Respetada, cuidadosa y sumamente llena de paz y alegría, así describían la relación entre los famosos Asher Hawk y Lysander Fleiss respecto a su primer hijo.
Pero, la realidad, era todo lo contrario.
Lysander era muy buen actor.
No había que alarmarse, el amor y el respeto siempre estaría presente entre la pareja. El caso aquí era que desde el momento en que Lys se enteró de su embarazo, todo fue demasiado emocional. Psicológico, como lo describía Asher. Podía notar perfectamente ese quiebre emocional que presentaba su Omega. En especial cuando actuaba con normalidad frente a sus familias y la farándulas, pero en casa era diferente.
Muy diferente.
Sobreprotección, eso era. El castaño mantenía sobreprotegido su embarazo, procuraba cuidarse y estar al día con diferentes profesionales que sesionaban que su bebé se encontrase en perfecto estado. Incluso, Asher se encontraba entre sus límites. El Alfa no iba a negar que comprendió la situación y fue atento a su decisión, respetaba y cuidaba todo lo que podía para que su Omega se encontrase cómodo en casa, de no ser así, procuraba que se encontrase rodeado. No era de sorprender que se encontrara la mayor parte del tiempo en su antiguo hogar, la casa Fleiss.
Asher se sentía mil veces más tranquilo cuando dejaba a Lys en su antiguo hogar que solo en la mansión Hawk. Aparte, dentro de la familia Fleiss, Everett era el más emocionado por las visitas de su pequeño hijito. Verlo desarrollar su pequeño vientre le mataba de emoción por convertirse en abuelo junto con su esposa. Al mismo tiempo, el entusiasmo se contagiaba entre los hermanos del Omega. Su hermano mayor, Cole, se esforzaba por mantener al menos una visita a la semana, mientras que Logan y Louis, bueno, mantenían su estado de parásito.
En cuanto a Lys, ver a su familia reunida era un espectáculo bastante cómico que lograba distraerlo de su mente.
—¿Quieres comer algo, Lys? ¿Algo dulce o salado? —preguntaba Irina, su madre. El Omega sonrió desde el sofá.
—No, estoy bien—aseguró con calma—. Gracias, mamá.
Lysander había tomado el control absoluto del sofá, encontrándose recostado con una manta y la chimenea entregándole calor.
—Si antes era consentido, ahora es mucho peor—comentó Cole, observando a su hermanito desde su asiento.
—Pero ahora tiene una perfecta excusa ¡Míralo! Su pancita es tan bonita—dijo Claire, la esposa de Cole. A Lysander le alegraba tener a aquella chica cerca, era una Beta bastante amorosa y atenta a diferencia de su hermano mayor, un amargado con cara de poker.
Lys observó su vientre ante las palabras de la chica. Hace poco había cumplido cinco meses y su bebé estaba comenzando a crecer con rapidez, demostrándose en una tierna panza. Gracias al cielo no era un embarazo enorme, era lo justo y necesario para hacerte notar y no causar dolor de espalda al Omega.
Amaba su pancita.
—No lo sé, pensar que Asher tuvo que estar muy implicado en esto me repugna—comentó Logan, arrugando su nariz. El Omega rodeó sus ojos.
Siempre era lo mismo.
—Ya supéralo.
—No, nunca—negó.
Justo cuando Lysander se decidía por iniciar una nueva batalla campal con Logan, el sonido de la puerta principal abrirse los distrajo. Asher no tardó en aparecer bajo el umbral del salón.
—¿Reunión familiar? —soltó al encontrarse víctima de varias miradas.
—Oh, Asher, bienvenido—Le saludó Everett.
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Alma errante
Teen FictionLos medios noticieros se veían en un bufet de novedades al ver dos de tres de los grandes Alfas de la temporada comprometiéndose, pero ¿Qué ocurrió con Asher Hawk? ¿Por qué comenzó con una actividad altamente sexual? Nunca repetía una noche con la...