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OHM

Mi vida no se parece a cómo se veía en mi mente cuando era un niño.

Mientras leía los textos de historia que amaba, soñaba con ser un gran historiador, aunque tenía otras opciones, como ser arqueólogo, o  antropólogo.

Bueno, eso no pasó.

No acabé la universidad aún, y trabajo en una tienda de recuerdos, frente al museo.

Los únicos restos que tengo frente a mí, son los de las cajas que he abierto, para hacer el inventario.

Odio hacer el inventario.

En realidad, odio trabajar.

Es viernes, y faltan ocho minutos para la medianoche cuando salgo de la tienda.

La calle se ve silenciosa y fría, como acostumbra.

Odio el frío.

En realidad, odio el calor también.

Mis labios están temblando por el viento, y miro a ambos lados de la calle, tratando de encontrar un taxi, pero no hay uno.

No es por la hora, es por mi suerte.

Es que nunca hay un taxi cuando yo lo necesito, porque la vida me odia tanto como yo la odio a ella.

Es mutuo.

Miro a la derecha, odiando mi ubicación geográfica.

Hay más de 40 cuadras que me separan de mi horrible departamento.

Debo los dos últimos meses de alquiler.

La luz de la luna llena está alumbrándome la cara, y a pesar de todo, la noche se ve particularmente hermosa.

Meto las manos en mis bolsillos y avanzo por la acera, pero antes de doblar la esquina, veo los destellos dentro del museo, a través de algunas de las ventanas.

Soy demasiado chismoso, quiero ver si están preparando alguna nueva exhibición.

De todos modos, no voy a dormir pronto.

—¿Ohm?

—Buenas noches, señor Dickens —digo haciendo una reverencia.

Él cuida el lugar por las noches, hemos pasado varias de ellas, conversando.

—¿Recién te vas a casa?

—Apenas acabé el inventario —le explico dando un paso adentro— ya sabe que amo pasar por acá.

—Puedes entrar si quieres, pero no toques nada.

—Ya lo sé, gracias —respondo sonriendo y doy pasos rápidos a la puerta.

Conozco este lugar muy bien, porque vengo continuamente.

Voy a través de los pasillos, buscando algo extraño que se relacione con lo que vi, pero todo está en su lugar.

No quiero haber caminado por nada, así que me adentro a la zona egipcia, porque es mi favorita.

Creo que no hay nada más fascinante que esa cultura.

Mis pies se detienen, porque al lado de la estatua de Nanon, está su sarcófago y hay algo diferente.

Lo diferente es que está abierto.

Volteo a todos lados, con miedo, arrepentido de entrar.

Es obvio que lo han robado y van a culparme a mí.

La cárcel sería solo un check más en la lista que tengo de cada problema estúpido en el que me he metido.

Nada en la vida puede salirme bien.

Me acerco y cierro eso de nuevo, con cuidado.

—No creo que revisen a diario si sigues aca, ¿verdad, Nanon?  —le pregunto a la estatua, con una risa nerviosa.

Doy una media vuelta rápido, para ir a la salida, no tan de prisa o creerán que escapo y es justo lo que hago.

Creo que voy a lograrlo, pero casi al final del pasillo, siento una mano agarrando mi hombro.

Cierro los ojos, tratando de encontrar las palabras correctas para explicarlo.

—No lo robe, lo juro, no sabría como sacarlo de aquí, yo no soy tan listo —digo desesperado, hasta que siento esa mano en mi pecho, agarrando los audífonos que siempre tengo colgados en mi cuello.

—¿Qué es esto? —pregunta suave.

Me animo a mirar y nuestros ojos se cruzan apenas abro los míos.

—No me jodas —susurro entre dientes, incapaz de creer lo que veo.

¿Qué posibilidad hay de que este no sea un sueño en el que estoy hablando con un jodido faraón que enterraron hace miles de años?

Mi favorito, de hecho.

Creo que no es paciente, porque no respondo y él enfoca su mirada en la puerta de salida.

—Oye —le digo al ver que empieza a alejarse.

—Necesito buscar a alguien —responde sin mirarme— todo ha cambiado mucho en los últimos cientos de años.

—¿No te moriste hace como tres mil?

—¿Luzco muerto? —cuestiona alto y niego con la cabeza— Cada vez que regreso, todo es más complicado.

Aún tengo la boca abierta, porque no puede ser real.

—¿Realmente estás acá? —pregunto acercándome— ¿Por qué?

—Es una larga historia, ¿tienes tiempo?

Asiento rápido, porque mi otra opción era ver una serie todo el fin de semana.

El faraón || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora