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—¿No fui muy engreída? —susurró, viendose en el espejo de su baño.

Llevaba tiempo suponiendo que ambos se llevaban muy bien, como amigos.

—¿Él es como mi secretario?

Puso ambas manos en su cara y se dio varios golpes suaves.

—Tonta, tonta, tonta. Kanao tonta. ¿Y si a él le molesta que piensen eso?

Todas las variantes posibles acerca de su amigable relación ya habían sido calculadas por ella.

O eso quería creer.

—¿Por qué pregunto que si podía?

Su cara, rojísima por el solo hecho de recordar eso, acompañaba su corazón que no había parado de latir.

—¿En verdad quiere? ¿Lo querrá? No, él no pensaría así...

Fregó varias veces su cara con agua y luego asintió.

—Habrá querido preguntarme por qué lo besé esa vez. Quería una forma de conectar el tema, no besarme. Eso, así es.

Asintió varias veces más.

Luego solo se examinó.

Miró sus ojos lila-rosados, sus mechones negros, sus labios...

—Tonta, tonta, tonta. Kanao tonta.

Detuvo su tren de pensamientos y suspiró.

—Otra vez...

Negó, negó.

—No. ¿Él por qué lo haría? A alguien como Tokie-chan quizás, pero yo... ¿a mí?

Negó, negó.

—Pedirle luego de todo lo que hecho, descartado. Sí.

Ella sabía que era una persona rara. Y, bueno, tenía sus motivos.

¿Por qué un joven tan bien portado como el Kamado aceptaría besarla si ella se lo pidiera? ¡No había motivo!

Además, el solo hecho de pedirlo daba pena. Esas acciones eran solo reservadas para parejas.

Ella se volvió a examinar en el espejo.

—¿Y sí...?

Negó, negó. Y se quedó negando ese simple pensamiento toda la noche.

No había motivo para que una buena persona como Tanjiro aceptara ser su pareja solo para darse un beso.

—O dos —susurró, acostada en su cama.

Luego negó y negó.

—Tokie-chan me habrá contagiado. No puedo pensar más en eso.

Y pensó más en eso.

[ • • • ]

Ese día era sábado.

En búsqueda de un cambio de aires, Kanao terminó saliendo a divagar por la ciudad, una manía que había adquirido luego de salir a espiar gente con Tokie-chan en primero de secundaria.

Para entonces había sido una manera de distraer a una llorona Tokie-chan, pero hoy día era la forma de distraerse a sí misma.

Al pasar cerca de un parque infantil, pudo observar a un grupo de niños jugando en la resbaladilla.

—Señorita usted es muy linda.

Una suave voz llegó desde su lado derecho, a donde miró para dar con una niña ofreciéndole una flor.

Por favor despierta, Tsuyuri-san - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora