𝐃𝐞𝐥𝐭𝐚 - ᴍᴀʀᴄᴀɴɴᴇ - [ADAPTACIÓN]

Real

Para cuando la pareja despertó, era mediodía, y el olor a comida llegaba hasta la cama que
compartían.

La abuela había cocinado suficiente para un ejército, aunque sólo serían tres los que deberían terminar toda la comida.

Darcy no llegó sino hasta que ya habían casi
terminado el primer plato, cargando una bolsa de plástico, dio un suspiro cansado, dejando su abrigo sobre el sillón antes de acercarse a la mesa.

– ¿Dónde estabas? –preguntó Marcy, cuando vio al chico acercarse hacia la cocina-comedor, para ver las ollas de comida.

– Tu amiga me debía un celular –respondió, sonrió cuando la abuela le pasó un plato con
generosa cantidad de arroz frito con kimchi.

Marcy rodó los ojos cuando entendió que su "amiga" era Luz Noceda.

– Pero me tardé más en buscar uno para ti –siguió Darcy, comenzando a comer.

– ¿Me compraste un celular?

El azabache asintió, saboreando la comida con
gusto.

– Pero no se pueden tener los celulares en la mesa, come y después te lo muestro –sonrió
con burla.

Marcy frunció el ceño.

– No me des órdenes, niño.

– No empiecen sus peleas de hermanos por los
años que no se vieron ahora -interrumpió Anne.

– Hazle caso a tu señora –dijo el más alto con una risita, ganándose una mirada fulminante por parte de Marcy y Anne.

– El que come en silencio come dos veces –dijo la abuela, los demás entendieron la indirecta y se callaron, terminando su comida.

Se irían ese mismo día a la antigua ciudad de los Wu, y por más que ofrecieron repetidas veces a la señora de ir con ellos, ella se negó.

Se despidió con el mismo cariño con que los había recibido, y agitó su mano en el aire hasta
que el auto no pudo verse más entre los árboles.

Diferente a la noche anterior, la entrada al terreno de los Boonchuy estaba cubierta de reporteros, paparazzi y gente curiosa, obligando
a Darcy a bajar la velocidad para pasar entre esa gente aguantando las ganas de pisar el acelerador con cada golpe que recibían sus vidrios polarizados.

Con la pareja sentada en los asientos traseros, Anne permaneció con una mueca molesta en el rostro, y Marcy sintió lo que casi parecía odio a la muchedumbre.

El viaje fue tan tranquilo que la pareja terminó durmiéndose, con Anne apoyando su cabeza sobre el hombro de Marcy, y esta acomodando la propia sobre la de su omega.