05: Cercanía

65 11 1
                                    

Cuando Asher Hawk despertó aquella mañana, lo único que ocupó su mente fue en sus quince minutos de gloria junto a Lysander Fleiss.

Había llegado tarde a la mansión Hawk, por lo que su familia se encontraba dormida, por lo que le fue fácil entrar y darse una ducha para ocultar el olor del Omega de su cuerpo.

—Tenía que ser dominante—rio Asher.

No importaba si se acostaba con un Beta, Omega o Alfa recesivo, sus olores nunca quedaban impregnados en su cuerpo. Pero en cambio, siendo Lys de sus primeros Omegas dominantes, la historia era diferente. Sus feromonas eran fuertes, lo suficiente para mezclarse con las suyas y permanecer por un buen tiempo.

Una vez verificado que sus feromonas y la ducha hicieran su trabajo, el aroma de Lysander era sutil, pasando hasta casi por desapercibida para los demás, pero no para Asher. Ese olor a bizcocho recién orneado y vainilla era dulce y calmante.

Se recostó en su cama una vez ya seco y en ropa interior. El día había sido pesado, pero gracias su exprés reencuentro con ese Omega, se sentía mejor. Era una de las magias de Lysander.

Incluso su habilidad de convérselo de tener sexo sin protección.

—Debo conseguir la pastilla—murmuró para sí.

Sus planes de paternidad no estaban presentes hasta mil años luz más adelante. Bueno, no era taaan lejano, pero si después de asumir el poder de cabecilla de la familia una vez que cumpliera la edad adecuada y su padre viera que estaba preparado.

Tenía que asegurarse de que Lysander no quedara embarazado.

Pero, lo que más preocupaba a Asher, era el cómo.

—¿Cómo mierda caí en su seducción? —volvió a hablar para sí mismo, incrédulo—. Soy un Alfa dominante todo poderoso ¿Cómo fue que caí tan rápido en su juego?

Quería reír, sinceramente. Sin embargo, debía asegurarse del estado de Lys antes de reírse de su torpeza.

—Que idiota soy.

Se acomodó en su cama, sintiendo esa mezcla de preocupación y ganas de reír en su ser. A pesar de todo, el cansancio fue más fuerte.

. . .

Era temprano cuando despertó, solo eran las siete de la mañana, pero tenía un compromiso con aquel Omega. Agradeció mentalmente que ese día era libre y podía hacerse cargo de su error con tranquilidad.

No pasó mucho para que consiguiese una de las mejores pastillas del día después. Se encaminó a su auto y tomó su celular, llamando al Omega.

¿Hola? —La voz de Lys no tardó en hacerse presente, demostrando lo soñoliento que se encontraba al igual que emocionado.

—Buenos días, bella durmiente—dijo Asher, soltando lo más rápido que se le ocurrió para molestar a Lys: —. Tengo la pastilla ¿Dónde nos vemos?

Ah—moduló el chico, escuchándose suaves ruidos de fondo—Podemos... vernos aquí, en mi casa. Mis hermanos tuvieron que salir por compromisos, llegarán tarde. Estoy solo.

Estoy solo.

Asher Hawk sonrió. Que palabra tan mágica.

—Bien, estaré allá en dieciséis minutos—dijo, prendiendo el motor.

Lysander no ocultó su risa cómplice.

Aquí estaré.

El Alfa no tardó mucho en llegar, casi siendo exacto a sus cálculos de llegada. Estacionó su auto y se encaminó a la casa de Lys, tocando la puerta para anunciar su llegada.

Alma erranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora