4 : Monstruos

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Capítulo 4







—¡Julieta! ¡Julieta ven inmediatamente antes de que termine de contar!.


Escucho los gritos de mi padre desde adentro del closet en el que estoy, no quiero salir pero entonces él comienza a contar del 1 al 10 y antes de que llegue al 10 estoy frente a él.


—Te dije que no me gusta esperar y mucho menos gritar Julieta. —me regaña y yo no soy capaz de responderle— ¡Di algo maldita sea!.


Su grito me hace temblar del miedo, no quiero que me golpeé otra vez así que le respondo.


—Lo siento padre, es solo que ya no quiero hacer los favores que me pide. Ya no quiero engañar a esas chicas para que vengan con usted, ya no quiero.


En el momento de decir la última palabra soy abofeteada por mi padre.


—¡No eres nadie para pensar Julieta, tu vas hacer lo que yo diga y si quiero que vayas por más chicas tu lo harás ok!.


Me vuelve a gritar y yo me hago bolita en el suelo.


—¡Responde Julieta!.

—Si padre, si padre yo haré lo usted diga.

—Bien, no se te olvide que tú eres la hija del diablo y que mis pecados son los tuyos. Yo soy el asesino y tu la cómplice del asesino, ambos matamos a esas chicas. Ambos somos la basura del mundo que merece ser exterminada, ambos no valemos nada. —posa su mano en mi cabeza y la acaricia— Juntos siempre hija.

—No —susurro—. No somos iguales, no lo somos.







Abro los ojos de golpe y la luz del sol me golpea con fuerza, los vuelvo a cerrar y al intentar abrirlos siento mis párpados demasiados pesados. Intento moverme pero el cuerpo me duele y siento como alguien me toma de los brazos.




—Doctora no te muevas que puedes lastimarte.



Abro los ojos de inmediato al escuchar aquella voz y me encuentro con la mirada del capitán fija sobre mi.



—¿Que tal estás doctora? —pregunta y se sienta a mi lado.

—Creo que bien, aunque... El cuerpo me duele un poco —cierro los ojos debido a un dolor en la espalda.

—Me imagino, ayer se resbalaste de las escaleras y cuando te encontramos estabas sin conocimiento.

—¿Resbalé?...

—Si, acaso no te acuerdas.



Trato de recordar la supuesta caída que tuve en las escaleras pero no me acordaba de nada, a excepción del incidente con ese tipo y la manera en que salí corriendo del consultorio. Todo era confuso, Flyyn me había traicionado, me había vendido con ese tipo.




—¿Doctora no te acuerda?... Oh es que acaso ese chivato le hizo algo, dígame; esa basura tuvo la culpa de su caída.

—No —mentí.

—¿Entonces algún otro reo tuvo la culpa?.



El capitán Jeff me mira a la cara en busca alguna pizca de mentira o duda, pero no puedo delatarlo a pesar de lo que me hizo.



—No, iba muy de prisa y resbalé eso es todo.

—Ok, si eso es lo que pasó te creo. —finge creerme y se da la vuelta— Por cierto, tu padre se comunicó conmigo y no tuve más opción de contarle lo que te pasó. Está muy preocupado por ti doctora y dijo que cuando te despertaras lo llamaras de inmediato.

HopelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora