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Cuando sale del baño con mi ropa, sonrío notando como se mira a sí mismo en el espejo.

Ya no tiene el maquillaje que usaba en el rostro, y es aún más guapo así.

—¿Cuánto te costaron estos harapos? —me pregunta mirándome y yo me levanto ofendido.

—Esto me costó casi la mitad de mi sueldo mínimo, quítatelo si tan exigente eres.

Lo detengo con mi mano, porque si se quiere quitar la camiseta.

—No es literal, Nanon.

—Bueno, no tengo muchas más opciones para usar —dice sentándose en la cama.

Es tan malagradecido.

Actúa como si yo tuviera alguna obligación de hacer todo lo que estoy haciendo por él.

—¿Ahora vas a decirme qué haces acá o quieres que te prepare algo de comer también?

—Me gustaría...

—No es literal —repito sentándome a su lado— no soy tu sirviente.

—Vestirías mejor si lo fueras.

Abro la boca, señalándolo con un dedo.

—No le puedes decir esas cosas a la gente, y menos a la gente que te está ayudando, tú  necesitas un filtro en esa boca.

—Ofrezco mis disculpas.

—Las acepto, pero no te voy a cocinar, así que  cuéntame.

—Puedo resumirlo, no quise casarme con la hija de Kefrén.

—¿Es todo?

—Yo era muy joven, y mi sociedad consideraba al matrimonio un trámite burocrático importante, un faraón podía tener muchas esposas, incluso sin conocerlas, pero ella, la hija de Kefrén, era la indicada para tener a nuestros hijos adelante en la línea de sucesión —dice antes de suspirar— yo desperté un día y les dije que no lo haría, ¿que podrían hacer al respecto? ¿matarme?

Niego con la cabeza.

—No me mataron, porque soy un hijo del Dios Ra, pero estoy maldito —agrega riendo— Kefrén logró pedirle ayuda a la Diosa Isis y ella me lanzó una maldición, así que ahora, cada 200 años, tengo la oportunidad de despertar en luna llena, para demostrarle a Isis que se equivocó.

—¿Demostrarle qué?

—¿Quieres saber porqué decidí no casarme?

—¿Por qué? —pregunto interesado.

—Porque conocí a un chico que me amaba.

—¿Lo amabas tú?

—No —responde mirando mis ojos— pero si en algún momento decido unir mi vida a la de alguien, eso es lo que debo sentir.

—Amor.

—Sí —afirma sonriéndome— tengo 30 días para encontrar a esa persona, porque Isis estaba equivocada, y yo no merecía perder mi vida solo por creer en el amor.

Lo miro en silencio, porque suena a la mejor historia de amor del mundo, hablo de que, estuvo buscando a esa persona por miles de años, y eso es lindo.

Siempre he sido un adicto al romance, aunque esas cosas no me pasan a mí.

Mi ex novio no podía venir a verme al trabajo porque le "quedaba muy lejos", pero Nanon ha estado en diferentes espacios de tiempo, para poder ver a quien seguramente será la persona más afortunada del mundo.

—Espero que le encuentres esta vez, a él o ella.

—Lo espero también.

—Puedes quedarte acá, creo que necesitas ayuda, porque el mundo cambió en los últimos 200 años.

—Gracias —responde sonriéndome, y su voz suena más suave ahora— ¿Quieres decirme tu nombre?

—Ohm —digo levantándome— voy a hacerte de comer, ya está amaneciendo.

No soy un sirviente, pero no ha comido hace cientos de años, así que puedo hacer esto por él.

El faraón || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora