Parte 2

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Aquella otra situación se podría resumir en una sola palabra, tensa.

Aunque Matt habia alegrado su tarde, este se negó a irse y así lo hizo, hasta que anochecio, obviamente, pero luego, fue muy cómodo.

Pero ahora era un nuevo día, uno no muy bueno para el de azul marino.

Al fin había salido de su habitación, más que por gusto, por supervivencia, sería muy lamentable que se muriera de hambre por simple pereza, así que cabizbajo se dirigió a la cocina y abrió la nevera con frustración, había un poco de leche, smirnoff y cocacola. De reojo miró hacia la derecha y izquierda atento de que no hubiera nadie para sacar su amada botella, la cual abrió con deleite.

- ¿No crees que es muy temprano? - pregunto una voz atrás de él, haciendo que regresa la bebida a la nevera frustrado.

- ¿Tengo horarios? - se burló viendo de reojo al castaño que frunció el ceño cruzado de brazos.

- Si no quieres morir a los 30, claro - sonrió victorioso este al ver como el contrario apretó un poco los puños en señal de molestia.

- Como sea... - soltó para alejarse de la cocina hacia el sofá.

En la sala se encontraba el noruego cambiando los canales sin interés alguno, vio de reojo como el británico se acercaba hacia el sofá.

- ¿Alguna vez harás algo productivo en tu patética vida? - comentó el noruego mientras aún observaba la televisión sin ganas.

Este se quedó callado y se resignó a no responderle, ¿Le dolió? Tal vez, un poco, pero tratándose de Tord no le daba mucha importancia a sus comentarios hirientes, al menos no tanto para que le de una crisis.

Pero un rubio entró por la puerta principal con algunas bolsas de plástico llenas de víveres y una curiosa carta sellada en la mano, paso de largo y fue caminando tranquilamente hacia la cocina, se escucharon murmullos inaudibles seguido de un grito por parte del castaño, lo cual alteró y confundió a ambos chicos que se encontraban tranquilos en el sofá.

- ¿¡Qué demonios es esto!? - grito el castaño que se aproximaba a pasos acelerados apretando una hoja que llevaba en la mano.

- Un recibo...? - respondió el de cuencas confundido por el estado alterado de ánimo del contrario.

- ¡Si! - arrugó la pequeña hoja aún molesto y se la lanzó en el rostro al noruego.

Este la desenvolvió y se sorprendió al ver el numero de cuatro cifras en este.

- ¿Es una broma? - cuestiono el noruego incrédulo por la cifra, jamás había salido tan alto el monto.

El castaño negó la cabeza con el ceño fruncido mientras el rubio llegaba a la sala confundido por los gritos y la escena que se estaba armando.

- ¿Quién puede consumir tanto? - pregunto furioso el castaño que miraba a sus acompañantes indignado.

- Yo no soy él que se queda toda la noche despierto con las luces encendidas - comento el de cuernos echándole la culpa indirectamente al de cuencas.

No tardo en comprender la indirecta y frunció el ceño, un tanto indignado.

- Mierda, yo no consumo tanto si eso insinúas, aparte no lo hago tan seguido... - El británico intento excusarse aunque logro reflexionar un poco de sus palabras.

Verdaderamente sí lo hacía.

- ¿Estas bromeando? ¡Todas las malditas noches lo haces! - grito el castaño frustrado al escuchar su falsa excusa.

Se quedó en silencio sin saber que responder, en verdad era su culpa, era indefendible, bueno, no para Matt.

- De- Dejalo... yo puedo pagarlo, si quieres - titubeo el rubio intentado calmar al furioso castaño.

Los presentes se quedaron algo atónitos ante la propuesta del rubio.

- ¿Estas demente? - pregunto el castaño con un tono serio.

El rubio negó con la cabeza lentamente mientras rascaba su brazo por el nerviosismo.

La mirada fija y amenazante del mayor se plantó en el pecoso, apretó el papel en sus manos arrugandolo mientras intentaba calmar su furia.

Detestaba realmente que se ofreciera siempre a solucionar los problemas del alcohólico, jamás se hacía cargo de sus consecuencias, incluso en secundaria esa era su dinámica, Tom, arruinando todo y Matt, intentando reparar lo irreparable.

- Bien - murmuró entre dientes forzando una sonrisa - Haz lo que quieras - gruño mientras tomaba el papel para arrugarlo y lanzarlo en el rostro del contrario.

El rubio se quedó quieto, algo cabizbajo y avergonzado mientras escuchaba como el castaño se marchaba maldiciendo en voz baja hacia su habitación.

Todos se quedaron inmóviles hasta que el artista se marchó, dejando todo en silencio.

- Yo... saldré a pagar esto - hablo con pena para retirarse de la habitación al igual que el castaño.

Los que aún permanecían en la sala se quedaron confundidos ante lo sucedido, pero de algo estaban seguros, era culpa de Thomas.

- Estarás satisfecho - menciono el noruego, burlonamente ante la pena del alcohólico.

- Callate - murmuró este para sentarse en el sofá.

Su mirada estaba perdida, ¿Enserio causaba más problemas ya siendo un completo inútil? Todos lo reconocían y lo sabían, sentía arder un poco su pecho pero se tragó sus lágrimas y fingió, una vez más.

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Esto lo hice un poco apurado, quería publicar mínimo dos partes al terminar de editar mi otra historia aunque la haya publica hace casi dos meses (soy muuuuy flojo)

Muchas gracias por leer, Muak muak<33

Él se fue [Mattom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora