo Gabriela, una de mis compañeras hizo un chiste y después de tanto tiempo pude relajarme para reírme de el. Mis compañeras de habían emocionado bastante, pues alfin sentían que podían dar el próximo paso a un vínculo de confianza.

El traje de la secretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora