Memorias

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Una brisa fría y húmeda soplaba por los alrededores, el cálido viento veraniego no se veía por ningún lado y el sol brillante era opacado por las nubes espesas de tormenta otoñal. Hace apenas dos meses Harry estaría sufriendo la fria humedad de la alacena debajo de las escaleras en Privet Drive, hoy si embargo, se encontraba enmedio de un par de cálidos pelirrojos, cubierto con un suave edredón en una mullida cama. Recibía tres comidas al día, tratamiento para sus heridas y fisioterapia para restaurar su cuerpo. No había estado más feliz en su vida, pero su felicidad era opacada por una cosa.

Faltaban poco menos de dos semanas para Halloween, la noche en que sus padres habían muerto, la noche en que había quedado huérfano, la noche en que Voldemort había sido desterrado y la noche en que había sido condenado a la casa de los Dursley, y no sabia como sentirse al respecto. Antes solo había deseado con todas sus fuerzas haber muerto con ellos, o que almenos uno de ellos viviera para que estuviera con el pero ahora era distinto. Según lo que todos los profesores decían eran personas buenas, personas que se preocupaban por su futuro tanto como para morir por el, era realmente triste qué alguien tan bueno tuviera un final tan repentino y solamente por el.

Harry estaba acostumbrado a ser culpado incluso del mal clima y su conciencia aun lo atormentaba, si no hubiera nacido o si sus padres lo hubieran entregado seguirían con vida, podrían perseguir sus sueños e incluso tener hijos qué no fueran tan inútiles y malos como el, pero eso nunca podría pasar y Harry se culpaba por ello.

El ánimo del niño de por si ya tímido se había opacado un poco por esos sentimientos, el cambio en el pequeño no había pasado desapercibido para nadie. Los gemelos y Severus eran los más afectados por ese cambio, no sabían a que se debía y por más que intentaban consolarlo no podian mejorar su humor.

La razón llego a Severus una noche de sábado, como ya era costumbre qué el niño pasara con el fin de semana se encontraba esperándolo en sus habitaciones, el mismo se encontraba más malhumorado de lo normal por el inminente aniversario de la muerte de Lily.

Mientras esperaba la llegada del niño contemplaba una vieja foto de Lily y de el cuando eran niños, se sorprendio al descubrir qué el dolor en su pecho no era tan intenso como en años anteriores y la soledad abrumadora qué parecía consumirlo cada vez más al pasar el tiempo se había disipado un poco. No tubo mucho tiempo de reflexionar cuando la puerta se abrió dejando entrar a un niño y su muy familiar peluche de serpiente bajo el brazo.

Los gemelos se despidieron del pequeño y de su profesor y se retiraron a su propia habitación. Severus sacudió todo pensamiento deprimente y se volvió hacia el niño sentado en su sillón justo frente a la foto de su madre, la expresión de Harry era triste y de añoranza. Se golpeó mentalmente, era claro que el niño extrañaba a sus padres y por eso se sentía triste. Se sintió aliviado de saber que era lo que pasaba con su pequeño pero también se sintió inútil por no poder hacer nada al respecto.

No podía traer de vuelta a los Potter y no podía curar las heridas sentimentales y mentales del chico como si fueran un hueso roto, lo único que podía hacer era acompañarlo y consolarlo. Lentamente para no asustarlo se sentó al lado llevándolo a su regaso y tomándo nuevamente la foto en sus manos.

-¿Te gustaría que te contará como conocí a tu mamá Harry?

El niño volteo a verlo con ojos brillantes por saber sobre su madre, su tía siempre decía que no era más que un fenómeno y que se merecía haber muerto por serlo. Escuchar a alguien hablar de ella con tanto cariño y nostalgia le gustaba. Se acurruco en el regaso del mayor escuchando atentamente mientras relataba la historia de como conoció a su madre.

-Yo vivía a un par de calles de donde ella vivía, mi padre era un muggle y mi madre era una bruja- Comenzó a hablar severus, no estaba seguro de contarle los detalles de su vida hogareña a Harry pero presentía qué sería bueno para el niño. Tal vez si el se abría a contar lo sucedido con su padre, Harry en algún momento podría hacer lo mismo con lo ocurrido en casa de los Dursley.

EN SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora