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—¡Carajo!

Un golpe seco sonó en el salón.

Todos miraron hacia el causante de tan estrepitoso sonido, dando con el asiento del Hashibira.

—¡¿Cómo que 59?! ¡Pasamos con 60! ¡Regálame un maldito punto! —gritó enojado.

Ese día habían recibido las notas del primer «quiz» de matemáticas.

El maestro salió por un momento para buscar algunas cosas que se le habían quedado para seguir con la clase, así que tan pronto lo hizo, Hashibira-san explotó.

—Jeje, saqué 80. Eres muy malo —dijo la joven de ojos azules que estaba a la izquierda del Hashibira.

—Cierra la boca, vieja bruja.

—Jojojo —rio ella de buena gana.

Al parecer Kanzaki-san y Hashibira-san habían entablado algún tipo de amistad-odio.

Frente a ellos el rubio que normalmente hablaba mucho, estaba callado.

—¿Por qué tan callado, Zenitsu? —provocó Kanzaki-san.

—... me niego a pensar que saqué menos que Inosuke.

—¿Oh?

—¿Cómo? —Kanzaki-san se sorprendió.

La de ojos azules y el de ojos verdes se acercaron a él y espiaron indiscretamente su nota.

57.

—¡Jajajaja! ¡Te gané! —gritó y rio escandalosamente Hashibira-san.

—Perra escandalosa, tenías al lado a Aoi-san. Lo obvio es que le copiaras.

Hashibira-san no le dijo nada, solo abrió su mano izquierda hacia arriba y la extendió bien, luego, su dedo índice señaló el centro de la mano.

—Salta aquí.

Sapo, le dijo sin decirlo.

—Hijo de-

Mientras Agatsuma-san y Hashibira-san empezaban una pelea entre ellos, Tanjiro mira hacia su compañera de puesto.

—¿Qué nota sacaste, Tsuyuri-san? —preguntó algo preocupado.

Si bien conocía que Tsuyuri-san era una buena estudiante, ella siempre se dormía en matemáticas.

La de ojos lila-rosados lo miró un segundo. Lo miró sin expresión un par de segundos y luego le mostró su nota:

¡¿Noventa y seis?! —pensó sorprendido. No lo gritó por mera fuerza de voluntad.

Él había sacado 76.

Tsuyuri-san sonrió satisfecha y alzó sus dedos índice y anular, haciendo el símbolo de amor y paz.

La escena fue tan tierna y linda como humillante para su orgullo como estudiante, no bueno, pero no malo.

—Eso... felicitaciones, Tsuyuri-san.

Le sonrió algo incómodo y luego sacó un dulce de su bolso, ofreciéndoselo en el acto.

Ella lo miró con curiosidad, pero tomó el dulce.

—¿... gracias? —dudó, pero lo dijo.

Su expresión seria de siempre se había vuelta una dudosa, pero tras confirmar que había dulce dentro de la envoltura, su rostro volvió a ser el de siempre.

—Oye, yo también saqué más de noventa.

Tanjiro miró al frente, hacia la joven que al inicio de clases le habló de la petición del Hashibira para cambiarse de puestos.

—Taira-san

Ella era Taira Tokie y hasta el momento era la mejor estudiante del salón.

—¿Me darás un dulce? —preguntó al tiempo que le mostraba su calificación perfecta, un 100.

—Pues, claro.

No sabiendo cómo reaccionar ante la repentina petición de la guapa e inteligente compañera de al frente, Tanjiro cumple con lo que ella le pide.

Sin embargo, en su afán terminó sacando y dándole dos dulces en lugar de uno.

—Doble ¡bie~n! —cantó y sonrió alegremente, luego volvió a ver hacia adelante.

Tsuyuri-san durmió por el resto de la clase.

[ • • • ]

—Por favor despierta.

Tanjiro, como ya se había acostumbrado, llamó a la joven dormilona que se sentaba a su lado.

—Ya nos vamos, Tsuyuri-san.

La sacudió un par de veces, pero parecía no despertar.

¿Qué hago? —pensó mientras veía a sus compañeros salir del salón.

—Kamado-kun ¿ya te vas?

Su mirada roja se dirigió hacia la joven a quien le dio dos dulces ese día, Taira-san.

—Sí, pero Tsuyuri-san no quiere despertar.

—¿Y la esperas para irse juntos? —preguntó ella, a lo que él asiente—. Entiendo. ¿Y si la dejas dormir? El encargado podrá despertarla. Vámonos juntos.

—¿Pero... no vives hacia el lado contrario? —empezó, pero un sonido repentino hizo que mirara hacia la estudiante que hacía nada él intentaba despertar. 

Tsuyuri-san se puso de pie en un instante y muy rápidamente guardó sus cosas.

—Vamos —imperó sin verlo a él ni despedirse de su compañera.

—¿Qué? Ah, sí. Nos vemos mañana, Taira-san —dijo apresuradamente y le sonrió.

—Mm, nos vemos mañana.

Al oír su respuesta, camina tras la afanada Tsuyuri-san.

No le preguntó nada porque no era la primera vez que hacía algo parecido, sin embargo...

¿No estaba dormida? —cuestionó en su mente.

Respuesta no tendría, pero todo era bastante raro.

Por favor despierta, Tsuyuri-san - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora