Cuando me acerco a la mesa en el centro por un trago, y volteo a ver a Nanon en el sillón de la sala, ya hay alguien junto a él.Estuvo toda la semana pensando que no encajaría en la fiesta, pero solo me he alejado un poco y los hombres están cayéndole.
—Él va ser popular acá —dice Toey parándose a mi lado y yo lo miro.
—Eso veo.
—¿De dónde lo sacaste?
—¿Disculpa?
—No quiero ofender, Ohm, pero es extraño, parece que viene de otro planeta.
—¿Por qué es gracioso? —le pregunto a la defensiva al oírlo reír.
—Es tonto —susurra cerca de mi oído.
—Nanon no es...
—Y es bastante rápido —agrega señalando adelante y veo que se está yendo al patio con el chico que estaba hablándole.
Tengo un nudo en el estómago, que me obliga a callarme, pero no me muevo, ya sé que eso es lo que quiere.
Quizás le gusta, quizás es la persona que está buscando, yo no tengo el derecho de meterme en su vida.
Pongo la cerveza en mi boca, y me apoyo en la pared.
—¿Quieres bailar? —me pregunta Toey, y niego con la cabeza.
Agradezco que se aleje.
No sé porqué me está afectando, si yo sabía que él tiene que conocer a alguien.
Estuve tan cómodo pasando tiempo con él, en todos estos días, siguiendo una rutina, que había olvidado la razón por la que está acá.
Disfruto mucho de pasar tiempo juntos, que me acompañe al trabajo, comer juntos, enseñarle cosas, verlo mirando películas, y... soy tan idiota.
—Yo no le gusto —digo al aire.
Ya lo sabía, pero supongo que necesito escucharlo.
Seguramente besará a ese chico, y se enamorará, se quedará con él, van a casarse, adoptarán niños y tendrán un labrador en el jardín de su casa en el centro de la ciudad.
—Ohm —dice Nanon cerca de mi cara, y noto que está a mi lado— ¡La música está muy fuerte!
Lo toco para asegurarme de que no sea el alcohol, y sí, es real.
—Fui a orinar —agrega jalándome a la cocina, porque está más silencioso a ese lado— un chico allá me preguntó si quería ir afuera y yo le pregunté para qué, él mencionó que el baño estaba vacío, y recordé que no hice pis en casa.
—Creo que no entendiste.
—Quiso entrar conmigo —me cuenta empujándome a la silla, y se sienta sobre mí— le dije que tenía que esperar afuera, que muchacho tan raro.
—Las personas en las fiestas, no quieren acompañarte afuera precisamente para usar el baño.
—¿Y qué quieren?
—Hablar contigo, estar a solas... para besarte, y tal vez conseguir algo más.
Bajo mi mirada a su cuerpo, porque se acomoda y me pone nervioso por la fricción.
Tengo la mente un poco loca, porque he estado tomando.
—¿Algo más? —pregunta acercándose a mi cara.
Nanon ha estado tomando un poco también, puedo sentirlo en su aliento.
—Algo más.
Suspiro, mirando sus labios, porque quiero besarlo tanto.
—Ohm —dice Toey acercándose de nuevo y siento las uñas de Nanon clavándose en mi espalda— ¿Quieres ayudarme a traer más cervezas del congelador?
—No —le responde él, agarrándome más fuerte.
Me levanto, y lo muevo con cuidado, porque son solo unos pasos.
—Quédate acá, no voy a tardar —digo en su oreja y camino al depósito con Toey.
Creo que no se agradan.
Son solo dos minutos, ¿qué podría pasar?
Todo.
Lo compruebo cuando regreso, y Nanon ya no está.
Volteo a mi alrededor, para buscarlo y lo veo abriendo la puerta que da a la calle, así que esquivo a la gente para llegar a él.
—Non —le digo ya afuera, pero no voltea.
Se para en la acera y levanta la mano para detener a uno de los taxis que están pasando.
—Non —insisto acercándome.
Él sube sin responderme, así que subo también.
—¿A dónde? —pregunta el conductor y él se apoya en el asiento cruzando los brazos.
—Al departamento de Ohm, por favor.
Aclaro mi garganta, para darle la dirección, porque voltea hacia mí, con clara confusión.
—Non —susurro bajando la cabeza, para cruzar nuestras miradas, pero él mira a la ventana.
Está molesto realmente.
No se dirige a mí hasta llegar, y resoplo porque apenas reconoce el edificio, se baja, dejándome ahí.
Camino más lento, porque lo veo entrar y ya está seguro ahí.
Nunca se había enojado conmigo antes.
Subo por las escaleras y está parado en la puerta porque no tiene las llaves.
—¿No vas a hablarme? —le pregunto abriéndole y entra en silencio, así que agarro su muñeca apenas pongo el seguro y estamos solos.
—Ve a hablar con ese chico, el pueblerino común y pobre.
—Nanon, no puedes decir eso, es...
Me detengo, porque tiene sentido que lo diga.
Él pertenecía a la cúspide de una sociedad que marcaba una gran diferencia entre sus clases sociales.
—¡Te fuiste con él! —grita soltándose y va a la cama.
—Di literalmente cinco pasos lejos de ti, y estás gritándome por eso.
—Ya le había dicho que no, Ohm.
—¡Deja de actuar como si pudieras manejar mi vida! —digo cerrando los ojos, porque me lanza la almohada a la cara— ¡Dejaste de ser un rey hace miles de años!
—¡No-me-grites!
Veo por la ventana, la tormenta que empezó afuera.
—No voy a darte la razón, incluso si destruyes el mundo con tus... poderes mágicos.
Lo veo juntar sus puños, y siento el piso moviéndose.
—Está bien —digo levantando las manos en señal de paz— tienes razón, por favor no destruyas nada.
Él baja la mirada y se sienta, abrazando uno de los ositos que me pidió comprar.
—Las personas te piden salir de las fiestas para estar a solas, porque quieren algo más, Ohm.
—Fueron cinco pasos —susurro sentándome cerca y agarro su rostro— no tengo interés por "algo más".
—¿No lo tienes? —pregunta mirando mis labios.
—No.
Mis emociones se mezclan porque se acerca en silencio a mí y choca su boca con la mía, por dos segundos que se sienten interminables.
Coloco mi mano en su cuello y lo acerco de nuevo cuando se aleja, para besarlo yo.
Su respiración irregular cuando me alejo, es adictiva, y lo apoyo en la cama, subiendo sobre él.
Le entregaría mi vida entera para que la gobierne si quiere, si a cambio puedo tenerlo así, porque estoy loco por él.

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El faraón || Ohmnanon
FanfictionUna maldición devuelve a Nanon a la vida cada 200 años, y tiene un mes para romperla.