Maximiliano Fiore es el jefe de cirugía del equipo treinta y cinco de voluntarios de la asociación Save the Children. Todo el equipo está realizando su última ruta de cinco meses por las zonas rurales y aisladas de Sudáfrica antes de regresar a casa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tres semanas después
Eran menos de las seis de la mañana y ya había corrido tres kilómetros sin ninguna dificultad, me gustaba correr por las calles de Washington con el capitolio detrás, cientos de personas corrían por la acera y a los alrededores del parque igual que yo.
—Hola extraña...—Robert un nuevo vecino se emparejó a mi trote—¿Cómo amaneciste hoy?—gracias a su insistencia por una conversación me obligó a sacarme los audífonos del oído
—Todo bien...—mantuve mi paso y el no se me despego ni un centímetro, supongo que después de una respuesta así de cortante entendió que no apetece conversar, seguimos dando vueltas por la zona en completo silencio, para las siete en punto y tras una corta despedida de mano di media vuelta para regresar a casa.
Esta ha sido mi rutina en las últimas semanas: levantarse, correr, prepararme el desayuno, alistarme y salir a trabajar, regresar, bañarme, limpiar, cocinar, lavar ropa y dormir, así día tras día. Ni loca pensaba tomar vacaciones.
Se supone que hoy es mi día libre así que optare por lo común que es volver a limpiar y quizá encerar la vajilla de plata por quinta vez, Eminem trono por todo lo alto en el estéreo de la casa mientras me dedicaba a limpiar cada cuadro de loseta en el baño de visitas, en este punto mi casa fácilmente podría entrar en algún concurso de histéricos de la limpieza y llevarse el primer lugar, para el mediodía todo estaba reluciente, por dios aún faltan muchas horas para que el día terminará. Cocine una rica lasaña y me tire en el sofá, al menos con la liquidación de gastos que se establecía en el acuerdo prenupcial los abogados soltaron un buen número con varios ceros, lo primero que compre fue una pantalla de plasma de 85 pulgadas y mi amado asador, en tu cara perro, cambie los sofás, estrene una nueva vajilla y pensaba en adoptar un perro pero ya eran muchas cosas como para meter a un inocente en el torbellino que está siendo mi vida.
Eran justo las nueve de la noche cuando los párpados comenzaron a pesarme, deje mi plato en el fregadero, apague las luces y la televisión arrastre mi sistema al segundo piso hasta la habitación de invitados, ni loca vuelvo a dormir en la principal, aun no estoy mentalmente preparada para eso. A la semana siguiente del divorcio tome algo de valor y saque todas mis cosas de esa horrenda bomba de recuerdos las mude a la de invitados, menor sufrimiento, menos lágrimas.
***
El obvie del hospital estaba a reventar y no era ni medio día, señal de quealgo ocurrió, llegue a la zona de emergencias para mi rotación, por mi madre todo era un caos, heridos, traumatismos, camillas y gente de un lado a otro y mucha paranoia.
—¡¿Qué sucedió?!—una de las enfermeras rápido me paso un traje quirúrgico y colgué mi estetoscopio en mi cuello junto con mis cosas
—Choque en la quinta con múltiples accidentes, un automóvil se quedó sin frenos y se impactó con un autobús de pasajeros...
