Durante todo el transcurso del viaje, Asher se sintió ansioso. No dejaba de pensar en Lysander y en la posibilidad de enviarle un mensaje para explicarle su falta, pero la constante inseguridad lo detenía junto a ese último mensaje del Omega:
Dame tiempo
Tal vez debería ingeniarse con una nueva idea de llamar su atención, pero primero debía volver a casa.
Una vez saldado todo los pendientes de aquel viaje, Asher tomó el primer avión de vuelta a casa que alcanzó. Se sentía en una especie de hiperventilación, ansioso de volver a encontrarse con el Omega. Tanta fue su necesidad, que lo primero que hizo antes de que el avión tocara sus tierras, fue ordenar que su auto estuviera preparado para partir en cuanto el llegara.
Al hacerlo, Asher voló en su auto dirección a la casa Fleiss, justo rozando la hora en que él presentaba su silenciosa presencia. Agradeció a todos los Dioses posibles al encontrarse al viejo Beta en el jardín con sus queridas flores.
—Asher—dijo este con sorpresa.
—Señor Everett—Asher se acercó, apresurado—. Perdón por no venir los otros días, tuve que hacer un viaje con urgencia, traté de hacerlo lo más rápido que pude y...
—Ay, Asher...—suspiró el Beta, dolido. Había algo en el tono de voz de Everett que atormentó al chico.
—¿Lys está bien? —preguntó, asustado.
Everett frunció sus labios, se notaba agotado y lleno de tristeza.
—Asher, Lys... Hace tres días fue llevado a urgencias.
El corazón de Asher se detuvo.
—¿Qué?
—Fue horrible, Lys... Se encuentra bien ahora, pero débil después de lo ocurrido. Él... Mi niño...—habló con dificultad, buscando las palabras necesarias para explicar lo que pasaba por su mente: —. Fue dado de alta hace un día y medio... Eso no evitó que saliera de casa. Estar en casa le producía desesperación.
Asher quería saber qué había ocurrido, pero principalmente quería escucharlo de Lysander. Necesitaba verlo, aunque él se negase con fuerzas.
Temía de lo peor.
—¿Dónde está ahora? —exigió.
El padre de Lysander pareció dudoso, pero ya no podía con tanto.
—Dijo que iría donde siempre.
Asher no perdió más tiempo. Solo había un lugar donde buscarlo, en un lugar donde todo comenzó. Su mente saltaba en alertas de una y mil respuestas de por qué Lys fue a parar a urgencias.
—Mierda.
Pero no debía ser muy serio ¿Verdad? Si no fuera Lysander no estaría ahora en el bar, menos de día.
Asher se fue con prisa de todas formas. Al llegar no tardó en escrutar la mayoría de las mesas sin vergüenza, buscando a ese Omega que lo tenía colgando entre sus manos. Sentía desesperación, miedo, necesidad. Pero, principalmente, preocupación. Centró sus energías en buscarlo, fue entonces cuando lo sintió. Había un fuerte aroma a vainilla.
—Lys... —jadeó.
Ahí estaba, lo había encontrado. Una enorme felicidad lo invadió, obligándolo a acercarse con rapidez, pero se detuvo de golpe; Lys no se encontraba solo, había un chico frente a él. Y no solo eso, sus manos estaban unidas sobre la mesa.
De cierta forma, Asher tomó eso como una forma de que detuviera todo, que Lys no estaba interesado en él y ya tenía que rendirse. Pero había algo, algo muy fuerte en el pecho de Asher que no lo dejaba detenerse. La rabia de su Alfa al ver a su Omega con otro le hacía arder su sangre, tanto, que Asher ni tuvo la oportunidad de pensar en algo decente cuando ya se encontraba frente a la mesa de ambos chicos.
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Alma errante
Teen FictionLos medios noticieros se veían en un bufet de novedades al ver dos de tres de los grandes Alfas de la temporada comprometiéndose, pero ¿Qué ocurrió con Asher Hawk? ¿Por qué comenzó con una actividad altamente sexual? Nunca repetía una noche con la...