Lo tomare como una bestia

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Arrugó su nariz mientras abría lentamente sus parpados, había cedido al cansancio que le provocó el recorrido.

Nada fue un sueño. En verdad estaba lejos de casa.

Su frente estaba recostada en la espalda de Katsuki, quien no parecía molesto en lo absoluto. De hecho, el alfa rubio mantenía su mirada absorta por el camino. Izuku enderezó su postura al notar como le pareció reconfortante el aroma del alfa.

- ¿Ya despertaste?-

-Cre- creí que estabas prestando más atención al camino...- le susurró Izuku aún con la mente brumosa. 

- No sentí tu peso en mi espalda, por eso - notó que el omega se movía de más - ¿qué estás haciendo?

- Solo trato de voltear para ver a Pachi - recibió un balido en respuesta, Pachi continuaba su andar cargando la carreta con ánimo - el traidor se ve bien...-

Bakugo contuvo una risa disimulada por el comentario. Al parecer, no era el único rencoroso con el comportamiento extraño de su espíritu guía.

Primero, Yue confiando en ese omega ermitaño, y luego el hecho de que Pachi accediera ayudarlo con el traslado de su propio dueño hacia su tribu.

¿Era acaso una confabulación del destino? 

No lo sabia.

- Trata de no dormir de nuevo- le advirtió al omega - mira, ya estamos cerca de la entrada -

Izuku asomó su rostro por el hombro contrario observando hacia donde apuntaba Bakugo, una ligera inquietud atravesó su pecho mientras el viento, en su contra, sopló una brisa sutil acariciando sus mejillas y alborotando uno que otro mechón sobresaliente de su gorro invernal. 

Les daba la bienvenida como primer vistazo un gran arco hecho de tronco de robles antes de ver lo que terminó por dejarlo pasmado. Pues la entrada era tan majestuosa como la pequeña ciudadela que presenció. Un gran número de cabañas distribuidas por el extenso campo cubierto de nieve. 

- ¡Hey, Bakugo! - se escuchó un llamado a su izquierda.

Un muchacho de cabello color rojo intenso se aproximaba hacia ellos a unos cuantos pasos cerca del gran arco. Aquel chico no traía un saco invernal además de un pantalón holgado y una bufanda cerrada de lana negra alrededor del cuello. El omega peliverde se preguntó si era capaz de soportar el frio para vivir de esa forma. 

- Kirishima...- le contestó Bakugo.

-hombre, ya creí que habías fracasado debido a tu soberbia de no preguntar a los demás por el camino correcto, pero veo que no... - Kirishima dirigió la mirada rápida al aspecto de su amigo y a su lobo antes de toparse con Izuku, quien cauteloso despegó su mano derecha de la espalda de Bakugo y le dio un saludo tímido - acaso él... -

- ahórrate las palabras... - lo detuvo. Las explicaciones tenía que guardarlas para su mamá.

Katsuki tocó el lomo de Yue para continuar el camino siendo seguido por Kirishima. Izuku hizo silencio dedicándose a voltear para observar si Pachi continuaba siguiéndolos. 

Al instante en el que Yue pasó por las primeras cabañas, varias personas comenzaron a asomarse para reconocer a los viajeros.

- ¡Miren, Bakugo regresó! - gritó uno de los niños que, por ese llamado, las personas de toda edad comenzaron a traer algunos productos en diversas canastas para ofrecer.

- ¡Hey, Katsuki, ¿se te ofrece hojaldres? -

- Puedes llevar estas frutas a Mitsuki de mi parte -

- También llegó nuevos abrigos de buena calidad - 

Smoke spirit-  bkdkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora