Promesa

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Harry se despertó unas horas después por la tarde, justo antes de la cena pero aun estaba en medio de un par de pelirrojos. Era extraño como podía sentirse tan a gusto con ellos tan pronto. No era secreto para nadie en el castillo el recelo del pequeño con los demás, nadie podía tocarlo o estar muy cerca de el sin qué se tensara y pusiera nervioso.

Eso se debía a nada más que a los Dursley, nunca tubo un abrazo o una caricia mientras crecía, el único contacto qué tenia en esa casa eran los golpes cada vez que "hacia algo mal" lo cual era muy seguido. También estaba Vernon y sus... Toques, odiaba qué Vernon lo tocara más que a nada en el mundo, lo hacía sentir tan sucio y enfermo qué tenia que aguantar las ganas de vomitar.

Aún así su pequeña, inocente y dañada mente pensaba que merecía todos aquellos tratos, cada golpe, cada pálisa, cada mala palabra, cada regaño, cada... Toque, pensaba que se lo merecía. Era su culpa por ser un fenómeno, era su culpa por no hacer nada bien, era su culpa por no haber muerto con los ebrios de sus padres.

Pero aquí no parecía que nadie viera eso, todos aquí eran distintos y podían hacer magia. Nadie lo veía como algo raro ni como algo malo, nadie pensaba que era un fenómeno por hacer levitar las cosas o por hacer que algo se calera o rompiera sin tocarlo, nadie le decía que no sabia hacer nada, al contrario, muchas veces en esos pocos días había recibido varios cumplidos por parte de sus compañeros. Nadie le había dicho que debía haber muerto con sus padres, pero ahora Harry no creía que lo merecía, toda su vida pensó que sus padres eran unos irresponsables qué habían muerto por culpa de esa irresponsabilidad, pero ahora todos parecían admirarlos, todo el mundo hablaba de lo genial qué era James Potter o de lo inteligente que era su madre Lily, el no creía que realmente fuera su hijo. ¿En serio ninguno tenia un defecto? ¿Realmente era personas tan maravillosas? Le costaba creerlo, y si todo eso era cierto ¿Por qué el no se parecía en nada a ellos? El no pensaba que fuera genial o inteligente, no se creía capaz de muchas cosas y tampoco digno de muchas otras.

Harry había deseado muchas veces haber muerto con sus padres pero ahora tal vez no mereciera eso, ambos parecían personas realmente maravillosas y no se creía digno de morir con personas así. Tal vez por eso el no había muerto, por no ser digno de hacerlo.

Salio de sus pensamientos cuando sintió una mano acariciando si espalda y otra su mejilla, no se había dado cuenta de que un par de lágrimas se deslisaban por su rostro. Los gemelos habían estado despiertos todo el tiempo desde que se había dormido y cuando abrió los ojos no lo había notado. Fred y George pensaron qué aun estaba un poco lento debido a la poción pero se preocuparon cuando empezó a llorar, no sabían los detalles de la vida de Harry pero sabían que había sido mala, ambos intentaría compensar todo lo que había sufrido con creces para que no tuviera que llorar nunca.

-Tranquilo pequeño, estamos aquí- Comenzó Fred quitando unos cuantos mechones de su cabello de su cara -Nunca te vamos a dejar solo- Continuo George acariciando su espalda.

Estuvieron así un rato calmando al niño antes de levantarse para la cena, Madam Poppy había dicho que podían ir al comedor si Harry despertaba antes así que lo llevaron al baño para lavarle las manos y limpiarle la cara con un pañuelo, ambos estaban más protectores de lo ya habían estado hace días y Harry estaba aun un poco aletargado por el sueño y la poción así que la opción más viable para que el niño no fuera a caerse había sido cargarlo.

Harry no se esperaba esto pero no se opuso, se sentía seguro y protegido de alguna manera en los firmes brazos de George, así que solo se dejo hacer mientras se inclinaban sobre el lavabo para que Fred pudiera lavarle las manos y luego humedecia el pañuelo y lo pasaba por su cara para eliminar los rastros de lágrimas. Harry nunca había experimentado eso, se sentía cuidado y protegido, le gustaba esa sensación y esperaba que no terminará pronto.

Caminaron despacio hacia el gran comedor con Harry acurrucado en el pecho del pelirrojo con su serpiente entre sus brazos, fuera del gran comedor se escuchaba un gran alboroto pero nada los preparo para lo que paso después. Tan pronto entraron varios alumnos de las cuatro casas salieron disparados hacia ellos. Draco Malfoy, Blise Zabini y Theodore Nott de Slytherin, Neville Longbottom, Lee Jordán, Ron y Percy Weasley de Griffindor, Cedric Diggory de Hufflepuff y Luna Lovegood de Ravenclow, todos alterados y con la misma pregunta "¿Es cierto que te van a expulsar?" Harry aun lento y con sueño solo pudo esconderse más en el pecho y cuello de George mientra Fred se interpuso entre ellos y los demás para que se calmaran. El alboto duro un par de minutos antes de que todo quedará en silencio abrupto cuando el Profesor Snape se dirigió hacia ellos.

-¿Qué es todo este escándalo?- Pregunto firmemente, todos se habían callado para escuchar qué pasaba, incluso si hubiera hablado en su bajo tono normal todos habrían escuchado perfectamente. Snape estaba preparado para el silencio absoluto, para murmullos imtelegibles y tartamudeo desesperantes, incluso para que algunos de ellos uyeran. Pero definitivamente no estaba listo para que todos empezarán a hablar al mismo tiempo tan exaltados como antes. "No pueden expulsarlo" "Solo fue un accidente, no es justo" "No fue su culpa" "Es una ridiculez" fueron algunos de los comentarios que puedo distinguir antes de que alzará la voz y dijera.

-El señor Potter no va a ser expulsado, de no ser por su rápido actuar el señor Longbottom habría sufrido una fea fractura seguramente. Así que el señor Potter no esta en problemas, de hecho creo que su rápida acción y valentía merece 20 puntos para Slytherin. Bien hecho señor Potter - Dijo viendo a Harry qué seguía acurrucado en George pero ya no se escondía, una brillante sonrisa se formó en la cara del niño cuando su mentor le hizo un cumplido, realmente no estaba en problemas.

Con el habiente un poco más tranquilo todos se dirigieron a sus respectivas mesas para cenar, Harry esperaba que George lo bajara al llegar a su mesa pero grande fue su sorpresa al ver que aunque si lo había bajado, no había sido en el banco como pensaba, si no en el regazo de Fred para luego sentarse el a un lado de ellos. Se sintió Feliz de que no tuviera que apartarse de ellos antes de volver a sentirse ancioso al ver la mesa ¿Se le permitiría comer? El profesor le había dicho que no debía saltarse ninguna comida pero el no había desobedesido a otro profesor, pero también le había dicho que no había hecho nada malo pero no sabia si los demás profesores pensaban lo mismo, en especial Madam Hooch.

Nuevamente sus pensamientos fueron interrumpido cuando George puso un plato con pure de papas y estofado de cordero frente a él, también tomo la cuchara con un poco de pure y verduras del estofado y se la ofreció. Se sonrojo fuertemente y pensó que se burlaran de el por parecer un niño pequeño, pero nadie comento nada, nadie se burlo o dijo algo despectivo así que tomo la cucharada y se acomodo más en el regazo de Fred mientras George lo alimentaba. Todos estaban sorprendidos por aquello, los demonios pelirrojos, los amos de las bromas, los gemelos problema parecían tan serios con Harry. Nadie en el mundo se habría fiado de ellos pero el niño era tan inocente y puro y se veía tan contento.

A mitad de la cena el pequeño se quedo dormido, había comido lo suficiente así que no lo despertaron y terminaron de cenar. Lo cargaron de vuelta hacia las mazmorras mientras George se dirigía a la habitación del pequeño y tomaba su pijama para volver con su gemelo quien había sacado su varita y juntado ambas camas. Lo cambiaron con mucho cuidado de no despertarlo y se acurrucaron con el en medio como en la enfermería. Apagaron las luces y se taparon con el cobertor mientras abrazaban a su pequeña serpiente, se miraron fijamente, las cicatrices en la espalda, pecho y brazos de su niño estaban casi desvanecidos por completo pero aun eran visibles para ellos, aparentemente su niño había sufrido más de lo que habían imaginado, sin decir palabra sabían que de ninguna manera dejarían a Harry solo de nuevo, jamás dejarían qué alguien le volviera a hacer daño, primero tendrían qué pasar sobre sus cadáveres y ellos no caerían sin pelear. Eso era una promesa

EN SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora